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miércoles, 17 de junio de 2015

Versos en rama

Boca que tiembla, ojos que callan,
Llantos de lluvia color de agua
Gotas de amor que se derraman
Y que se arrollan entre las ramas.

De las ramas de los versos
Se derraman unas gotas
Gotas del dolor intenso
De un alma que está rota.

Rota por fuera
Muerta por dentro
Sangra la rama
Que daba versos.

Llueve
Llanto
Grita 
Alma
Calla
Hiere
Muere
Y mata



Corrió una gota sobre la rama y de su agua brotó un verso.



jueves, 11 de junio de 2015

A tu mata de pelo

A tu mata de pelo enroscada en mis dedos mientras dormías


Tu mata de pelo negro
Del negro del azabache
de tus pestañas quietas
Que guardan ferozmente
Dos gemas inquietantes
De color agua amarga;

Dormías a mi lado,
Al lado de mi cara,
Cama de colchón de mies,
Con perfume  a azahar
A tomillo y a romero
A canto de la cigarra.

Tu mata de pelo negro
Contrastaba con tu piel
Piel de color de leche
Leche de coco y canela
Sudor a limón y sal;
No quise despertarte.

Enroscaba con pereza
Las caracolas finas
De tu larga melena
Mientras tú dormías
Y que tu pelo siguiera
Haciéndome cosquilla, 


Aquella noche aciaga
En la que tú y yo yacimos,
Retorciéndose tu cuerpo
Y tu melena suelta
De tirabuzones negros
Envueltos en tormenta.










miércoles, 3 de junio de 2015

L'oubli

Je me meurs lentement 
De souffrance et de peur
De te perdre
Tu m'oublies, tu me laisses
Ici seule
Et je meurs de tristesse
Les sanglots se défont 
Dans la gorge
Et mon coeur dégoûté
Se débat dans sa fosse
Et je crie, et je gueule
Comment c'est d'oublier???
Je t'en supplie, ne m'laisse pas
Aime-moi!
Et je pleure, et je meurs
De souffrance et de peur.
El l'abîme de la peine
Me fait proie et m'engouffre
De sa haine
Je ne suis plus
Je fus presque
Une fois
Et je pleure, et je meurs
De tristesse et de peur... et d'amour.

domingo, 31 de mayo de 2015

La luna y el beso

La luna vela tras vellones de seda,
Vellones de seda que cubren el cielo.
Y yo, despierta, me dirijo a ella,
Por culpa de la necesidad de un beso.
Luna, lunera, que no he de besarlo
Le cuento a la dama de rostro velado,
Mas noche tras noche dormida apenas
Con su requerimiento a mí me desvelan
Aquellos labios que no he de besar
Mas a mi pesar por besarlos muero.

Dama velada de pálida tez,
A ti, señora, yo me encomiendo;
A golpes de tus haces de plata,
Haz que se desvele mi enemigo
Y que se dirija al campo de batalla
En este mi lecho hecho de seda;
Que han de recibir su justo castigo
Aquellos labios que me acibaran
Y que luego de catar mis besos
Ya nunca más me olvidaran.

La luna vela tras vellones de seda
Y yo me desvelo con jirones de sueño,
Sueños que fabrica mi alma maldita
Con el recuerdo inventado de tu cuerpo.
Nunca sabré a qué saben tus besos,
Lo sé, lo intuyo, lo entiendo, lo acepto.
Y sin embargo nada hay cada día
Que me persiga con más anhelo,
Nada hay en el mundo que más deseo
Que el que tú me ames como yo te quiero.





jueves, 28 de mayo de 2015

El humo de las amapolas

El humo de las amapolas huele a jazmín marchito y a barco de vela,
A puertos lejanos, a ola, a resaca, a mar, a luna, a noches en vela.
El humo de las amapolas huele a almizcle y a sexo,
al vello de tu pubis en el que me refugiaba
Y con el que rellenaba frascos de recuerdo.
El humo de las amapolas huele a risas y a sueños,
A terrores nocturnos, a lágrimas, a euforia,
Al algodón de azúcar que dejaba la piel desnuda pegajosa.
El humo de las amapolas huele a soledad.
El humo de las amapolas huele a rímel que se corre,
A carmín de labios inseguros, a pieles que se demacran
A miradas que se arrastran.


El humo de las amapolas huele a tu adiós y a mi ausencia.





domingo, 17 de mayo de 2015

Tocan a muerto

Doblan campanas,
Tocan a muerto,
Tres golpes blancos,
Tres golpes negros.

Di, pregonero,
Di por quien tocan.
Por el lucero,
Murió al alba;

Por la alondra
Que esta mañana
Calló su canto
Y rindió el alma.

Yace su cuerpo
Cerca del río,
Muerta la alondra
Cesa el trino.

Por la fruta
Que cuelga en rama,
Por fuera seca,
Por dentro mala.

Por el amor
Que se tenían,
Ella lo amaba
Y él la quería.

Y una tarde
La dejó sola,
Seca por dentro,
Muerta el alma.

Del himeneo
Hasta la fosa,
Como epitafio
"Me voy con otra".

Muere el estío
Se acaba el tiempo.
Pronto me iré,
Queda el recuerdo.

Siembra el yermo,
Brinda con vino,
Muere el verano,
Adiós te digo.

Por los besos
Que no te he dado,
Tres golpes negros,
Tres golpes blancos.



(Ejercicio de creación poética)

lunes, 11 de mayo de 2015

El nadir

A quienes como yo vagaron por el nadir


Quienes como yo vagaron por el nadir,
La sinrazón nos desterró a su arrabal,
Y arrojados lejos de la zarca bóveda,
Hundimos nuestro humor en el negro tarquín
De camino hacia el sino del abencerraje
Ignorando el porqué de tan funesto fin.
Aquellos monfíes decidimos regresar
Y encaramándonos al alambor
Que cerca la negra hondonada,
Nos zafamos con nuestras garfas.
Erramos ora por la algaida,
Ora por los zacatines,
Anhelando un zaguán
Que nos cobije en las horas
En que el astro alcance el cenit
Que tras vagar por el nadir,
La luz que nos calentaba otrora
Nos hiere y nos encandila ahora.


(Ejercicio de creación poética)



viernes, 1 de mayo de 2015

Tóxicas

"Solía pensar que lo peor en esta vida es acabar solo. No lo es. Lo peor en esta vida es acabar con gente que te hace sentir solo". (Robin Williams)

Me quejé ayer a mi marido por la falta de ideas para escribir. ¿Por qué el escribir no puede fluir siempre con el mismo caudal de inspiración? Cuando se seca el río, me desespero. Le comenté que barajaba dos temas, las cicatrices y los tóxicos, temiendo que lo segundo le pareciera una idea estúpida. Pero me animó a que escribiera sobre tóxicos y aquí estamos.



Tóxicas (primera parte)


Pongámonos en situación. No podría explicarlo mejor que la cita de Robin Williams. Estás en medio de un grupo de personas que vale, que son conocidas, incluso familiares, pero te sientes incómodo, en tensión, te cuesta sonreír, sentirte a gusto, hablar de tus cosas, sólo esperas la siguiente pulla, el próximo desaire que te planten, ese gesto desleal y gratuito que te tuerza el día. Estás ahí pero para ti es un suplicio. ¿Mi consejo? Sal de ahí por patas. ¿Si te dieran la opción de luchar contra un tumor extirpándolo o tomando aspirina, lo dudarías? Pues aquí tampoco cabe la duda. No pierdas ni un minuto más de tu existencia con ese tumor. No es algo que vayas a poder sanar. Al contrario. No esperes a que se haga metástasis.
No tienes la culpa de nada. Ahora mismo eres tu mayor aliado y no hay ninguna explicación que dar. Sólo tienes que preocuparte por tu bienestar. Después de algo así, eres lo único que debe importarte. Preocúpate por ti, es la única manera de recuperarte. Una vez que estés bien, tendrás tiempo de preocuparte por otras cosas.
Habrá un tiempo en que te encuentres mal física y psicológicamente y mi consejo es que empieces a salir con otra gente. No rehuyas una invitación, una mano que se te tienda. Verás  que en cuanto empieces a frecuentar a otras personas aquello ya no te parecerá normal. Normal es que la gente te hable, te salude, te sonría, te pregunte por tu día a día, que le importe lo que tienes que decir, lo que te pasa, tanto lo bueno como lo malo, que te busque para compartir un ratito de charla contigo, un café, un cigarro, que te escuche y que opine, que aprecie tu compañía, que te saque una carcajada; lo normal es rodearte de gente a la que importas. Y créeme, en cuanto te extirpes el tumor, conocerás a gente, mucha gente que sin pretenderlo, te hará cambiar la perspectiva y conseguirá que vuelvas a sentirte bien, a gusto.
Cuenta lo que te ha pasado. No te lo calles. No es algo de lo que debas avergonzarte pues no has hecho nada. Cuéntalo para que la gente que te quiere sepa por lo que has pasado y te pueda ayudar. ¿Dudarías en darle tu apoyo a una persona a la que quieres y que lo estuviera pasando mal? Pues ahora toca que te apoyen a ti y te ayuden. Deja que otros te ayuden y se preocupen por ti. No estás solo.
Sólo te debes a la gente que te quiere. A nadie más. Las únicas explicaciones, el único diálogo que está legitimado es el que mantienes con gente que te quiere, te respeta, te aprecia, que desea lo mejor para ti, que procura no hacerte daño y cuyo punto de vista crítico es el único del que te puedes fiar. ¿No has tenido suficiente discursito tóxico durante este tiempo? ¿En serio confiarías en lo que dijera una persona que en el mejor de los casos te ha mostrado indiferencia llegando al más absoluto desprecio?
Sonríe a la vida. Tienes otra cicatriz más que lucir y habrá días en los que esa cicatriz duela. Pero, de eso se trata, ¿no? Has pasado por una situación opresiva, gente en la que confiabas te ha hecho daño pero ahora por fin puedes decir que lo has superado. Sonríe. Cada batalla nos va haciendo más fuertes. Y ahora disfrutas más si cabe de la vida porque ahora aprecias cosas a las que antes no dabas importancia. Enhorabuena. Disfruta. Vive. Sonríe.



jueves, 30 de abril de 2015

Hueco

Y llenaban el silencio de palabras huecas que ya no me decían nada.  Una vez las había escuchado como los otros lo hacían ahora. Pero ahora procuraba no escucharlas. Y no por las palabras, que las palabras nunca tuvieron la culpa de que aquellas bocas huecas las cogieran y las manipularan. Las palabras siempre se sometían a quienes las usaban.
Sin embargo, los portadores de palabras huecas, tan huecos como ellas, que ponían voz melosa ahora,  habían distorsionado tantas veces la verdad que prefería no escuchar, incapaz como era de todos modos de dejar que la insidia de sus mentiras se metiera en mi cabeza. Puede incluso que de haber prestado un poco de atención a lo que decían me hubiese echado a reír. Ni siquiera la evidencia tendría tintes de verdad.

Yo prefería el silencio a las palabras de los portadores de palabras huecas aunque nunca tuve el valor de gritarles que callaran sus mentiras. Sonreí ante mi patética cobardía. Y mientras seguían hablando, yo me callaba  y escribía, escribía mucho sobre los portadores de palabras huecas.

miércoles, 29 de abril de 2015

A Victor Hugo. Demain dès l'aube.

Mañana, al alba, cuando el sol ilumine todas las cosas,
partiré.
Cruzaré sierras y ríos y campos de siega,
viajaré sin descanso,
de día y en las horas de tiniebla.
No temeré al frío al calor ni al hambre,
no portaré conmigo más equipaje que el corazón ligero,
más alimento que la promesa de nuestro encuentro,
y tu recuerdo por toda agua.
Aligeraré mi zancada,
pues tengo contadas las exhalaciones de mi aliento,
un latido por cada paso que de ti me separa.
Viajaré por la penumbra,
fuera de este mundo al que aborrezco
hasta yacer sobre tu tumba,
Tú, mi hija, mi vida, mi amor eterno.

PD: a raíz de un recital de poesía, me pidieron unos poemas en lengua francesa y el "Demain, dès l'aube" de Victor Hugo fue uno de los escogidos. Es duro, muy duro, tan duro como la pérdida de un hijo. Aquí mi pequeño homenaje.

lunes, 27 de abril de 2015

A Apollinaire y su pont Mirabeau

Corre el agua, sopla el viento,
Pasa el tiempo, yo me quedo.

Pasó el otoño, pasó el invierno,
Pasó el frío y el dolor,
El esperpento, pasa el tiempo,
Muere abril, yo me quedo.

Como la brisa en rama,
En la rama de estos versos,
Pasan las horas, pasa el recuerdo,
¿Dónde fueron a parar?

Al sillón que se mecía
En el pasillo a la sombra
Del letargo del estío
Esperando tu llegada.

Tarde o temprano, todo pasa
Hasta el amor pasó en vano.
Corre el agua, sopla el viento,
Pasa el tiempo, yo me quedo.

domingo, 26 de abril de 2015

El relicario

Y con una gota de sangre que se te derramó por el dedo índice sin que te dieras cuenta y que yo recogí, me hice un pequeño relicario de oro y me lo cosí al pecho con hilo de bramante. Lo cosí con esmero y devoción, amor, cerca del corazón, con mucho cuidado de no desgarrar la piel para que no pudiera desprenderse. Lo hice con alegría, afortunada y pletórica como me sentía por poseer tamaño tesoro, me tocaba el pecho y te sentía ahí metido contra mí, era feliz. Hasta que me acostumbré a la dicha.

Poco después de que la sangre de los puntos se secara, cuando ya se habían caído las costras, la piel alrededor del relicario empezó a hincharse, por encima del hilo, se puso colorada, dolía al tocarla, se inflamó. Se hizo un absceso. Y un día el absceso empezó a supurar. El pus era cada vez más espeso y maloliente y hubo muchas veces, amor, en que fui tentada de arrancarme el relicario de tu sangre del pecho. Hasta que me acostumbré a la peste y al dolor.

La carne se ha ulcerado y está negra. La he vendado, no quiero que nadie vea el relicario cosido en medio de la putrefacción. Y se ha podrido la sangre. La sepsis ha invadido todo el cuerpo, ya nada puede hacerse, me estoy muriendo. Pero no temas amor, no temas y alégrate por mí, que tu sangre seguirá aquí, cosida a mi pecho, pura e incorrupta, metida en su relicario de oro  mucho después de que yo haya muerto por culpa de este estigma del loco amor que siento por ti.

viernes, 24 de abril de 2015

Yacer juntos

Ven a mi vera. Échate conmigo. Es este nuestro lecho, yace junto a mí. Acércate que pueda susurrarte al oído. Te preguntaste siempre a qué sonaban mis jadeos. Escucha mis resuellos. Échate, yazco desnuda. Deslízate dentro del tálamo, mete la mano y toca, lo soñabas despierto. Estoy ardiendo. El tacto de la piel enardece cuando está caliente. Tu también lo sientes. Estoy empapada. El sudor ha dejado su fragancia agria pero la piel sigue sabiendo a aguasal. Con tus labios y tu lengua cátala. Aquí estoy tan sola.


Ven a mi vera. Échate conmigo. Es este nuestro lecho, yace junto a mí. Acércate que pueda susurrarte al oído. Ya no consigo alzar la voz, ensangrentada la garganta. Chillé y chillé pero nadie me escuchaba así que dejé de chillar porque chillar agota y sangra y luego chillé en silencio hasta que me desgañité también por dentro. No hay nada tan feroz como la soledad de un lamento. Pero tú estás aquí, tú que me agasajabas y perseguías, estás conmigo, y te hablaré, y me escucharás, y nadie ni nada me distraerá más allá de ti. Te quiero.


Ven a mi vera. Échate conmigo. Es este nuestro lecho, yace junto a mí. Acércate que pueda susurrarte al oído. A veces, cuando la fiebre no me aletarga ni el aliento me causa ahogo, esta alcoba me espanta. Cuando el aire no está tan viciado que consigo respirar, me distraigo observando sus paredes y  juro que rezuman coágulos y que del techo cuelgan carámbanos de sangre. Te lo suplico, no me dejes en este nicho inerme que como un colgajo pende sobre las fauces de la muerte.











miércoles, 1 de abril de 2015

Primero de Abril

Y que de una risa infantil se derrame un océano de quietud donde meter los pies a remojo, en eso navegamos hoy.


.


31 de Marzo

Ayer fue muy distinto. ¿Hay algo más falaz que un sueño? Mi álter ego quiso aprovechar el estado de candidez en el que desperté por culpa de uno de esos estúpidos sueños para hacer de las suyas y poner el mundo patas arriba. A veces me da miedo lo hábil que es manipulando palabras. Sería capaz de engañar a cualquiera de vosotros, hacer pasar un lobo por corderito, la culpa por virtud. Y no es que sea de las que les guste ponerse límites ni barrotes pero con el tiempo he aprendido que hay umbrales que es mejor no cruzar y aguas dormidas a las que hay que procurar no despertar.


miércoles, 25 de marzo de 2015

Miércoles

Y la lluvia que llevaba cayendo siete días y siete noches, y los nimbos que habían tomado por la fuerza el horizonte circular del valle, y el batallón de nubes infantes que ayer mismo descendía por la ladera de las sierras con su manto de niebla hecha de gasa de agua, todo quedó disuelto en un instante. 


Dedicado al rayo de sol que ha salido a las 10:39 del día de hoy; después de una semana de lluvia, ¿estará escampando por fin?

domingo, 22 de marzo de 2015

La bañera

Había vuelto pronto a casa. Era sábado, no tenía nada que hacer y esa noche no tenía plan. Hacía frío y estaba lloviendo, se iban haciendo viejos, habían prometido dejarlo para las noches de primavera.

Cerró el pestillo del cuarto de baño y abrió el grifo de la bañera. Cuando empezó a salir caliente, tapó el desagüe y dejó que se llenara. Mientras tomaban café, había tenido el antojo de un baño, echarse una copa de rioja y ver alguna peli. Se desnudó, dejó la ropa sobre el inodoro y se metió en el agua caliente y transparente. Encima del lavabo el teléfono vibró. Ya no se ponía nerviosa cuando sonaba, ya no corría al móvil a ver si era él. Desde que ya no era él nunca. Había sido como amputarle la mitad del cuerpo. Pensó que moriría casi. Ahora descubría momentos en los que ya no pensaba en él, su imagen se iba haciendo borrosa. Y había logrado asumir que el teléfono ya no vibraría nunca por él. Se deslizó hasta quedar completamente sumergida en el agua, retuvo la respiración, cerró los ojos...

Gritos. Aquí. Se irguió de golpe. Silencio. Los gritos habían cesado en cuando había salido del agua. Pero los había oído. Muy cerca. Las voces la habían pillado metida en la bañera. Miró el pestillo que seguía cerrado. No había podido entrar nadie. Tal vez fuera. Alguien se había colado en el piso. El teléfono encima del lavabo. Llamar a alguien. Pasó un rato. El agua que se escurría por el pelo estaba fría y le goteaba por la espalda. Tenía que volver a sumergirse para quitarse el frío. El piso seguía en silencio. Se sumergió de nuevo lentamente hasta meterse entera en el agua. Gritos. Los mismos que antes. Tan cercanos que las voces podrían estar ahora mismo en el cuarto de baño junto a ella de ser eso posible. Pero aquello era imposible. Astrofísicamente imposible. Debía ser otra cosa. Intentó entender lo que decían los gritos. Eran reproches, la voz de una mujer, estaba cabreada, sollozaba. ¿A quién chillaba? No lograba oír la otra voz. Se sentó de nuevo en la bañera, los gritos se callaron. No había nadie más en el cuarto, ni en el pasillo, ni en el piso. Los gritos procedían del interior de la bañera, las voces estaban en el agua. El móvil volvió a vibrar encima del lavabo. Pero no era él así que esperaran. Se sumergió dejando la boca y la nariz fuera del agua. Un portazo. Gritos. Sollozos. Lamentos de una mujer. No sabía quién era pero le dio pena. Al llanto se superpuso el murmullo de gente hablando. Al sonar la música de los anuncios, supo que era una tele. Oyó voces infantiles y la de un hombre. Era una familia, estaban viendo la tele. Percibió unos tacones. No era sólo un par, eran varios pares de tacones. De un lado a otro, se las imaginó como unas gallinas correteando con mucha prisa por un corral, de un lado a otro, taconeando por todo el suelo del piso. Las gallinas se preparaban para salir. Se oía música de fondo y risas, pero por encima de todo, tacones.

Y las cacofonías de los llantos, de la tele, de las risas, de los tacones, de las voces, de los murmullos, de los cubiertos en la mesa, de los vaivenes en la cama se fueron uniendo debajo del agua en una sinfonía urbana de un sábado por la noche. Los ruidos que ya había adivinado que procedían de cada uno de los pisos del edificio y que se habían colado en su bañera parecían haberla despertado de la anestesia a bofetadas de soledad. El móvil volvió a vibrar encima del lavabo mientras ella se sumergía una vez más en aquella novela coral debajo del agua. 




sábado, 21 de marzo de 2015

De madrugada

He soñado de nuevo que dejabas que te quisiera. Y con el deseo recurrente de tu cuerpo en la boca he despertado y he recordado entonces que ayer mismo me rechazabas, había sido el mismo sueño de siempre. No hubo ni habrá nunca una sola vez en que él deje que te acerques, intenta consolarme mi mente ahora desvelada y mientras me mece, vuelve a montar una a una pacientemente las piezas de dominó de una construcción tan frágil como extraña, una pieza por cada uno de los desprecios que me escupiste. 




jueves, 19 de marzo de 2015

Animals

Busco la canción. La 48 en la lista de reproducción. Un chico que quiere tirarse a una chica. La historia de siempre. Pero no es la historia lo que me interesa. Busco otra cosa. Impresiones que han quedado en la mente de algo imposible y que quiero comprobar. Suenan los primeros acordes. Cierro los ojos. Ya estoy dentro.

Tengo una costra en la comisura del labio. El labio superior. La punta de la lengua relame nerviosamente la costra hasta que consigue arrancarla. 

El volumen ahora mismo es atronador. No oigo nada más. Me pregunto si es posible que una canción te transforme en otra persona. Si es raro. Si soy normal. Si estoy loca. Que te llene de un poder que no tienes, que sientas que podrías recorrer cientos de leguas con sólo cuatro zancadas, que podrías acallarlo todo con un solo rugido, que nadie ni nada te podría volver a hacer daño. 

La punta de la lengua sigue relamiendo la herida. Siente la carne blanda y cálida que ha quedado al descubierto al caerse la costra. Le gusta relamerla.

No es sólo transformarse en otra persona. Es otra cosa, más salvaje. Un animal que se alimenta de carne. Grande y poderoso. Un animal que podría correr sin agotar nunca la energía que se le derrama por dentro. La siento. Me siento fuerte, ahora mismo sé que puedo con todo.

La carne cálida y tierna del labio se ha cuarteado al hacer una mueca la boca y ahora sabe a sangre. 

Me pregunto si las hienas dejarían de reír y si se pondrían a consolarse las unas a las otras de perder a una de ellas.

Me gusta el sabor metálico de la sangre. Me devuelve a la cordura. Me reconforta. Es un sabor tan antiguo como yo.

Tocan los últimos acordes. Vuelvo a la realidad. El león acabó devorando a la reina hiena. Pero a mí nunca me gustaron los leones. Y me repugnan las hienas. La canción acaba por fin.









viernes, 6 de marzo de 2015

Por Sabina

Quiero ser tu Sabina, escribirte baladas, dedicarte coplillas de las que canturreáis entre risas tú y tus amigas cuando salís de marcha, de las que luego escuchas a solas en el cuarto con el corazón empalmado pensando que hablan de tu vida más que de ninguna; quiero cantarte una canción de esas para poder decirte a través del micro con un cigarro colgando de la comisura y la guitarra en el regazo, va por ti, princesa.


Quiero ser tu Sabina y que me escuches y que lo flipes, no quiero enamorarte, no quiero amores imposibles, sólo quiero que me mires y que te guste que te toque, que como una groupie enloquecida me tires las bragas y al final del concierto te me acerques y me hagas una proposición indecente de las que acaban en un callejón entre dos contenedores, seré rápido, no te desnudes, harto como estoy de aguantar la esquina por la que espero a que pases cada mañana, te observo y te rezo sin que tú sepas siquiera que existo, que siento, que soy. 


Quiero ser tu Sabina y cantarte baladas, para que te obsesiones con la textura de mi lengua y el olor de mi barba a café y a tabaco, para que maquines cómo acorralarme en un rincón a media luz a media sombra que me deje ver cómo me comes la boca, que vivas condenada a despertar sin mí después de soñar cómo te lo montabas conmigo anoche, como yo cada tarde, insomne tirado en la cama con las persianas corridas y las sábanas sacudidas a polvos artificiales, contemplando como un imbécil la foto que tienes puesta de perfil en el whatsapp y que mirándome a los ojos sonríe.