martes, 29 de mayo de 2012

Mi madre, la reina



Hoy es el cumpleaños de mi madre.

De todas las mujeres a las que conozco, la única a la que me gustaría parecerme es a ella. No es que no esté conforme con lo que me ha tocado. A estas alturas, he logrado adaptarme por fin (aunque me ha costado). Y no me parezco, nooo, ya lo sé, teníamos muchas papeletas mi hermana y yo, por cuestiones meramente genéticas, pero no fue así. El Señor no quiso dotarnos a ninguna de las dos con su belleza morena, por ejemplo, y nos hizo blancuchas y pecosas. Jajajajaja, no dejo de imaginarme a mi madre sin haber cumplido aun los 30, paseándonos a las dos cabezas pelirrojas y preguntarse el cómo y el porqué. Y no ser la única en preguntárselo. Que yo recuerde, mi madre siempre ha sido guapa y sexy. Tuve un novio al que le gustaba más el culo de mi madre que el mío. No es algo tan fácil de encajar, creedme.


Mi madre, ay, mi madre! Mi madre es... medio bruja. En serio. Cuidado con sus aseveraciones. Raras veces no se cumplen. Y algunas se convierten incluso en maldiciones. Como lo de que mi niña me tenía que salir a mí en el carácter. Y me salió mi Gabriela. Gracias mamá. Y si mi madre dice algo, mejor hacerle caso a la primera, porque lo demás será perder el tiempo, y de todos modos acabarás haciendo lo que ella dijo en un principio. Tengo 38 años, una licenciatura, hablo tres idiomas perfectamente, sé hacer la O con un canuto, me creo inteligente, y sin embargo, aun no he aprendido que mi madre siempre tiene razón.   


Mi madre es muchas cosas, pero ante todo es una madre, es una mamma italiana, une "maman poule" a la francesa, conozco a pocas madres que hayan logrado la devoción de sus hijos como lo ha hecho mi madre. Pero mi madre no sólo es una madre, es una artista, una conservadora inconformista, una católica antipracticante, una mujer temperamental, con mucho carácter pero a la vez conciliadora, un apoyo, una amiga, alguien con quien cualquiera puede contar, charlar y reír siempre.  Y aparte de todas esas facetas, la que más me asombra y más inalcanzable veo de todas, es que mi madre es una Señora de esas de películas,  elegante en su sencillez, educadamente amable, con esos exquisitos modales que cada vez más escasean y que logra que todos respeten el espacio que ocupa su presencia. Y esto, a la edad que me pilla ha quedado a nivel de la utopía.  

Y por eso digo que me gustaría haberle parecido. Pero mi Madre es una Reina, y Reina sólo hay una. (¡sonrisa!!!)

¡Felicidades mamá! ¡Te queremos!!!

PD: Mi madre también es adicta a los supermercados. Pero ¿quién ha dicho que nadie es perfecto? ;))


  

Rosa Parks

Cuenta la Historia que en los años cincuenta, en un pueblo de la América profunda de la segregación y de los capirotes blancos del KKK, una costurera negra se subió a un autobús de vuelta a casa. Arrasada como estaba tras una dura e intensa jornada de trabajo y ante la mirada atónita de los demás pasajeros, muchos de ellos blancos, la mujer se sentó en el primer asiento que pilló. Al percatarse de que el asiento escogido se hallaba en la zona reservada a los blancos, el conductor reprendió a la mujer. Esta no se movió. El conductor paró el autobús y quiso obligarla a que se levantara de aquel asiento. La mujer permaneció en su asiento. Los pasajeros blancos empezaron a insultarla y a increparla. Algunos incluso la amenazaron. Pero ella siguió ahí sentada, impertérrita y sin decir nada. Finalmente se llamó a las fuerzas del orden y estos acabaron arrestando y encarcelando a la costurera. Se llamaba Rosa Parks. 

Puede que algunos detalles no sean del todo cierto, así me contaron a mí la historia de Rosa Parks. Todo lo que ocurrió después de este hecho ya forma parte de la Historia de la Humanidad.

¿Por qué cuento la historia de Rosa Parks?

Porque la mayoría de las personas pasamos por momentos en nuestras existencias en que nos gustaría tener el valor suficiente de Rosa Parks para decir nosotros también "Basta. NO".








lunes, 28 de mayo de 2012

Como los súper héroes...

Aunque no exactamente. Habría que obviar algunos detalles como por ejemplo lo de los súper poderes. Ni me ha picado ningún bichico ni procedo de otro planeta. Y el disfraz pegadizo. Eso también tendríamos que obviarlo. Y la Liga del Bien y del Mal. Es que realmente no conozco a ningún súper villano. Como mucho a villancicos. Pero obviando todo eso, casi que se le parece... A lo lejos... Si entorno un poquito los ojos... Sí, yo creo que esa es la idea.

Es divertido. Realmente divertido. ¿Para qué voy a negarlo?

Y no es que me vaya a quejar ahora de que la vida de mamá sea un tanto... tranquila. Que no aburrida. Pero es escasamente contestataria. Abstenerse cheguevaras, pasionarias y fauna por el estilo. Admitamos lo complicado que resulta hablar del yugo de los bancos, de la calaña política, de  globalización y de la organización de asambleas cuando sólo se tiene 3  y 5 años. Además, empíricamente hablando, pocos han dado tan buenos resultados como el modelo materno tradicional.

Y en cuanto a mi otra faceta, la de docente y que ocupa el otro 50% de mi vida, reconozco que cuando me enfundo la bata de profe, me vuelvo conformista y todo lo políticamente correcta que puedo. Y en cuanto a lo políticamente correcto, todo lo que no sea así, es automáticamente vetado. Porque no quiero herir los sentimientos y anhelos y traumatizar de por vida a  esos encantadores querubines a los que debo ante todo educar y enseñar en los valores puros y éticos que hacen que esta sociedad funcione tan requetebien. Y muy de vez en cuando si se me escapa el término "tonto", antes he tomado la precaución de hacerlo precisando que se trata de un estado pasajero que no perenne, todo lo cual mientras gesticulo un entrecomillado como lo hacen las azafatas antes de que el avión despegue.

Así que algunas noches, cuando el resto de la humanidad se ha ido a dormir, la mami profe políticamente correcta abre su cuenta de twitter alternativa y se transforma. Y olvida las formas y el fondo y se convierte en un twittero guerrero dispuesto a desenmascar a los grandes malvados de nuestros tiempos (y que curiosamente también tienen cuentas twitter).

Bueno, tengo entendido que a otros les da por chupar lápices y existe la leyenda urbana de que las mamás americanas toman todo tipo de drogas para no sucumbir al estrés de la carga de sus hogares. Yo por ahora y que yo sepa, mi método es "inocuo". Y extremadamente divertido. ¿Para qué voy a negarlo?

Bonne nuit!

The contest

Mis estimados y fieles lectores,

Tras recalcarme hoy mi padre que mi último escrito eran sobre los cuernos del toro y que desde entonces no había publicado nada, me siento en la obligación de disculparme por la falta de producción de entradas durante el fin de semana. Pero lejos de factores como la vagancia o la holgazanería, me cabe achacarlo principalmente a mi absoluta incapacidad para hallar el tiempo necesario y dedicarlo a dejar pasear mis dedos por estas teclas.

Sin embargo, he de añadir que algunos eventos de los llamados sociales y que por motivos políticos (política de mi casa) no voy a identificar, a los que las circunstancias me obligan a asistir son tan sumamente artificiosos y sustentados en semejante pantomima que lejos de nutrir mi imaginación con frases armoniosas y llenas de lírica succionan mi arte poético hasta reducirlo a la mínima expresión.

"C'est du toc" es la expresión francesa que se aplica a todo lo que procede de la falsificación, a la mala imitación y por ende añadiría a la farsa, a lo artificioso, a lo fingido, a lo ficticio.

(Me acabo de dar cuenta de que me encanta "por ende")

Y no es que no finja nunca ni deba admitir que indudablemente parte de la cordialidad que revisten nuestras relaciones sociales se sustenten del "toc". Ooh, pero no demos gato por liebre y además pretendamos que los demás sean tan ingenuos que no se percatarán. En esta vida seamos lo suficientemente sutiles como para que el otro no se  cerciore de que lo tenemos por un auténtico gilipollas, o seamos lo suficientemente valientes para no simular falsa simpatía. Pues al final nos arriesgamos a parecer auténtico "toc".
Sin embargo, para evitar que la balanza no se tuerza demasiado y acabe irremediablemente volcando la vida también depara otros momentos más sencillos sin lugar a dudas, e infinitamente más placenteros y auténticos.


Esta mañana he asistido a un dog contest. Probablemente algún día cuente la historia según la cual ninguno de los vástagos de mis padres ganó jamás un concurso, de la espinica que tengo clavaíca en el corazón por no haber sido nunca elegida Miss Arboleas (sonrisa!) y que Calvin, el último miembro de nuestra familia, el hijo carlino de su orgulloso padre y hermano mío, ya es detentor de dos premios... perrunos.


Esta vez no ha ganado ningún premio, lo cual se ha achacado a multitud de factores a lo largo de la jornada, desde el tongo, el sobrepeso hasta el abatimiento de su cola. Y es verdad que ha hecho un calor sofocante en "las pistas" con apenas un resquicio de sombra donde refugiarnos. Que la mayoría de los asistentes eran hijos de la Pérfida Albión. Y que en varias ocasiones he creído toparme con David Attenborough pues con los ingleses me pasa lo mismo que con los chinos. Para mí son difícilmente distinguibles. Pero a pesar de todo, he estado tan a gusto. Gracias a Dios por estos pequeños inmensos momentos que hacen de la vida una paleta cromática con predominio de las tonalidades cálidas.

Good night! 




jueves, 24 de mayo de 2012

Coger literalmente al toro por los cuernos

Noooo.... Soy antitaurina y nací en Francia, nunca le haría daño a un animalico.

Intencionadamente me refiero. Es que hubo una vez que... Oh ¡Dios mío! Prefiero no recordarlo. 

Así que nunca cogeré literalmente al toro por los cuernos. Pero a algunx, sí que me gustaría. Y no sólo por los cuernos. Será porque hoy iba por la calle (me he cerciorado antes de que iba sola, claro) y he escupido (ooohhhh) y ahora me siento un poco macarra.

No, tampoco van por ahí los tiros. Los infames deberían ocupar en nuestras existencias el espacio justo que ocupa una pequeña caja dentro de un cajón o encima de un armario. A la vista tal vez no, pero sí a mano. No tirarla. Guardarlas todas. Cerradas pero a mano. Para no olvidar que siempre habrá una parte de infamia en nuestras existencias que desgraciadamente no podremos evitar. Por más que te eduquen para ser bueno con los demás, para tener valores, ética, ideales, siempre habrá un infame por ahí que venga pisando fuerte y queriendo descuajaringarte el chiringuito.

Y lo que yo pienso a veces. Educar a mis hijas en el respeto y la educación para que venga un desgraciado o una desgraciada e intenten hacerles daño y que no sepan cómo defenderse. Aprenderán, como lo hemos hecho todos, pero cómo me gustaría tener el poder de evitarles ese trance.

Pero no iban por ahí los tiros; y una noche más twitteando con mis.. amigos. Me cuesta pronunciar esa palabra. Escribirla en este caso. Amistad y amor son dos palabras que no deberían pronunciarse en vano. Y no porque no sean dignos merecedores de  toda la amistad de la que alguien fuera capaz de dar, que lo son. Sino porque la amistad debe ir siempre en ambos sentidos.

Pero repito que por ahí no van los tiros. Simplemente que no quiero dejar de escribir. Y ayer me encontré de repente con que no tenía nada que decir. Y no me da la gana callar. Así que  esta noche he cogido al toro de la inspiración por los cuernos y le he escupido un no rotundo en toda la cara.

Buenas noches!




lunes, 21 de mayo de 2012

El viento de arriba y el viento de abajo

Haber nacido y crecido en otro país me hace sentir a veces como una viajera accidental. ¿Molesta? sí, un poquillo, llevo veinte años aquí, más de media vida, y todavía hay situaciones y reflexiones que me hacen sentir como si viviera de prestado en mi tierra. Pues al fin y al cabo esta es mi tierra y pertenezco a este Valle, al igual que mis padres y antes que ellos mis abuelos.  

Un ejemplo muy claro de esto que me pasa es cuando soy incapaz de identificar algunos dichos o costumbres o hechos, o los ignoro simplemente, y me torno ipso facto en guiri boba. Y ahí me tenéis, escuchando boquiabierta y alelada, empapándome de esa parte de mí que me falta.


En días como hoy, he oído a mis suegros hablar del viento de arriba y del viento de abajo. Y también he oído que el viento de aquí vuelve loca a la gente. Aunque comparado con la zona de Almería, aquí podemos llorar por un ojo. Es pasar la zona de Níjar por la autovía y ya empiezan a sentirse los violentos vaivenes del coche provocados por el viento.

Me gustaría llegado el caso saber distinguir si hace viento de arriba o de abajo. Saber cuál de los dos es el bueno y cuál es el malo. Me gustaría conocer el arte de predecir el tiempo, como la abuela de mi marido, la Quisca, que en paz descanse, que conocía el arte de las cabañuelas. Me gustaría poder mirar al cielo, a las nubes o  a las estrellas y saber si mañana hará calor o frío.



Esa es una de las cosas que añoro haber aprendido. Ya es de noche y han dejado de oírse sus ráfagas golpeando las persianas, pero hoy ha hecho un viento insoportable, de los que marean y me machacan la cabeza. Y yo para mí que venía del este (¿?).

Buenas noches,

domingo, 20 de mayo de 2012

El cuento de cada noche

Las niñas, mi marido y yo tenemos un trato. Cada noche, cuando toca irse a la cama a dormir, tenemos que contarles un cuento. A cambio, cuando finaliza el cuento, se acuestan y apagan la luz sin protestar. Así que cada noche, nos vamos turnando su padre y yo para contárselo.

El cuento es de temática libre aunque tienen sus preferencias. Como buena sirena que es, a Gabriela le encantan los cuentos de princesas en general y de sirenas en particular. Isabel María es más abierta, sólo quiere que el cuento la entretenga, que le haga gracia y como eso no suceda pronto, se pone a jugar con la sábana y el edredón y a inventarse sus propios cuentos en una lengua indescifrable para los demás.

Y debo confesar que le estoy tomando gusto a eso de leer cuentos infantiles. Al principio, Gabriela se empeñaba en que debían ser cuentos inventados. Yo el único cuento que fui capaz de inventarme de principio a fin fue el de un conejito llamado Toallitas que vivía en el apartamento situado en la quinta planta del Señor y de la Señora Smith y lo que sigue... ufff. El resto de mis cuentos eran variaciones de los clásicos de toda la vida. Hasta que un día, presa de la desesperación, abrí uno de sus libros y me puse a leer. Y les gustó. Y a mí también.


Y tal vez esa sea una de las razones por las cuales últimamente no estoy disfrutando de mis lecturas de adulta como quisiera y solía. Son tan deprimentes y tan poco creíbles algunas. Para muestra un botón como el del personaje del periodista de Millenium que me tuvo enganchada todo el verano. Lisbeth me encantó pero ese tío, el típico cuarentón buenísimo, listísimo, atractivísimo, con todos los ísimos posibles, el súper héroe que todo lo controla y que lo hace todo de lujo?? Bueno, y si además tiene lo que se llama "ética" y sólo lo mueven "nobles sentimientos" apaga y vámonos. Antes me espero a ver a tres cerditos trabajando como albañiles o a una familia de osos desayunando gachas  que encontrarme con una joya semejante que debe aburrir en su cotidiano hasta a las ostras. Al menos los cerditos se montaban buenas juergas. Y lo mejor del caso es que después nos burlamos de la princesita ñoña de turno. Y este tío tan perfecto y al que todo le va tan bien, ese héroe de best seller que parece haber nacido con una flor en el culo, ¿de dónde lo han sacado? Y luego está la contrapartida, léase en este caso mi última distracción que son los cuentos de Flannery O'Connor. Si no me he podido acabar el último, consternada como me he quedado. Un pobre zagal que se hace polvo corriendo detrás de un pavo para que sus padres dejen de considerarlo raro y que se enorgullezcan de él por cazar un pavo, se da un golpe en la cabeza, pierde el conocimiento y el pavo, se caga en Dios, quiere volverse un chico malo, hasta aquí todavía, porque no es tan fácil cazar un pavo. Pero de pronto, ô ilusión, se encuentra con el pavo muerto, se va para el pueblo a llevárselo a su casa y al final, ¿quéeee? Eih ¿QUÉEEEEE? Al final cuatro tíos chungos del pueblo se quedan con el pavo?!?!??!?! Pero ¿esto qué es? ¿Era mucho pedir que se acabara comiendo el pavo? ¿Y no pensará alguien que yo puedo contarle semejante drama a mis niñas, ni ahora ni cuando tengan 30?



Esa es una de las partes buenas de los cuentos infantiles. Que estos siempre tienen que tener un final feliz. No se conoce ningún cuento infantil que haya acabado mal nunca, porque el trato que tienen los niños hecho entre ellos es que cuento infantil que les cuente y que acabe mal, cuento que va directamente a la hoguera, a la basura o al olvido. Y me parece un trato más que razonable.


El cuento estrella de esta semana en mi casa es una versión un tanto libre de Horrible Henry y Pedro Perfecto. Se trata de dos niñas preciosas y muy buenas que en cuanto cruzan el umbral de su casa se transforman en Gabriela Horrible e Isabel María Horrible, el azote de sus padres. Y a la pequeña parece que le gusta porque no se esconde debajo de la sábana y se ríe tanto que acaba siempre con hipo.

¡Buenas noches!



viernes, 18 de mayo de 2012

Romain

Un nombre escrito en un libro de texto puede reflotar a la superficie de los recuerdos una parte olvidada de ti.

Se llamaba Romain y fue un pequeño oasis en mitad de aquella larga travesía de dos años que pasé en Francia en casa de mis tíos preparándome "le Bac". 

Estaba en Première (3ºde BUP aquí) y realicé las prácticas obligatorias en mi antiguo colegio Jeanne d'Arc, a Genas-Azieu. Estuve cinco días yendo a Genas para asistir a las clases de inglés. El colegio había cambiado. Ya había chicos. Había salido de allí con catorce años, ahora contaba 16, y en mi cabeza era mayor, mucho mayor que aquellos alumnos a los que iba a impartir algunas clases. 

La memoria, y la mía en particular, es increíblemente "farfelue" (=estrambótica) y tergiversa, agiganta e idealiza, o al revés, a voluntad los episodios más triviales. Y soy incapaz de recordar nada de aquel "stage" excepto Romain.

Nos encontramos en el autobús que me llevaba a Bron. Ahí fue donde hablé con él y tuvo que ser más de una vez. Era alumno de Genas Azieu, iba al colegio y yo al liceo, era un niño!!! Tampoco recordaré nunca su cara ni su voz tal y como eran, sino las impresiones que me dejaron, y debía ser muy guapo, moreno de ojos oscuros, y su voz debía ser amable, aunque también traviesa. Pero no más traviesa de lo que podía ser un crío de catorce años. Después de aquella semana de prácticas, no volví a ver a Romain. Me llamó pero ya no recordaré las palabras que nos intercambiamos durante esa llamada para quedar e ir al cine juntos. Ni tampoco recordaré por qué al final rechacé su invitación.    

Pero fue un bonito detalle por parte del azar ponerme a un Romain durante aquella travesía. Y todavía se me dibuja una sonrisa al acordarme de él. 

jueves, 17 de mayo de 2012

Hoy en Cine de Barrio, Carrie

Estaba yo fumando-

Una pena que esta mierda mate pues esos son los ratos en los que mi función reflexiva adquiere su máximo exponente, o era que la función exponencial de mi reflexividad tiene su máximo...???-
Eso es lo bueno que tiene la lengua y lo malo de las ciencias, que me puedo aproximar al significado de la  forma más inadecuada e inexacta del mundo y aun así, lograr que se me entienda, y eso a todas luces demuestra de una vez por todas que la lengua no sólo es la madre de todas las ciencias sino la más compleja y completa, rosita dixit-

  y cuando deje de fumar mucho me temo que me volveré imbécil y aburrida-

si en casa y en el trabajo debo demonizar al tabaco que el Dios de lo políticamente correcto me perdone pero en este blog pondré lo que me dé -

lo que te qué-

tengo el don de poner títulos a entradas que nada tienen que ver recíprocamente-


Como iba diciéndome, ESTABA YO FUMANDO y elucubrando-

pues este término se acerca bastante más a lo que me pasa por la cabeza, y eso que sólo fumo Nobel Triple Filtro-
 cuando he advertido que en los últimos tiempos sombríos personajes pueblan mis pensamientos; frikis, asesinos, y ahora una pobre chica maltratada y acosada por sus compas...

Hágomelo ver en cuanto se pueda y se tercie.

Porque la anormalidad radica en que me parecen todos unos personajes cercanos y entrañables.

Me he acordado de Carrie cuando lo he visto esta tarde, mi primer pensamiento siendo "otra vez no, por favor".

Carrie es una bonita película. No sé por qué la clasifican dentro del cine de terror. Es más un cuento de hadas. Una niña con súper poderes que acaba con todos los acosadores de este planeta. La hemoglobina sólo fue un efecto comercial. El único defecto que le encuentro es que no debería haberse inmolado al final sino haber disfrutado de las mieles de lo logrado y de esa merecida paz que los otrora verdugos decidieron sustraerle sin contemplación alguna.

De cómo un hecho insignificante y desapercibido por la mirada del otro puede despertar viejos fantasmas que aun pueblan las pesadillas del que fuera un día niño. Por ello, dejaré esta entrada tal cual, sin pie ni cabeza, con frases escritas a medias y pensamientos sobrevolados, de la misma materia difusa de la que están hechos los sueños... y las pesadillas.

Good night!!!
  

Paranoiar

Me pregunto por qué la paranoia sólo se contempla como estado y no como acción. El ser humano comete imbecilidades a diario sin que estas lo conviertan automáticamente en un imbécil, a menos que el hombre sea tan imbécil como para no reconocer que la raza humana genuinamente lo es.

El vulgo utiliza el término emparanoiarse pero en este caso me sirve de poco al entender que el emparanoiarse implica un proceso que induce a un estado. Y yo lo que busco es la acción o el ejercicio en todo caso.

Así que hoy, incluiré un nuevo verbo a mi diccionario, el verbo PARANOIAR, que viene a ser "la acción de cometer o pensar paranoias, con o sin intencionalidad, el ejercitar la paranoia en ratos de ocio cuando la mente decide divagar hacia lo oscuro y no hacia la luz".

Porque a veces yo paranoio por defecto, con o sin razón, con o sin recuerdos.

lunes, 14 de mayo de 2012

A Good Man is Hard to Find.

Ya he acabado "La Conjura de los Necios"  (he tardado un mes más de lo previsto a causa de este blog). Y me ha vuelto a parecer un libro distinto a la última vez que lo leí.  Como más triste. Como si I. Reilly me diera más lástima que gracia me hacía. Uyuyuyuyuy! ¿Tanto habré cambiado en los últimos seis o siete años? (Sigo siendo la misma aunque mucho más sensible gracias a la maternidad, eso es todo).

Ahora estoy dudando un poco pero creo que voy a leer por fin a Flannery O'Connor y su "A Good Man is Hard to Find". Deseaba hacerlo desde la Facultad. Aunque el profe de Novela Corta Americana era un viejo salido con pintas, desaliñado, mal afeitado, y seguro que a alguna..., la verdad es que es de las pocas asignaturas de las que guardo un grato recuerdo. De las pocas en las que aprendí algo. Y comparado con la literatura británica del siglo XVIII y XIX (sobre todo la poesía, la poesía británica era atroz, y que me perdonen los... auténticos filólogos, pero leer poesía inglesa en English de aquella época con cada palabra pronunciada a su manera porque en inglés, fonética y grafía van cada una a su puñetera bola, estar pendiente de una métrica rarísima e intentar a la vez apreciar su belleza y el contenido supranatural del verso es una pesadilla por la que no volveré a pasar jamás), la Novela Corta Americana era tan refrescantemente COOORTA.

Y entonces dejas la facu como alma que lleva el diablo. No recuerdas el por qué de esa huida hacia adelante. Y al parecer tu memoria prodigiosa también ha borrado todo lo relacionado con los apuntes de la época que deben vagar en un submundo paralelo donde reina el caos de los apuntes perdidos de los universitarios. Y apruebas tus opos, ya no tienes que estudiar, y un día te aburres y te acuerdas de una novela que te llamó la atención.

Pues no me dio pocos quebraderos de cabeza la dichosa novelita. Me acordaba del argumento pero ni del autor ni del título de la obra. Y hace unos años Google no era lo que es ahora. Aquella búsqueda se fue repitiendo en el tiempo hasta que un buen día por fin Google me concedió mi deseo. Et voilà! Por fin. Y después de buscarlo durante años y de conseguirlo, lo he tenido dormitando en una estantería hasta ahora.

La naturaleza humana es como la poesía inglesa,  difícil de descifrar.

Good night!!



Ejemplo de uno de los poemas que estudiaba entonces:

The Nightingale's Nest by John Clare
Up this green woodland-ride let's softly rove,
And list the nightingale— she dwells just here.
Hush ! let the wood-gate softly clap, for fear
The noise might drive her from her home of love ;
For here I've heard her many a merry year—
At morn, at eve, nay, all the live-long day,
As though she lived on song. This very spot,
Just where that old-man's-beard all wildly trails
Rude arbours o'er the road, and stops the way—
And where that child its blue-bell flowers hath got,
Laughing and creeping through the mossy rails—
There have I hunted like a very boy,
Creeping on hands and knees through matted thorn
To find her nest, and see her feed her young.
... ... ... ... ... ....
(Sigue durante otros tres kilómetros de versos todos a cual más atroz para una estudiante de 20 y pocos años. Ahora, y por supuesto, he llegado a un estado de madurez que me permite apreciar todos y cada uno de los matices de la rima de Clare, y de Keats, y de Blake etc etc)

El accidente

Llamada a las 14:05 a mi marido desde el manos libres del coche. "Come tú que llegaré tarde. Acabo de salir de Macael y es que-" "Vale muy bien. ¿Qué-". Corto la llamada. Es obvio que ya no me oye. Tiene reunión a las 5 y quería almorzar pronto para ir al gimnasio. Menos mal que no tengo que recoger a la pequeña que está en casa de sus abuelos. Y estoy cabreada. Y no porque haya salido un cuarto de hora tarde. Lo que me cabrea es el motivo. Cómo se puede ser tan ***** como para darle un golpe a un cristal hasta romperlo. Qué golpe tienes que darle a un cristal para hacerlo añicos. Cómo se puede tener 14 años y no saber que el cristal se rompe. Yo estaba sentada en la mesa del profesor esperando a que llegara Ana que a su vez estaría esperando a que llegara el profesor de relevo. Me faltaba una nota por poner, si no, con total seguridad, habría estado en el pasillo esperando en lugar de sentada a la mesa del profesor. Y puede que entonces no se hubiese producido el incidente. Y por qué tengo que justificarme si no he tenido la culpa de nada. Por qué me tengo que sentir culpable porque un imbécil haya decidido hacer una imbecilidad. Porque ya son dos cristales este año que se rompen estando yo cerca. Y porque nunca me había pasado antes. Será porque estoy perdiendo fuelle. Al gritarles en el pasillo al corrillo de gilipollas que siempre se forma en estos casos y que han salido corriendo detrás del de la ceja, se me ha vuelto a ir la voz. Ya no logro pegar las voces que pegaba no hace tanto. Me he llevado a los dos críos a jefatura, uno chorreaba sangre por la ceja. Por poco no le salta un ojo. ¿Son conscientes de lo que habría podido pasar? Estoy fuera de mí por dentro más que por fuera. Bonita manera de empezar la semana, joder. Y tengo que rellenar dos partes todavía. Y por las miradas y tono frío en la voz de algunos compañeros veo que voy ganando adeptos. Pero eso, sinceramente aunque no me agrade, me la sopla. Relleno los partes, les hago una fotocopia, los dejo cada uno en su lugar y me voy. Son las 14:00 y hace 15 minutos que se acabó mi "turno".

14:20. Llego a Albox. Hay tráfico para ser lunes y a estas horas. Debe ser la hora en que la gente sale del trabajo para ir a almorzar. Normalmente los lunes llego un cuarto de hora antes. El resto de la semana, es raro que no llegue pasadas las 15:00 e incluso las 15:20. Me meto por el cruce del Mercadona. Hace unos meses que han abierto por fin el desvío detrás de mi casa y es el camino que recorro todas las tardes para llegar a casa. Hay una cola delante del instituto. Los coches pasan despacio. Por la cuesta aparece la cabeza de un guardia civil haciendo gestos con los brazos. Por la barandilla en frente del instituto hay mucha gente asomada.  Conforme me voy acercando, veo la ambulancia. Luego el vectra gris metalizado con el parabrisas reventado y metido a la derecha, en la nueva calle que han hecho por arriba de los pisos del desvío. En el suelo una motocicleta destrozada. Cuando estoy a punto de adelantar la ambulancia, el guardia civil me da el alta. Y sin querer, mis ojos se dirigen al suelo y ahí veo manchas rojo oscuro y una bolsita de plástico con algo claro que parece blando y está manchado de sangre, y de pronto me da un poco de mareo. Busco a ver alguna señal de algo y sólo veo a una muchacha de espaldas, es rubia, tiene la tez muy blanca y está abrazada a su madre que parece británica. Otro guardia civil me hace un gesto cabreado de por qué estoy parada. Moviendo los labios le señalo a su compañero. Después de intercambiar unas breves palabras, este me dice por fin que circule. Me pongo en marcha y no me atrevo a mirar por el retrovisor. Quiero llegar a casa y bajarme del coche cuanto antes. Y no quiero pensar por qué, pese a llevar todavía las luces ámbar rotativas puestas, la ambulancia que dejo detrás ya no tiene prisa por salir.

A veces...

... hay que hacer un alto para tomar aliento.

Y a veces hay que dar un paso atrás para tomar impulso.

Obviedades que es bueno no olvidar. A veces.

viernes, 11 de mayo de 2012

Guachipeich!!!

Desconozco el origen (esto sí que es complicado) del vocablo guachipeich, si existe o no, pero gritar "guachipeich!" es cómo decir "¡Genial, chachi, guay!". Teniendo en cuenta que mis días siguen careciendo de horas, que mi humor presenta un cuadro clínico de oscilación periódica, y que ambos factores no parecen ponerse de acuerdo, creo que me debo una vez más el gritar a los cuatro vientos que me siento bien y que mi día ha sido increíble. Ha sido un día realmente guachipeich.

No pretendo convertir este espacio en un diario íntimo y de hecho, el lector avispado se habrá dado cuenta que intento dejar el listón muy alto con mis pequeñas composiciones prosaicas. Es que con mi nivel, la duda ofende!!! Pero hoy me apetecía clamar al mundo en general, y a mis spams de Rrrrusssia y a mi señora alemana en particular que hoy he tenido un buen día, de principio a fin.  Y no ha hecho falta que hiciera nada en particular, no ha habido ningún elemento extraordinario fuera de mi rutina cotidiana. Pero cada uno de mis momentos ha encajado a la perfección en su espacio.

Y cuando un día está repleto de sonrisas y de risas, de bonitas palabras, de miradas amables, y que todo encaja, ese día, aunque no haya pasado nada especial, ni se haya hecho nada en particular, ese día se merece que le hagan la ola, o que le escriban una entrada en el blog. Porque al fin y al cabo, esos son los días vitales que de verdad importan y que le dan sentido a todos los demás.

Buenas noches, ¡¡os deseo una enorme sonrisa!!!






miércoles, 9 de mayo de 2012

Noctámbulos vaivenes...

Tengo el sueño tan ligero que a veces me despierto antes incluso de que se produzca el ruido. Es una maldición, en serio. Las únicas semanas en que dormí a pierna suelta fue este verano, cuando me dio otitis y se me taponaron los oídos. Y si no llega a ser por el vértigo, yo habría seguido con mi sordera tan ricamente. Es en serio. Pero incluso para gente como yo existen dos etapas de sueño profundo, las 3 y 4, que preceden la fase REM, donde cuesta muchísimo trabajo despertar a la persona dormida.


2:00 de la mañana. Estoy a punto de entrar en REM. No me he enterado de nada hasta ese momento cuando a lo lejos oigo gruñir a mi marido. "No, ¡que no!" Un ser diminuto, que no es mi marido, se retuerce a mi lado en su lucha porque el edredón lo deje meterse dentro. Me cuesta unos segundos visualizar lo que está pasando, pero mi marido me lo aclara en seguida "Isabel María, vete a tu cama, aquí no!!!"... Me cuesta coordinar voz y cuerpo, intento recuperar el control cuando una voz aguda lloriquea a la sombra del umbral de la puerta. "¡La Isabel María me ha dejado sola!!!" ¡No me lo puedo creer! Mi familia ha organizado una fiestuqui a las 2 de la mañana y a mí nadie me ha avisado. Para variar.


Minimizar daños. Son las 2:00 de la mañana. Quedan todavía cinco horas para levantarse. Mi marido está cabreado. Así que la opción de dormir los cuatro apretujados en una cama de 1,50 es descartada de entrada. La opción B de que se queden las crías en la cama grande y nos vayamos los dos a las camitas de edredones rositas es peligrosa y podría sentar precedentes. Y yo no he salido de casa de mis padres y me he casado para acabar durmiendo en una de las camitas de los siete enanitos. Entonces me oigo decir, porque estas cosas sólo se les ocurren a las madres, no hay un padre en el mundo que haya pronunciado jamás estas palabras: "Venga niñas, la mami se va a dormir con vosotras".


Las camitas de mis niñas aparte de ser pequeñitas están juntitas. Somos padres muy duros. Hasta que no estemos seguros de que la pequeña controla las medidas y no se cae de la cama, no transigiremos. Y ahí se mete la mami, a caballo entre una camita y la otra, con la luz esa naranja que se les pone a los niñicos para que no tengan pesadillas dándome directamente a los ojos, y con mi pequeño ángel sonriéndome con la sonrisa más adorable que ha tenido nunca un ángel. Yo le sonrío también. En cuanto se duerma, recuperaré mi sitio en mi cama grande con mi edredón para mí sola y mi libertad para voltearme de un lado a otro todo lo que me dé la gana.


Pafff. Mi princesita se ha dado la vuelta y me ha dado un tortazo en toda la cara. Estaba otra vez en fase Pre-REM, destapada, con el culo semienterrado en el hueco que se ha ido formando bajo mi cuerpo entre los dos colchones pegados y acorralada por ambos flancos. Derrotada, y procurando no hacer ni gestos bruscos ni ruido  me voy a mi cama.


5:00. ya no sé ni en qué fase estoy. Me he despertado con la luz del reloj linterna de mi marido que bien podría servir de faro. Yo tenía otro despertador, pero el día que mi marido me dijo, después de siete años, que su tictac era molesto, empecé a oírlo también y acabé desterrándolo al cuarto de baño. "¿Qué hora es?" Gruño-murmullo-articulo... Y qué necesidad había de encender el faro a las 5 de la mañana estoy a punto de preguntar cuando noto de nuevo la minipresencia extraña en mi espalda. Me quedan dos horas de sueño y ninguna gana de volver a pasar por el infierno de la camita. A sabiendas que esas dos horas me las voy a pasar peligrosamente arrinconada al borde del precipicio del suelo de mi habitación. Pero da igual. Una vez más me rindo y mi pequeño ángel redondito vuelve a salirse con la suya con una sonrisa angelical. Lleva unas semanas así. No sigue ninguna pauta concreta. Lo mismo lo hace dos noches seguidas que se tira cuatro sin aparecer. Lo que sí me temo es que con tanto trajín de camas de un lado a otro, arriba y abajo, y con tantas fases REM y pre-REM, una noche me acabe metiendo en la cama del vecino... ¡Y no soporto a mi vecino!




La infancia tiene para los padres fases cruciales e importantes que difícilmente se olvidan, como la primera mirada, la primera noche, los primeros pasos, cuando se quita el pañal por fin o cuando se le cae el primer diente. Un sinfín de momentos que las madres/padres más concienzudas/dos van atesorando en un diario o a golpe de instantáneas. Al otro lado, están esos momentos de segunda que te ponen la sonrisa en la cara, te arrancan una lágrima o te sacan un ladrido; de los que apenas te percatas y que acaban inexorablemente perdiéndose en la memoria. Mi angelito y mi princesa tienen tantos momentos de esos como minutos tiene un día; la pena es que no tenga dónde atesorar tantos momentos y algún día desaparecerán para dar paso a otros momentos y otros recuerdos.


PD: "Quimérica entelequia..." Suena... ¿pedante? ¿incomprensible y pedante? Quimérica entelequia... Aparte que creo que es algo así como decir "de rojo rojizo" o "una noche nocturna"... Seguiremos retocando mi excelso poema...

martes, 8 de mayo de 2012

Un gilidía cualquiera.

Pues fíjate que hoy no iba a escribir nada más. De hecho acabo de borrar una entrada. ¿Y a quién le importa? A mí no. ¿Y por qué?

Primero, porque me he pasado todas las horas libres que he tenido en las últimas 24 horas reescribiendo una y otra vez un gilipoema que no creo que nadie entienda. Pero yo ahí sigo, erre que erre, tocando y retocando, o gilitocando. Según se mire.

Segundo, porque mi hipotálamo me ha pillado de sopetón. Sí, tengo un hipotálamo cojonudo. Ahora mismo tengo náuseas, me duele todo, tengo el cuerpo muerto y noooo, no estoy  embarazada (nooo, no lo estoy) y tampoco tengo la regla. Porque al parecer las mujeres sólo tienen días gilipollescos por esos dos motivos. Pues no, como ya he dicho, tengo un hipotálamo cojonudo. Porque este no mide la temperatura como hacen los demás hipotálamos, este no. De hecho, podría hacer 30º y yo seguiría con mi jersey tan ricamente sin sudar ni pasar calor. Mi tensión cae a niveles epicéntricos, siento náuseas, mareos, lipotimias, y otras insoportables inconveniencias corpóreas, y me quedo hecha una piltrafa. Pero no sudo ni paso calor. Y eso se lo debo a mi hipotálamo que es una ricura. ¡Pero qué suerte tengo! Gra-cias.

Si a eso le añadimos una noche sin pegar ojo por una tos improductiva, inexplicable e imbécil que conforme vino se fue, puedo concluir que hoy he tenido un día cojonudo. Y eso me hace súper feliz. (sonrisa, ¡clin!)

Y como en días como hoy, reboso o me rebozo en alegría y gran contento, me voy con la venia a acabar un libro que son los únicos capaces de aguantarme en gilidías como este. Pero seguro que mañana vuelve a amanecer!








lunes, 7 de mayo de 2012

Coqueteos con Erato.

De vez en cuando, escribía poesía. No recuerdo la primera rima. Era muy chica. Pero entonces, aterricé aquí. Y me cuesta mucho, muchísimo en vuestro idioma. Yo crecí con los versos de Victor Hugo, Ronsard, François Villon, Verlaine et Rimbaud y tantos otros. Y por encima de todos ellos, mi querido Baudelaire.

Así que disculpad la lírica, el estilo y el talento y es más que probable que nunca logre escribir un verso en condiciones en la casta lengua castellana de la cual me cuesta entender incluso las reglas de la métrica. Pero hoy me apetecía publicar estos versos míos. Y como este espacio es mío, hago aquí lo que me plazca.




La Faute de l’Abbé Mouret


Debo a Zola la visión
De una muerta.

Para morir eligió
Un jardín de quimeras,
Verde por doquier,
De color de hierba,
Que propagaban la hiedra
Y el musgo en la corteza,

Hierba larga y fresca,
Tan densa como las copas
Allá, en lo más alto,
De la negra arboleda
Que cercaba el espacio.

Alcoba de puerta de hojas,
De paredes de ramas,
De ventanas de cielo,
¿Recordaba él su cama?

Su colchón blando y ardiendo
Ahora mojado y frío
Y con sabor a agua;
Gotas de hiel y rocío
Que se iban desvaneciendo
Poco a poco de la almohada.


En el horizonte circular
Que ahora contemplaba
Desde su camastro
Una pradera infinita
Salpicada de flores
Silvestres y bastardas
Como gotas de colores
Que dormirían la noche
Y despertarían al alba.

Era el lugar de los sueños
Una secreta quimera
El que escogió para morir
A la orilla del bosque.
Quiso ahogarse allí,
Sobre un lecho de flores.

Esparció su cabello
Sobre el suave tálamo
De pétalos de terciopelo
y cerrando los ojos se echó.


Se dejó adormecer
Por el dulce aroma
Que se iba corrompiendo
Como se pudrían las rosas.


Pero no opuso resistencia
Al tufo marchito y acerbo
De la putrefacción
Indolente a la asfixia
Ajena al dolor y al miedo.
Y al cabo de unas horas
Aquel veneno pestilente
Acabó con ella.

A Zola le debo
La visión de una muerta.


domingo, 6 de mayo de 2012

Un día de la madre

En mis recuerdos, el día de la Madre es una mañana soleada de domingo de hace tantos años. 

Andábamos mi hermana y yo por la Rue Alfred de Vigny. Después de cruzar la Avenue Jean Jaurès que cortaba ambas vías, la Rue Alfred de Vigny era la calle contigua a la Rue Victor Hugo donde vivíamos en un HLM. La diferencia entre ambas calles saltaba a la vista. A nuestro lado, bloques de viviendas de protección. Al otro lado de la avenida, casas unifamiliares, de altas tapias sobre las que se asomaban los altos de los jardines frondosos y arbolados. Recuerdo la Rue Alfred de Vigny como una calle ancha, con su doble carril a ambos lados, y muy luminosa, en comparación con la avenida que bordeaban dos hileras de plátanos  y los rayos del sol alcanzaban la acera sólo al trasluz de sus copas. En aquel entonces no había tranvía como ahora. Y no sé si equivocadamente pero recuerdo las tapias de la Rue Alfred de Vigny como una sola uniforme y beige.

Girábamos en la segunda calle a la derecha, la Rue Johanny Berlioz, más estrecha, sombría y caótica, con casas casi selváticas, algunas de ellas rayando incluso lo cochambroso, cuyos setos parecían haber explotado hacia el exterior y buscaban a través de las rejas  el roce los caminantes,  y seguíamos  todo recto hasta llegar al cruce con la Grande Rue, donde se encontraban la floristería y la panadería.

La Grande Rue no era grande, muy al contrario. Pero por el aire añejo que sigue conservando aun hoy, concentra en dos de sus cruces y algunos tramos toda el encanto tradicional de un pueblo como tuvo que ser Saint-Priest antaño, con sus árboles centenarios, sus casas de tejas color burdeos, los postigos de madera de sus ventanas y puertas, y sus muros recubiertos de hiedra que guardan preciosos patios interiores, muchos de los cuales habían sido hasta hace poco corrales e incluso establos. Algunas de esas casas escondían en sus traseras flamantes vergeles. Yo los vi una vez.

La floristería y la panadería siguen en la Grande Rue, ajenas al paso del tiempo. La panadería está en la esquina con la Rue Jean-Jaurès. Aún recuerdo el olor y el sabor de sus pasteles y bollos. Cierro los ojos y veo perfectamente el mostrador, al entrar, enfrente de mí, con las chuches encima, les pains au chocolat y les croissants en los estantes de arriba, los dulces multicolores y deliciosos en las bandejas de abajo. El pan detrás. Sin embargo, no recuerdo nada más de aquel día, ni siquiera la floristería, excepto algunas pinceladas de nuestra vuelta a casa, y el ramo de rosas de color melocotón adornado de paniculata que le regalamos aquel domingo a mi madre.

Bonne Fête Maman!

En Dios y en los ecologistas...

Nuestras miradas se han encontrado justo cuando estaba esperando para cruzar el semáforo que hay en lo alto del Paseo de Almería. Ya me había percatado de su presencia cuando pasamos tres horas antes por ese paso de peatones pero no me había hecho caso, ocupada como estaba hablando con otra gente. Era una muchacha joven y alta, con una increíble melena rizada y rojiza, una cazadora verde de estética militar, y ropa hippie debajo; y ni corta ni perezosa, sin soltarme la mirada, entre toda la gente que nos rodeaba, se ha dirigido directamente a mí.

Greenpeace.

Era su último día en Almería para ella y los tres chicos mal afeitados y con pintas que al igual que ella, estaban buscando suscriptores. Le he mentido al principio (una de esas muchas veces que me creo en la obligación de mentir a los desconocidos, pero ¿por queeeé lo haré???), diciéndole que estaba en Ecologistas en Acción (cuando hacía un año que había anulado mi suscripción después de 6 ó 7 años de ¿militancia?, y antes del turbio asunto relacionado con Paco Toledano, persona con la cual tuve la suerte de mantener dos conversaciones telefónicas y que siempre gozará de mi admiración y respeto) y que por supuesto, apoyaba la causa ecologista. Se ha alegrado cuando le he mentado Ecologistas en Acción, sus compas de lucha. Creo que no se lo esperaba. Le he preguntado por El Algarrobico, me ha contestado con sinceridad sobre lo que estaban haciendo, que la cosa se había vuelto a parar,  y que muchas de las batallas ecologistas que se estaban librando actualmente tenían lugar mayormente en los tribunales. Tenía unos preciosos ojos verdes oscuros con una luz especial, y luego pensando en ella en el coche, he visto la conexión de pronto. "Es la Tía Julia de Malaussène". Pero no se llamaba Julie sino Alba y al final y como cabía esperar, le he rellenado uno de esos papeles de suscripción


Tengo muy claro que no llegaré nunca a ser uno de esos activistas. Carezco de muchas cosas que los caracterizan, de su espíritu de sacrificio, del tesón, de sus ganas de luchar, la fe en lo que hacen, la vocación, el valor, etc etc. Además con mis "pintas" y mi peculiar forma de ver las cosas, no sé si encajaría demasiado. Pero una de las cosas buenas que tiene mi forma de ver las cosas es su simplicidad. Que no hay que confundir con ingenuidad. Soy muy consciente de que probablemente todo no sea tan transparente como debiera (y ¿qué lo es?), que los ecologistas que conozco no están dispuestos a hacer ninguna concesión y de ahí que puedan parecer extremos, o que muchos han mancillado las chapas que llevaban en la solapa  porque no existe aun ninguna que confiera ni moralidad, ni decencia, ni honradez. No obstante lo dicho, para mí los ecologistas son los verdaderos héroes de este siglo. De las pocas personas en las que creo. Y no admitiré nunca ni una crítica a las acciones de una persona cuyo credo es el bien del planeta y que por ello es capaz de sacrificar mucho de su tiempo y de su vida.


Desde este pequeño espacio y con estas escuetas palabras, quiero expresar mi agradecimiento y admiración más profundos y sinceros a todos los que han hecho de mi bienestar su vida y su lucha.



Foto que mi padre hizo para mí con su móvil del Algarrobico una vez que pasó por ahí con la furgoneta de la Opel.



(Al igual que gran parte de la humanidad, si reflexionara antes de hacer la mitad de lo que hago, decir las tres cuartas partes de lo que digo y escribir el 99% de lo que escribo, imagino que las cosas me irían muchísimo mejor, ¡pero sería todo mucho más aburrido!)





viernes, 4 de mayo de 2012

Muy mucho!!!

¿Se me escapó o lo dije deliberadamente? no lo sé, pero el caso es que en cuanto lo pronuncié,  me saltó que "muy mucho" no se podía decir. Qué raro, pensé yo. Siempre estoy convencida al 98% de las cosas que digo, problemas con los idiomas que a veces no se mantienen en sus compartimentos respectivos y juegan a las mezcolanzas, pero normalmente ante la duda siempre pregunto antes. Pero lo raro no era la posibilidad, que siempre la hay, de que me hubiera equivocado, lo raro es que ese "muy mucho" me sonaba bien, no me cabía ninguna duda al respecto, me sonaba impactante, mucho más duro que un muchísimo. Hay un abismo entre "cuídate muchísimo de tocarme las narices" y "cuídate muy mucho de tocármelas". El caso es que nadie a quien le haya preguntado al respecto lo usaría o lo daría por correcto; y sin embargo, estoy convencida de haberlo usado tanto como para acabar haciéndolo mío.

Existe. Es correcto. Aunque está a medio camino entre lo arcaico y lo coloquial. O sea lo que los demás sintagmas y locuciones adverbiales llaman comúnmente un rarillo. Es imposible que jamás averigüe el camino que recorrió hasta llegar y hacerse un hueco en mi cabeza. De dónde salió, si yo jamás leí a Unamuno. Al menos no en esta vida. O tal vez lo oí en la calle. No lo sé. Lo que sé es que ya es mío. "Y que se cuide muy mucho nadie de no dejarme utilizarlo".


(Y es que siento debilidad por las palabras...)

jueves, 3 de mayo de 2012

La mirada del otro (impresiones)

Que nadie espere nunca encontrar aquí ningún tratado o ensayo ontológico. Y añado que carezco de la capacidad de trasladar mi experiencia personal al nivel empírico o al terreno metafísico.  Y dicho esto, vaguemos...


Esa mirada.


Ese niño tenía una mirada dura, anocrónicamente dura para su pequeña estatura. De hecho, creo que en todos mis años como enseñante, nunca me encontré con un caso parecido. He tenido alumnos muy jóvenes de miradas tristes, o ausentes, que sufren o enferman. He tenido alumnos con miradas duras también. Pero estos ya estaban de vuelta. De vuelta de todo.


Sin embargo ese niño, repito, presentaba un anacronismo terrorífico. El tono de piel claro de mejillas sonrosadas, los labios de un bonito tono frambuesa, los ojos grandes y adornados de largas pestañas aun infantiles, la voz cantarina de un niño chocaban de pronto con la dureza y la acritud de su mirada. Y no era el halo desafiante que la envolvía lo que más me incomodaba desde que me cruzaba con ella y que  parecía perseguirme hasta la mesa del profesor, sino el odio que me trasmitía.


Es fácil dar la apariencia de roca, con inteligencia y mucha práctica, al final se consigue, como todo en esta vida; pero la inseguridad y la vulnerabilidad siguen ahí dentro.  Y de pronto sientes que algo amenaza tu seguridad, tambalea el Establishment que tanto trabajo te ha costado montarte en la República Independiente de tu mente, y no sabes el por qué ni el cómo, pero te está mirando y algo tienes que hacer para restablecer esa seguridad que tantas hostias te ha costado conseguir.


Y te estás montando toda una paranoia cuando de pronto, oyes una voz de pito que reconoces, sabes que procede de esa mirada y su tono es cordial, te atreves a cruzarte con la mirada y el odio ha desaparecido. Y te das cuenta que en el espacio de pocos minutos, has juzgado, prejuzgado y condenado, te has creído el centro del universo y que el estado de ánimo y las vivencias de los demás giraban en torno a ti. Y tía, no es así. ¡Vive y deja vivir!





(And a rock feels no pain. And an island never cries.)  




miércoles, 2 de mayo de 2012

La extraña desaparición de Guillermo

La entrada de hoy no iba en absoluto de esto. Pero mi mente siempre hace extrañas asociaciones o disociaciones, según se mire. Aunque para alguien como yo que tiene el oído musical extraviado para la derecha, o para atrás, que el tema de la música se esté convirtiendo en Trending Topic en este blog es personalmente surrealista.



Cuando nombro, mento o hablo de mi madre, son muchas las ocasiones en que oigo en OFF la canción que dedicó Guillermo a su madre. Es raro, lo asumo, es una musiquilla de fondo que se oye muy muy a lo lejos y admito que se ha ido disipando con el tiempo. Pero sé que está ahí, la siento y si le presto la suficiente atención, puedo entender claramente lo que dice esa voz.

Curso 1999/2000. Estoy en Ronda. Ese verano, suena la canción "Estoy harto". Eran los años en que lo compartía casi todo con mi hermana, mi amiga, mi cómplice. Incluso nos gustaban y escuchábamos juntas las mismas canciones. Y esa canción nos gustó, tanto que ipso facto compramos el CD. No, no había tanto internet, ni tanto megaupload, en muchas ocasiones se seguían grabando las canciones de la radio y cuando de verdad te gustaba una canción te comprabas el CD entero a sabiendas que lo escucharías durante horas, días e incluso semanas hasta hacer tuyas cada una de esas letras.

Y me alegro mucho por todos aquellos que guardan en sus MP6 un millón de canciones. La BSO de mi vida es algo más escueta, pero no envidio ninguna otra.


¡Lo que hemos podido cantar esa canción! Como Dios manda, cantábamos À TUE-TÊTE como dicen los franceses, y en el coche también, ¡claro que sí!


Era bueno, ese CD era muy bueno. Estoy convencida de ello. Nosotras no éramos activistas, ni heavys, ni pijas, ni antis, ni pros, no pertenecíamos a ninguna fauna en particular, éramos difícilmente clasificables, ni queríamos pertenecer a ninguna tampoco, pertenecíamos a todas a la vez, no éramos nadie para los demás, pero lo éramos todo para nosotras mismas, y eso era lo único que importaba. Y ese CD era bueno. Porque las canciones nos hablaban y las entendíamos.


(También es cierto que entre otros escuchábamos Camela. Y también eran muy buenos cantando al amor a su manera!!!)

Creo que fue el año pasado, rebuscando vídeos para añadirlos a la lista de favoritos de mi canal youtube que di con Guillermo.  O mejor dicho que no di con absolutamente nada de Guillermo.

Es imposible que no haya apenas nada, unos pocos comentarios que más que aclarar lo que ocurrió siembran aun más desconcierto. Es que es imposible que en la era digital en la que vivimos actualmente no haya NADA. Si todos estamos aquí metidos, si todos somos "buscables" y "encontrables", no digamos alguien que consiguió hacer llegar su música a mucha gente en poco tiempo.

Pertenezco a ese pequeño cacho de humanidad que se pregunta todavía hoy por qué desapareció Guillermo. De dónde procedía. Cómo era su vida antes y cómo fue después. Por qué no siguió cantando. Y como se esfumó de la noche a la mañana. Con la escasez de talento que padecemos hoy en día... No sé. Es raro, el halo de misterio que envuelve su desaparición añade aun más misticismo a sus canciones.

Tras una búsqueda infructuosa en mi casa esta tarde, he logrado descargarme el álbum. Lo estoy escuchando después de todo este tiempo. Quiero averiguar cuál era mi canción favorita. No sé si era "Dos Miradas"... Pero lo que oigo es precioso...




PD: ¿soy la única que oye música en OFF en su cabeza? Ay madre...

Vuelta la paz...

Es curioso cómo una sonrisa puede restablecer instantáneamente el orden del Universo.

Su mirada sonriente cuando he llegado ha disipado los incesantes nubarrones que siempre me acechan. Me ha tendido la mejilla como siempre lo hace cuando llego. Yo siempre los beso, cuando llego y me voy. Es otro más de los singulares rituales que rigen unas vidas.

Me siento bien. Vuelta la paz, podemos empezar...

Discusiones con mamá.

No hay mañana  de discusiones con mamá que no se convierta por obra y arte de esos pocos minutos y esas escasas frases en un auténtico día de mierda.

En eso no pueden negar mis dos Gabrielas que son abuela y nieta. En el don de sacarme de quicio en menos tiempo que cualquier otro ser vivo de este y otro mundo. Da igual cuál sea el tema en cuestión; basta una palabra para que salte la chispa. Soy profe, estoy expuesta constantemente a los cabreos, pero ninguno es tan retorcido y duele más al alma que los que me provocan estas dos.


Y así estoy ahora, que ladro y pongo cara de perro con ninguna otra justificación que el que me haya peleado con mamá esta mañana.

Ay madre. Como aquella canción de Guillermo (del álbum Desde Siempre).

Sé que con respecto a todo lo que me dices, tienes razón siempre, y que siempre la tendrás. Después de 38 años, no admitirlo sería de género imbécil. Y por eso acudo a ti siempre que tengo un problema o una duda sobre lo que sea. Y aquí también tienes razón, como siempre, te lo repito, tendría que haberle comprado el vestido de arras más grande, y llegado el caso haberle metido, pero estábamos hasta las narices de buscar el dichoso vestido, no había tallas, el hombre parecía honesto, la solución aunque no la mejor, parecía la adecuada dadas las circunstancias, y si llegado octubre, el vestido ya no le vale, buscaremos otra solución. Es sólo un  vestido, no es más que un vestido. Ojalá todos los problemas de esta vida se basaran en vestidos que quedan grandes o pequeños. Pero mamá, te aseguro que si hubiera algún modo de retroceder en el tiempo y tomar la decisión a tu manera, ahora mismo pagaría por poder hacerlo sin dudar. Cualquier cosa con tal de poner el contador de esta mañana a cero y volver a empezarla.

Ay madre... Cuánto te quiero.




Couiner!!!

Y para acabar en este día/noche de fiesta del Trabajador y sin que tenga absolutamente nada que ver con el tema en cuestión, el otro día me acordé de un verbo francés sensacional, el cual utilicé en un arrebato de mi subconciencia:

¡COUINER! No busquéis lo que significa, qué os evoca "CUI, CUI, CUI!!!!". Pues entre otros significados, eso es exactamente lo que signifca COUINER. :)))))

Para qué luego digan que la filología no es una ciencia divertida!!! 

Nota Mental: debo imperiosamente ponerme en contacto con la RAE  para que subsane las lagunas de las equivalencias de la casta lengua castellana.

¡¡¡Buenas noches!!!!

martes, 1 de mayo de 2012

La máquina de tortura

Está ahí, enfrente de mí, observándome con desdén. De vez en cuando le echo un vistazo con recelo. Nunca lograremos llevarnos bien. Nunca. Ni lo pretendo. Suelo intentar congeniar con la gente que me ofrece algún servicio; pero una posible relación afectiva entre nosotros es genéticamente imposible y lo nuestro se limitará durante un breve espacio de tiempo a un simple intercambio de prestaciones. Como dicen en las pelis de amor finito, lo nuestro es imposible.


Hay dos especies que ejercen sobre mí una boba fascinación. Los matemáticos y la gente que practica voluntariamente deporte. Incapaz como me encuentro de comprender la materia de la que se alimentan sus existencias.


¿Qué es un matemático? es una persona que por ejemplo, se inventa infinitas dimensiones, (más allá de las tres tradicionales pa'lante, pa'los lados y p'arriba), las ve, las entiende, las maneja, las calcula e incluso podría construirse un loft y vivir tan ricamente en todas ellas.



¿Qué es una persona que practica deliberadamente el deporte? Y no hablo de todas esas criaturas que lo practican con ánimo de lucro (pobrecitas) ni de las que disfrutan patológicamente del dolor (marranillos). No. Me refiero a esa persona que intencionadamente inflige dolor corporal a su body, pasa las de Caín y vuelve a hacerlo al día siguiente por gusto y necesidad.


Llevaba seis años criando polvo en el desván de la casa. Después de un triste epílogo sirviendo de perchero en el comedor había sido finalmente sustituida por la cunita de viaje y desterrada al desván. Y ahora ha vuelto. Con sus cuernos retorcidos que le otorgan el aspecto de la calavera de un Minotauro sobre un esqueleto de hierro y plástico oscuro está esperando a que me suba. Y ¿por qué?


Que estoy incapacitada para el deporte de la misma manera que lo estoy para las matemáticas es un hecho palpable y mis padres aun conservan los informes de mis sucesivos profesores de Educación Física que lo corroborarán. He intentado en múltiples ocasiones confraternizar con él pero ha sido en vano. El cuerpo de cada cual es sabio, y por la reacción catatónica/catastrófica que me sacude cada vez que me pongo a ello, entiendo también que se trata de un mensaje subliminal que el mío me trasmite advirtiéndome de que no debo hacer deporte. En mi último intento que consitió en practicar el tradicional "jogging" o como lo llaman aquí "footing", supongo que recordando que en mis años jóvenes era de las poquitas actividades que conseguía realizar (al menos esta no requería de especiales dotes circenses como subirse a una cuerda o efectuar peligrosos saltos mortales) a los tres o cuatro minutos, los ojos amenazaron peligrosamente con salirse de sus órbitas, la cabeza se me hinchó tomando proporciones mastodónticas y mi tracto nasal me advirtió de que sangraría profusamente o le prendería fuego a todo mi aparato otorrinolaringológico si no paraba ipso facto. Y claro, paré.


El cuerpo de cada cual es sabio y además, la naturaleza supo dotar al mío con la fuerza física, tetas y culo suficientes como para no tener que llevarlo intencionadamente al colapso.

Entonces, ¿por qué? El domingo tuve un sueño. Soñé que subía el ¿Tourmalet? y que me sentía extraordinariamente bien. Así que al recordarlo y sin pensármelo mucho, después de desayunar, me puse el chándal, llamé a mi marido (matemático y deportista voluntarioso) y entre los dos bajamos mi ciclostatic.

¡Claro que es lo mismo!!! Es incluso mejor. Sin coches que me atropellen, bichos que se me metan en la boca, marchas que cambiar, o sol que me queme. Y sin necesidad de quedarme tirada y teniendo que llamar a alguien para que venga y nos cargue a mi ciclostatic y a mí.

Poco a poco. A ver cuándo dura la aventura. Mi marido dice que le dé un mes. Pero le voy dar quince días, y si después de eso, no ha logrado convencerme, e-bay baby!!!

Hacer los deberes...

Lo voy a hacer, lo tengo que hacer, tengo que quedarme esta noche hasta lograr escribir algo. Desgraciadamente nunca nadie ha considerado seriamente la posibilidad de que los días constaran de tan sólo un par de horas más. Creo que con eso sería suficiente.

Tengo en una carpeta guardadas tantas cosas que quiero contar.

Así que venga, dejémonos de rodeos y vayamos al tema...