Exigir más de lo que uno está dispuesto a dar a cambio.
¡Absurdo!
Lector, que te aventuras por estas páginas, es improbable que compartas, entiendas o comulgues con mi visión de las cosas. No busco convencerte de nada. Bref, no tengo más propósito para escribir estas líneas que el deseo y el placer de hacerlo... Los culpables: Una vida de película Mi madre la reina
miércoles, 13 de noviembre de 2013
L'école buissonnière
Esta tarde he hecho pellas (o novillos, fa lo stesso, ambos términos son absolutamente mediocres en cuanto a sonoridad y a sentido). Pero no se lo digáis a nadie por favor.
El no hacer lo que los demás esperan que hagas se encubre tan fácilmente como poner una amplia sonrisa que borre cualquier rastro de culpa de la cara y de improcedencia en la mente del otro.
Puede que lo haya hecho porque necesitara una tarde de no hacer nada después del chute de santidad/religiosidad de ayer que se acercó
peligrosamente a la sobredosis. Lo de tener que explicarles a unos críos
de 7 años que tenían el Mal primigenio impreso en el ADN porque una tía
decidió montárselo con una serpiente me produjo una pequeña descarga en
la cabeza y por supuesto que no lo expliqué. Me niego a hacerlo.
Cuestión de principios. Podría alegar que esta mañana el despertador no sonó, que me dejé sin saberlo el CD de la parte de comprensión oral del examen en casa, que al final no hubo simulacro de incendio, que el escaqueo de las guardias me produce náuseas, que el tiempo ha cambiado en cuestión de horas a malo y se ha puesto una tarde de perros, que no me apetecía hacerme 250 km para oír un rollazo y malgastar mi tarde, y sobre todo que me ha salido un grano de acné que no pornofo del tamaño de Nebraska en plena cara, y todos y cada uno de estos argumentos serían ciertos e irrebatibles. Pero simplemente no he ido porque no.
Porque uno no puede ser bueno y correcto y hacer lo que los demás esperan de uno indefinidamente. Porque entonces es cuando surgen los problemas y uno acaba reventando. Así que de vez en cuando es bueno saltarse las normas y cometer algún que otro pecaíllo.
Buenas y lluviosas tardes!! ;)
Los Millares
Nos hizo buen día. Un día espléndido de sol sin calor.
Los restos blancos de las murallas y de las chozas resaltan y se desparraman sobre un promontorio de cerros y laderas irregulares. Durante la hora que estuvimos vagando entre sus ruinas, no conseguí descubrir ningún punto desde el cual dominar todo el yacimiento: detrás de cada cerro aparece un nuevo trozo de muralla o una nueva casa ahora casi ausente si no fuera por el plano de piedras blancas que ha quedado dibujado sobre el suelo pardo y ya seco para la eternidad. Es una sensación rara, extraña, sentarse sobre los restos de aquellos muros milenarios, acariciar el mortero con el que quedaron eternamente soldadas sus piedras, en la más absoluta y solemne soledad de un lugar donde sólo parecen haberse mantenido en pie unas cuantas tumbas convexas. Cinco mil años. Hemos perdido el poder de sorprendernos, el exceso de modernidad nos lo ha corrompido tal vez, pero ahí estábamos, cinco mil años después, intentando imaginar en silencio la vida en aquel poblado ahora extinguido. Estando ahí, lo único que recuerda a nuestra civilización es la vega del Andarax que corre muchos metros más abajo donde se ven algunas viviendas entre el verde de los bancales como si de un oasis se tratara. Pero aún así, como está tan lejos ahí abajo, parece que no sólo unos metros sino siglos de historia nos separaran de aquel barranco. Ese mortero que ahora acaricio y que sigue uniendo las piedras de color blanco fue amasado por unas manos no muy diferentes a las mías. Y hace un rato, viendo el vídeo, me ha asombrado el número de defensas ingeniadas y la amplitud de las murallas. ¿Qué era aquello que tanto miedo les generó que toda su vida giró en torno a defenderse de ello? Y ¿por qué se fueron después de tanto defender, por qué la huida fue finalmente el único recurso que les quedó? la soledad de los Millares te invita a reflexionar, reflexionar y pensar, pensar que para que ahora esté aquí escribiendo, tuvieron que ser ellos primero. Ellos existieron y por eso existo yo ahora. Y sin embargo, no creo que en el fondo fueran muy distintos de lo que yo soy.
miércoles, 6 de noviembre de 2013
De Fargo (o del hombre desestructurado)
Como ya advertí anteriormente, después de aquella sobredosis de machoman a lo buscoaJacq's, mi cuerpo serrano sentía la imperiosa necesidad de cargarse de positividad mujeril y una cosa llevó a la otra y así acabé anoche viendo por enésima vez Fargo.
Y esta mañana me he levantado como nueva. Y contenta. Lo cual últimamente es en si un logro.
Y esta mañana me he levantado como nueva. Y contenta. Lo cual últimamente es en si un logro.
Qué difícil me resulta siempre escribir elogios. Tan difícil como hacer la pelota, lamer culos o chupar mmm, ya sabéis, cosas... (a elegir). Y esto no es nada por lo que sentirse orgullosa. Porque hay cosas y personas que merecen ser elogiadas. Hay que ver. Con lo poco que me cuesta criticar. Y eso que me callo. Eso debería darme qué pensar. Pero no me apetece ahora.
I love Fargo and I love Marge. Con toda esa sangre, sus tropecientos asesinatos truculentos, su mezquindad, su aberración, su frío, su gris, me encanta!!!
Yendo esta mañana para Macael y pensándome esta entrada, me preguntaba el por qué. Y de pronto los vi a todos: el poco hombre, el autoritario, el mezquino, el raro, el putero, el cortito, el sinvergüenza, el asesino, el acosador, desastres, espantos... ¿el marido? se libra un poco por contigüidad porque por lo demás... Y de pronto en medio de todos ellos destaca una mujer, tan embarazada, paciente, dulce, profesional, sencilla, correcta, valiente, eficiente y tan vecina del cuarto.
Como una versión gore del "sonrisas y lágrimas" más cute, un decir "tú puedes, porque no sólo es lo que debes sino porque es lo que quieres hacer", y si entre tanta sangre, el mensaje final es tan bonito , pues yo por ella, como twittean mis alumnas, me derrito.
Sonrisa.
Como una versión gore del "sonrisas y lágrimas" más cute, un decir "tú puedes, porque no sólo es lo que debes sino porque es lo que quieres hacer", y si entre tanta sangre, el mensaje final es tan bonito , pues yo por ella, como twittean mis alumnas, me derrito.
Sonrisa.
A por lo que queda de miércoles!!!
martes, 5 de noviembre de 2013
Y ocurrió...
Llevaba un año temiéndole. Realmente ignoro lo que mi mente no más perturbada que de costumbre esperaba que ocurriera, una especie de aniquilación de algo, un exterminio, un fatal desenlace, NO.LO.SÉ, pero de tanto rememorar mentalmente la funesta fecha, de tantas cuentas atrás efectuadas, del derecho y del revés, que de pronto me ha quedado un relajo al darme cuenta de que no ha ocurrido absolutamente nada.
O puede que sea cierto el rumor que llegó hasta mí aquel día de hará ya quince o veinte años, cuando para asombro mío, esa buena vecina y amiga de mi madre cuyo nombre vamos a obviar, me preguntó con insistencia y reiteración cuál era mi fecha de nacimiento y se puso a contar con los dedos y delante de mí los nueve meses que habían transcurrido hasta entonces imagino que para averiguar si había sido engendrada antes o después de la boda. Puede que realmente fuera gestada un año antes y escondida en un baúl mientras mi madre viajaba de soltera con aquella pareja de paisanos a modo de carabina en el crucero que la llevaba de Buenos Aires a Barcelona para casarse.
Claro, ahí está. Eso explicaría que me haya antecedido exactamente doce meses a una crisis que no ha dejado tras de si más que la vuelta del viento y un agorero dolor de muelas pues por lo demás todo sigue igual o más tranquilo incluso.
Ya pasó. Ahora a llamar al dentista.
(PD: espero que no les dé un soponcio a mis padres cuando lo lean. Ha sido mera especulación en busca de una posible respuesta. ¡Buenos días!!!)
lunes, 4 de noviembre de 2013
Mi amiga del parque
Ayer por una de esas casualidades de la existencia, me la encontré en la cola para subir al gusano. Iba comiéndose de la barbe à papa (algodón de azúcar) y al verla sonreí. Pero no nos saludamos. El compartir un rato de parque juntas a comienzos de verano no nos otorgaba la confianza suficiente como para saludarnos. Habría sido raro.
Aquella tarde, una de esas en las que a las ocho todavía es de día, busqué refugio en un banco a la sombra desde el cual podía no perder a las niñas de vista mientras buceaba en mi wiko. De pronto, se me planta al lado una niña, dos o tres años mayor que las mías, con esa mirada extraña de ojos agrandados por los cristales de sus gafas de hipermétrope de pasta azul eléctrico. La miro de reojo, tan poco acostumbrada como estoy a que se me acerque nadie y sin qué ni por qué, empieza la niña de los ojos agrandados a hablarme. "Es que son demasiado chicas para mí" refiriéndose problablemente a las bandadas de niñas que corren de un lado para otro ante nosotras, y acto seguido se saca una muñeca de no sé dónde, de la que me es imposible recordar el nombre pero sí que ella me lo dijera y empieza a peinarla mientras me pregunta sobre mis hijas. No me queda más remedio que contestarle, lo contrario habría sido una descortesía por mi parte, cuando de repente aparece un niño con la misma mirada gigante, el pelo tan tieso y castaño como el de su hermana pero mucho más corto y aparentemente más joven que ella que se me planta delante y me pisa un pie. Mi nueva amiga me informa de que se trata de su hermano,el cual no habla ni una palabra pero no se inmuta ni un ápice mientras me pisa. La niña sigue con su interrogatorio por unos minutos hasta que no lo resisto más y le pregunto en un tono neutro al niño la razón por la cual me está pisando. Me mira con esa mirada extraña y retira el pie. Creo que entonces fue cuando vino otra bandada pero esta vez de mujeres a por los dos hermanos.
Pues ayer los vi a los dos. Se subieron en el vagón de delante junto con otro chico de la edad de él, a lo mejor un primo también portador de gafas, y el joven encargado de los tickets tuvo que acercarse a ellos unas cuantas veces antes de que arrancara la atracción para decirle el niño de la mirada gigante que dejara de agarrar los muelles gigantes a modo de antenas del gusano.
domingo, 3 de noviembre de 2013
Neologismos adolescentes
Al otro lado del espejo, en mi pequeño universo personal, están mis alumnos y su particular inventiva para crear vocablos. Y eso me encanta y siempre me pone una sonrisa en la cara. En diez años, hemos ido del Paco bueno, al salvaje, pasando por el demonia de rigor, hasta llegar al actual ok ([ɔk]) pronunciado con la única finalidad de provocar la más honda furibundez en el interlocutor o interlocutora. No lo he entendido hasta hace un par de semanas cuando por fin mis alumnos de tercero han tenido a bien explicármelo. Y ya lo he puesto en práctica con mucho éxito. Anuncio que en estos últimos días en los que han vuelto los exámenes "en serio" suena con fuerza amargación. Y es un término que me encanta como me encanta ese proceso de creación y surgimiento de la palabra, esa que los decrépitos y polvorientos académicos de postín intentan controlar, dogmatizar e instituir y que sin embargo surge con la naturalidad más simple en mi pequeño universo.
Decepción (II)
Por fin acabado.
Sí, lo reitero, escrito con una prosa soberbia, excelente en la forma. En cuanto al fondo. Pfffff...
Creo que el fallo está en el inspector. Es un auténtico gilipollas. Y tan de cliché. Si ya de entrada el prota me cae mal, nuestra sociedad estaba predestinada al fracaso más rotundo. Parece creado por la mente de un tío en plena crisis de los 40 cuando les da a algunos por el multifolladismo como única opción para escapar del paso ineludible a la adultez definitiva. He corrido no, volado para cerrar definitivamente un libro que no volveré nunca a abrir. Y repito, no soy aficionada a los nunca, pero en este caso es rotundo.
No sé, esa condescendencia tan expandida hacia el putero, el adúltero, el que se deja a la muñeca vieja y rota que ya no le sirve por una muñequita tan mona y tan coqueta más joven siempre, no puedo con ella.
Yo lo que siento ahora mismo es la imperiosa necesidad de una doble dosis de alguna Bridget Jones real para que me desintoxique de tanta concubina complaciente y sierva con fecha de caducidad.
¡A la paz de Dios!
(Y que me perdonen todos los supermegachachis críticos de este país pero no me gusta malgastar mi tiempo)
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