domingo, 31 de marzo de 2013

Entrada borrada

Acabo de borrar mi última entrada. 
 
Es la primera vez que hago algo así y la verdad es que ha sido una liberación y un alivio.

Al volver a leerla esta mañana he tenido la sensación de que lo había escrito un yo acerbo y  mezquino llevado al límite. Claro que era yo, no voy a decir que lo ha escrito otra persona, pero es un yo que prefiero no enseñar.

Que no me ha gustado lo que he leído ni lo que he dejado aflorar así que lo he borrado. Y ya está.

Nada más.

¡Feliz domingo de Pascuas!


sábado, 30 de marzo de 2013

Largo y doloroso

El camino andado en las últimas semanas ha sido arduo, muy arduo. Lento y pesado. Descorazonador. Casi acaba con mis ánimos. Y además y lo peor de todo, tan poco placentero. 

Pero como muchas cosas en esta vida, tenía que hacerlo. 

Por fin, tras dos asesinatos, una desaparición y un embargo, por fin, el bueno de Leo va a poder entrar en escena. Es un chico maravilloso, en serio, mucho más inteligente de lo que aparenta a primera vista, y no esperéis a un adonis, que no lo es, muy al contrario, aunque tampoco lo necesita. Tiene la voz más cautivadora que nadie haya oído jamás. Conozco a Leo desde hace dos años y nos entendimos muy bien desde el primer momento. 

Esperemos que a partir de ahora disfrute un poquito más que en esta larga semana de pasión...

Crucemos los dedos...

Estoy agotada.

Dentro de mi cabeza.

viernes, 29 de marzo de 2013

Vía Crucis en Arboleas

Hemos montado el campamento base en el salón. Ya han caído tres, sólo falto yo. Uno de esos virus virulentos intestinales o gripe estomacal o como quieran llamarlo ahora, da igual, no recuerdo que en mi época esos bichos atacaran tan a menudo. Hélas, tras la última baja esta tarde, he tenido que rendirme a la evidencia. Este año no habrá Vía Crucis para mí.


Hubo un tiempo en que puntualmente, a partir de las siete de la mañana del Viernes Santo, los hijos de Doña Emilia corrían por las calles de Arboleas armados de carracas. Cómo le daban a la carraca. Nadie ha vuelto a tocar la carraca como ellos y es que no quedaba nadie despierto tras su paso.  Jajajaja. Aún recuerdo cómo, según te habías acostado de una manera o de otra o si deseabas ir al Vía Crucis o te la repampinflaba soberanamente, te podía dar por maldecirlos vehementemente hasta volver a quedarte dormido o te levantabas raudo y veloz. Ya nadie toca la carraca.

En esta época del año y con las escasas horas de sueño que lleva uno en el cuerpo, las ocho de la mañana es una hora difícil. Y a esas horas, ¿quién se va a fijar? Ya habrá tiempo luego, en la procesión grande de la tarde. Así que nada de túnicas ni de trajes de manolas ni de abalorios, uno se lava la cara y se pone lo primero que pilla, que sea cómodo y abrigado que hace un frío que pela.

La de veces que mi mente se detiene en un elemento minúsculo y pasa por alto detalles del tamaño de un elefante. He ido al Vía Crucis de Arboleas siempre que he podido, no sabéis lo a gusto que se va por la carretera a esas horas, y ahora no caigo en los Santos que salen. Ya me reprenderá mi padre cuando lo lea.

Me suelo fijar en que a esas horas mañaneras es cuando más bonica está la plaza o por lo menos cuando más me gusta. Será porque está desierta o porque huele a fresco. Y qué me decís de la algarabía que lían los pájaros cuando despierta el día. La gente va llegando con cuentagotas. La cara de sueño que trae la juventud que habrá estado toda la noche de marcha, a algunos les dura todavía el contento, las feroces señoras que a esas horas no son tan fieras, el "¡Buenos días!" vigoroso de los costaleros como para darse ánimo para llevar a los Santos. El buen humor que se respira y propaga. Me gusta entrar en la iglesia y ver a los costaleros despojados de sus galas y de la solemnidad de las grandes procesiones, verlos hablando entre ellos, bromeando y cómo todos los años surge la misma duda de si serán bastantes para sacarlos a todos.

Ya sé que no suena muy cristiano, y que el momento que se conmemora es trágico. Y sin embargo pocos son capaces de mantener la gravedad que requiere el momento. El porqué no lo sé. La gente está contenta y eso es lo que se respira.

Y sobre todo, me encanta encontrarme con mi prima Ana y hacer el camino con ella, ponernos al día de nuestras vidas, porque en el Vía Crucis se habla y mucho mientras se hace compañía a los Santos.

Cada cofradía saca un paso. Nos vamos parando para escuchar con atención cada una de las Estaciones. Es el momento que aprovechan las espontáneas para cantar sus saetas. Algunas veces provocan sonrisas y otras sentimiento. Porque es un pueblo pequeño y nos sabemos la vida de todos con sus alegrías y sus penas. Qué será del Vía Crucis cuando no queden saeteras... 

Ya vamos por la Placeta. La procesión va recogiendo a gente adormilada por los portales. ¿Sacarán este año a la Verónica? Es pequeñica, vestida de verde y de rojo, con un paño blanco con el que limpiará la cara a Jesús. Mi abuelo Juan era hermano mayor de la Verónica en un tiempo que yo no alcanzo a imaginar por la profusión de cofradías y de gentes que participaban.

La procesión sigue por el Barranco. Ahí vivía yo.

Y por algún sitio, no sé a qué altura porque no me suena que se repita el mismo sitio de un año para otro, de pronto sale el San Juan con su escolta de muchachos. Ay, el jolgorio que se traen los costaleros o anderos de San Juan. Arrimaos por curiosidad a la alegre compaña que seguro que alguna sonrisa os sacan. Pero es que esto también forma parte de la estampa coral del Vía Crucis en Arboleas.

Y llegamos a lo alto del pueblo. El sol de cara molesta. Las figuras van tomando posición mientras el cortejo de arboleanos se pone en fila para besar en la rodilla a Jesús crucificado. 

Esperamos a que bajen de nuevo las imágenes. Algunos han tomado la delantera y bajan las figuras casi a la carrera para esconderlas antes de que el guión del Viernes Santo se descuajaringue.

Ya no hace tanto frío y los cuerpos se han desperezado. El día acaba de empezar y esa es otra de las cosas que me gustan. Te queda todo el Viernes por delante. Esa y el que mi madre esté haciendo chocolate caliente y friendo tortas para alimentar los cuerpos agradecidos. Y además, que nos lo merecemos que hemos madrugado un año más. Otro ratito animado de charla en la cocina. Cómo no me va a gustar este día.

El año que viene si Dios quiere iré de Vía Crucis. ¡Dios quiera!

A estas horas de la noche llega hasta aquí el lejano toque monótono y acompasado de los tambores.Y siempre que los oigo por estas fechas, me traen la misma imagen a la mente, el paso cadencioso de los verdugos conduciendo a su víctima a la muerte.

lunes, 25 de marzo de 2013

Fumata negra



Si alguna tarde de domingo de esas de pereza y de farniente, vamos, de no hacer nada en absoluto, en parte por el tiempo gris y feo que hace fuera, de pronto rueda  desprevenidamente un tronco fuera del hogar encendido y cae al suelo, ante todo que no cunda el pánico. No intentéis de ninguna manera coger el tronco con las manos, es muy probable que lo soltéis ipso facto pues el tronco sin lugar a duda estará ardiendo por proceder de donde procede. Tranquilamente coged las pinzas que se hallan a la derecha de la susodicha, agarrad el tronco y volved a echarlo al hogar. 

Es muy probable que en el entretanto el tronco haya desparramado ascuas por doquier. De nuevo, no intentéis coger las ascuas con las manos ni con nada inflamable. El papel de periódico, por ejemplo, es bastante inflamable. Y es probable que al caerle ascuas se prenda fuego. Pero de nuevo que no cunda el pánico. El pánico nunca es buen consejero. Si apreciáis que el papel de periódico que se halla en la caja de plástico debajo del hogar de la chimenea que se usa para guardar más troncos muestra roales de papel chamuscado negruzco con un hilito color lava alrededor, que no cunda el pánico. Y de ninguna manera echéis el papel de periódico a la chimenea. Haced con él un paquetito manejable y sacadlo lo antes posible a la calle donde podréis proceder a su extinción de la manera que os resulte más cómoda, pisoteándolo, saltándole encima, echándole agua, etc, etc.

En el caso en que no os haya dado tiempo a reflexionar muy bien el momento "el papel de periódico no se tira a la chimenea" y hayáis caído en la tentación de hacerlo, de nuevo que no cunda el pánico. Apreciaréis que en el momento de echar el papel a la chimenea, el fuego se aviva de pronto alcanzando altas cotas de combustibilidad. En el caso de no haber deshollinado la chimenea en años, las temperatura e intensidad alcanzadas en el interior del hogar provocará que de pronto el hollín acumulado durante años se desprenda de repente de las paredes internas de la campana de acero que conforma el armazón de la chimenea, en forma de montoncitos de cenizas incandescentes, tal cual lo tuvieron que vivir en su momento en Pompeya. 

Al ver desprenderse la ceniza, tal y como lo vivieron los pompeyos, estaréis tentados en dejaros invadir por el pánico. Pero os rogaría que os contuvieseis y que no cerrarais de repente la puerta de cristal de la chimenea, pues esta acción no hará más que aumentar la temperatura alcanzada dentro del hogar y provocará que el hollín ya no caiga en montoncitos sino en porciones importantes y a mogollón. 

Procurad todo a la vez que controláis la caída de Pompeya subir hasta la azotea para examinar la calidad del humo emitido. Apreciaréis que el humo que sale profusamente es además de un color muy muy negro y os entrará tal acojonamiento que probablemente os dé ganas de llamar a los bomberos. ¡Alto! Ese humo no es más que el producto lógico de la quema del hollín de años acumulado que se ha prendido debido al aumento inesperado de la temperatura dentro del hogar al echarle el papel de periódico, y nada más.

Mientras no veáis llamas, nada indica que la casa esté ardiendo. Además, y por el bienestar de vuestro vecindario, adoptad más bien una actitud distendida y de absoluta normalidad. Como si aquel humo negro fuera lo esperable y lo usual en estos casos. El vecino se preguntará por qué de pronto habéis abierto todas las ventanas y por qué no dejáis de ir azotea arriba azotea abajo, y por ello es muy importante mantener la apariencia de total y absoluta normalidad.

Y efectivamente tendréis para entonces todas las ventanas de la vivienda abiertas pese al frío de la tarde, y es que siguiendo el tiro de la chimenea, en la habitación continua por lo alto, o sea la que se encuentra justo encima, de pronto al abrir la puerta, os habéis dado de bruces con una intensa humareda y un olor a plástico quemado que en este caso ya podemos decirlo, no es ni medio normal. Con el número de los bomberos siempre en mente, habéis abierto todas las ventanas del piso de arriba y esperáis ya el fatal desenlace "que hemos prendido fuego a la casa y que vengáis". Observáis con detenimiento las dos rejillas que dan directamente al tiro de la chimenea y de donde lógicamente procederán las primeras llamas.

Pero a veces Dios oye nuestras plegarias y el humo milagrosamente se esfuma excepto por una esquinita de arriba de donde parece proceder. La esquinita da al cuarto de baño contiguo que al no tener ventana ni siquiera hemos abierto. Y al hacerlo, de nuevo nos topamos con una enorme y negruzca humareda que a punto está de asfixiarnos. Esto explica en gran parte la tenencia por parte de algunas personas de lo que vienen a ser máscaras antigás pero que por desgracia no tenemos a mano en ese momento. Así que recurrimos al tradicional método de aspaviento manual de humo acompañado de toses ferinas múltiples.

Pese a tener el aparato nasotraqueobronquial entero, incluidos los ojos, en sangre viva, permaneceréis alertos hasta averiguar la fuente y procedencia del humo y veréis vuestro sacrificio recompensado cuando os déis cuenta con alivio que todo ese humo se ha colado por la rejilla de ventilación del cuarto que se comunica directamente con la azotea donde se halla casualmente también la boca de la chimenea.

¡Et voilà!

Es probable que tengáis que recuperaros de una leve intoxicación por inhalación de humos, que os preguntéis por qué los vecinos una vez más han pasado de llamar a los bomberos (hélas no es la primera vez, no), que no volváis a encender la chimenea en lo que queda de temporada alta de chimeneas.

Pero y el susto que nos hemos llevado...p'habernos matao... pero al final, nos hemos salvado...


¡Feliz Lunes de Dolores!



domingo, 24 de marzo de 2013

Mi Wiko y yo (I)

Al igual que el común de los mortales, nunca se me han dado bien las primeras veces. Es más, echando la vista atrás, en mi caso suelen ser más bien catastróficas. Así que ayer no iba a ser una excepción.

Anoche acabamos los dos solitos en el sofá, mi Wiko y yo, los dos acurrucaditos el uno junto al otro y al final no pasó absolutamente nada. Y es que después de darle diez veces al botoncito de encendido para comprobar lo mismo que en el portátil y viendo que él seguía sin decirme nada, sin notificarme nada, sin tintinearme nada, proclamé dramáticamente, "hasta aquí hemos llegado, ¡basta!" y como castigo lo apagué.

Como primera vez, y para variar, fue bastante decepcionante.

Pero no fue su silencio lo que más me decepcionó sino mi torpeza al manejar su pantalla, a mí que me gusta escribir conforme lo voy pensando, de pronto me vi a mí-misma aquejada de algún problema dactilologopédico y totalmente incapacitada para comunicarme con nadie de una forma corriente, normal, la que venía siendo la mía hasta entonces, y que tanto me gustaba y me hacía reír.

Menuda manera de incomunicarse (más aún) del personal he escogido, pensé. El tiempo de contestar algo medianamente inteligible

-a merced de un corrector ortográfico francés empeñado en interpretar mi español à sa manière, y además me tengo que olvidar para siempre de mis finas ironías y gracietas porque estas duplicarán el tiempo de respuesta y acrecentarán mis ganas de tirar el dichoso teclado al infierno de las papeleras virtuales,

-mi interlocutor habrá rehecho su vida sin contar conmigo para ello.

Entonces llegó mi hermano y en dos minutos empezó a darle al plin y al plaf y mi Wiko ya no se comunicaba conmigo en francés sino en castellano y al observar su destreza al manejarlo y al hacerle cosas que jamás pensé que se le podían hacer, me di cuenta de que él y yo jamás alcanzaríamos ese nivel de compenetración. 

Era tan evidente.

Ahí estaba, acurrucado a mi lado, inocente en su ignorancia, bonito, muy bonito, y enoooorrrrmeeeee. (¿A qué me recuerda eso?) Pero, hélas, totalmente incompatible conmigo.

Me fui a fumar un cigarro.  Miré al cielo estrellado y pregunté al firmamento si era justo que fuera la única persona recesiva en el mundo incapaz de comunicarme a través de un smartphone. Lo único que me alegró fue pensar en todas esas personas que me auguraban un futuro adicto y que habían errado completamente en sus pronósticos.

Con ese leve pesar me fui a la cama. Absolutamente resignada. 

Así fue cómo transcurrió mi primer día  con mi Wiko.

Fin.


PD: En serio, ¿esperábais una review técnica, seria y formal???? Pssss....

viernes, 22 de marzo de 2013

Dar y recibir.

Una vez más la decepción. La decepción surge de la frustración. La frustración surge de la estafa y la estafa de la trampa. 

Una vez más el arrepentimiento por haberse embalado cuesta abajo y sin frenos. Cuántas veces habré de tropezar en la misma piedra hasta recogerla de una puta vez del suelo y lanzarla a la mierda. 

Una vez más el amor propio por encima de los buenos sentimientos. Mirarse por dentro y asustarse por la oscuridad del abismo. Y ese sentimiento de haber hecho el ridículo que aumenta mi ira y socava aún más el precipicio.

Me pregunto si alguna vez la carcasa que curto se hará lo suficientemente dura e impermeable para que sobre ella todo resbale. Sonrío amargo.

Préstame tu piel de corderito, con un ratito que me la dejes tendré de sobra para saber si de verdad se está tan a gustito dentro.

Pero en el fondo, ella, tú, la de siempre, sabes que a estas alturas eso no serviría de nada. Así que te consuelas pensando que a lo mejor este es el famoso precio a pagar del que tantos hablan y que en el fondo puede que no sea tan alto, y que no sea la consecuencia sino el motivo de todo.

Por fin descansas.





jueves, 21 de marzo de 2013

Tardes de evaluaciones...

Esta tarde será mi quinta y última sesión de evaluación. Bueno, eso si Dios quiere. Es bueno contar con él según para qué cosas. Y estoy absolutamente rendida. No, rendida no es la palabra, la palabra es derrotada. Y a mí me pasa con el cansancio lo mismo que a los niños chicos, que me da por patalear y revolverme y chillar y llorar a grito pelado, quiero decir que me dará en cuanto resolvamos el temilla de lo que se contempla o no dentro de nuestros convencionalismos sociales. Estoy derrotada, absolutamente.

Y si me paro a pensar, el panorama no invita demasiado al júbilo. Tengo a mis dos niñas de mochileras dando tumbos de una casa a otra. Tengo a mi marido abandonaíco, el pobre, con lo que tiene que aguantar, y sin hacerle mucho caso. Y tengo a mi Leo esperando entrar en escena ahora que han pillado al amante de la muerta huyendo por Sangonera la Seca.

Pero dentro de lo que cabe sólo me queda una tarde. Una tarde más o una tarde menos, según se mire.

Y me ha dado otra vez por escribir, y eso se mire por donde se mire, siempre  es una buena noticia.

Nathalie P.

Mmm, me encantan esos días en los que una vuelve a sentirse veinteañera for a moment. Resaca tras una noche de fiesta en Granada y comida familiar con un miembro más en El Rincón para celebrar el cumple del peque que hizo 34 años hace tres semanas. No fue tan mala época en el fondo.


Cómo hemos acabado midiéndonos la frente mi madre y yo por culpa de las orejas de mi hermana, ya no lo recuerdo. 


Pero lo que me ha dejado de verdad consternada ha sido la incapacidad de mi madre por recordar un episodio que marcó toda mi pubertad. Llamaremos a aquel episodio:

EL DIARIO

¿A colación de qué vino recordar aquello? Una cosa lleva a otra, y hay momentos que quedan grabados para siempre allí por detrás, más allá de la retina.

Le he comprado a mi Gabriela un diario para que escriba en él todo lo que quiera. Y me he hecho la promesa de que jamás de los jamases abriré el dichoso diario y que sólo leeré lo que ella tenga a bien mostrarme. Lo he hecho como una herencia de costumbres. No tengo mucho que dejaros hijas mías, pero este pequeño cuaderno con candado es parte de mi legado, pues he sentido la necesidad durante toda una vida de escribir y puede que logre despertar esa necesidad en vosotras, mis vástagos. Al fin y al cabo, ¿no es eso lo que hacen los padres con sus hijos?

Hubo una vez en que yo también tuve uno. Su cubierta era de tela pintada, de la que parece de satén o de seda, con bonitos tonos rosados pasteles. Me lo regalaron creo que en un cumpleaños. Y en él escribí muchas de las cosas que me pasaron aquel año. Cursaba cinquième, lo que equivale a 1ºESO en Jeanne d'Arc de Genas Azieu. Jeanne d'Arc era un "collège concerté" de monjas en aquel entonces exclusivamente "féminin".

Tenía 12 años y aquel fue el año en que me enamoré del único macarra del que me he enamorado en mi vida. Se llamaba Nathalie P. y estoy casi convencida de que no había ni una chica que no estuviera loquita por ella.  ¿Gajes de estudiar rodeada de féminas en plena revolución hormonal? No lo sé. No me he vuelto a enamorar de ninguna chica reseñable después.

Mi relación con Nathalie fue tortuosa. Recuedo que una tarde a la salida del colegio, me pilló entre dos de los autobuses que nos llevaban a nuestros pueblos respectivos y me dio un cabezazo. La chica era futbolista, todo un portento físico y quedé bastante mareada y magullada en mi orgullo. Digamos que no fue lo que se dice un amor bonito o correspondido.  Duró lo que duran los amores de adolescencia y poco más, gracias a Dios. Cuando me la imagino, la veo embutida en un mono y arreglando motores de camiones. ¿Llamémoslo estereotipo? Pero la verdad es que me la imagino poco y nada, que es casi lo mismo.

Sin embargo lo que sí me molesta es que mi madre no se acuerde de cuándo me di cuenta de que mi hermana y ella habían leído mi diario (yo no sé si pensaba que se iba a encontrar con el "Diario de Anne Frank"), de cómo quedé literalmente desnuda, de cómo de vez en cuando se le escapaba alguna pulla sobre mis escarceos con Lesbos y de la vergüenza que sentí durante tiempo al saberme "descubierta". En fin...


Así transcurren por lo general las comidas familiares en mi casa. Pero me imagino que como en todas las familias, eso es lo normal...












jueves, 14 de marzo de 2013

De espíritus....

(Haré un parón creativo en plena cogorza del mozo; dejaré que la duerma a ver si así se despeja y puede contestar a las preguntas de los investigadores. 

Lo bueno es que en lo personal esta noche me siento mucho más fuerte de lo que lo he estado desde el lunes...)


Hay dos temas que nunca fallan con los alumnos más recalcitrantes a la hora de prestar atención. 

El primero, el sexo. 

El segundo, los espíritus. 

Pero no os pongáis histéricas de antemano. Ya os estáis llevando las manos a la cabeza y aún no he dicho nada.

Con respecto al primero, sólo hay una cosa que no me hartaré nunca de repetir. La protección. En todo. Siempre protegidos. Para todo. La cabeza, las manos, los pies, las piernas, los antebrazos, todo, lo que viene a ser todo. Y punto. ¿Claro? Vale.


El segundo tema, bueno, siempre resulta mucho más interesante...



Supongo, mi estimado lector, que eres de ese 90% que no cree en los espíritus y que nunca ha participado en una ouija. Pues te invito a no hacerlo nunca pues sus consecuencias son imprevisibles...

La primera vez que participé en una ouija fue en un piso de la Plaza de Toros de Granada. Mi amiga Lupe me había invitado a café y estando allí metidas las cuatro y sin mucho que hacer, nos pareció una idea interesante para amenizar la sobremesa. En aquel entonces, no teníamos ni smartphone (algun@s seguimos sin) ni internet ni necesitábamos darle a la botella ni a nada en concreto la verdad. 

Los pasos a seguir para invocar un espíritu son muy sencillos. Sólo se necesita tener un dedo puesto encima de un vaso pequeño. Eso es todo. Y si no lo fuera todo, tampoco lo diría. No desvelaré ese secreto para evitar malas tentaciones...


Aquella primera vez para todas menos para Lupe, nos costó invocar a alguien al principio, pero la verdad es que en cuanto hizo acto de presencia, y supongo que alentado por la presencia de cuatro chicas de dieciocho años con ganas de diversión, pasamos los cinco un rato muy agradable. Tanto que acabamos tiradas en el suelo con sólo un índice puesto en el vaso, bien fumando, bien levantándose alguna para estirar las piernas y riéndonos muchísimo con él. Y claro, al final, todas le hicimos la pregunta de honor, quién sería nuestro gran amor y lo único que puedo asegurar es que su respuesta no respondía para nada a mis expectativas de aquel entonces y por eso no le hice ni caso y me lo tomé a guasa.

La segunda vez que hice una sesión de espiritismo fue en el dormitorio de una compañera de piso en la calle Beaterio del Santísimo, en Granada. El piso databa de 1876 ó 96. Tenía y lo aparentaba bien, más de un siglo de antigüedad. Con los techos altos, algunos pintados con frescos y semi derruido. En mi dormitorio de cama de matrimonio cabía un biombo y una sala de estudio. Sin embargo los dormitorios más bonitos aunque más pequeños eran los que daban a la calle porque les daba el sol todo el día. El mío era muy oscuro. Sea como fuere, era el lugar propicio para una sesión de ouija que demostrara de una vez por todas que no se trataba sólo de fantasías inventadas por Lupe y por mí.  En esa sesión, sí participó mi novio, el más escéptico de los ocho o diez que estábamos. El espíritu hizo su aparición tan deprisa que en seguida levantó la sospecha de que Lupe y yo estábamos moviendo el vaso. Así que propusimos al resto que realizara una pregunta al espíritu de la que sólo ellos conocieran la respuesta. Y el espíritu le contestó A-K-O a mi novio. Y desde entonces, nunca más ha dudado de que aquello pudiera ocurrir de verdad. En cuanto a los que no lograron creer aquella noche,, entre otros a la inquilina del dormitorio y a su novio, ya de madrugada, se les cayeron todos los libros de la estantería que tenía en el dormitorio. Gajes, supongo.

Hemos hecho sesiones de espiritismo familiares en casa de mi madre también, lo cual ahora que lo pienso puede ser una temeridad. Porque hay espíritus buenos, pero también los hay malos, y nadie quiere compartir casa y espacio con un espíritu maligno. Aunque hay veces en que he llegado a pensar que podíamos ser nosotros mismos los que movíamos el vaso con el simple poder de nuestra mente. No lo tengo claro todavía.

La última vez que hice espiritismo fue con mi hermana, una noche en que se fue la luz y nos quedamos en mitad de una película. Estábamos tan aburridas, sin nada que hacer, que rápidamente preparamos una ouija, encendimos dos velas y nos pusimos a invocar. No tardó mucho en darnos señales de su presencia.  La pregunta de rigor, ¿eres bueno o malo? Y después de unos minutos conversando con él, el vaso se deslizó hasta el final de la mesita del comedor y si no lo llegamos a coger antes, casi se estrella contra el suelo. Nos quedamos heladas. Quisimos despedirnos de él y una vez más el vaso se fue peligrosamente hasta el borde de la mesa. Pasó hace más de siete años así que no recuerdo cómo acabó pero sí que dejamos la ouija inmediatamente. Y todavía recuerdo el nombre que nos dio. Escribió que se llamaba Hahahel. ¿Es ese un nombre real? Aaah...



Buenas noches buuuuuuhhhh....


(Hay dos gatos que se han puesto a pelearse o a ligar, porque en el caso de los gatos, los maullidos son los mismos, del otro lado de la ventana, así que ahora es cuando yo me acojono subiendo por las escaleras a mi dormitorio y me escondo debajo del edredón hasta que dejo de sentir esa horrible opresión en el pecho...)

lunes, 11 de marzo de 2013

Nueve años atrás

Hace nueve años, volvía a estas horas de un entierro. Un entierro de esos a los que nadie quiere asistir. La misa tuvo lugar en el Llano de los Olleres o en Las Pocicas, realmente no lo recuerdo ni creo que eso sea relevante. Por la mañana, llegando al instituto de Cantoria, vi la masa de alumnos y de profes apostados en la puerta, y parecía como si nadie se atreviera a entrar. Creo que a esas horas ya decían algo por la radio. Pero no puedo asegurarlo. Sé que la escena me resultó extraña, anómala. Mi cabeza no lograba hallar un motivo, era tan surrealista. Como todo lo que sucedió aquel día. Desde el principio hasta el final fue un día raro, extraño, fuera de este mundo, un día negro, oscuro, marcado por la miseria y la pena, un día que podría no haber existido nunca porque nada bueno ocurrió aquel día. 

La tarde de antes una furgoneta había atropellado al chico, montado en su moto, le había literalmente pasado por encima y había muerto en el acto. Creo recordar que tenía 15 ó 16 años. Si la muerte de por sí es monstruosa, a esa edad es injusta e intolerable. Todavía puedo sentir la rabia por dentro al recordarlo. Esa misma mañana fuimos a la velica. Ver a una madre destrozada por la pérdida de un hijo es probablemente de las escenas más terribles a las que se puede asistir nunca.

En aquel entonces, no había tanto internet, pero creo que la gente alrededor hablaba y mucho de lo que estaba sucediendo en Madrid. Y cuando volví a casa, me encontré a mi marido viendo los informativos y seguramente me lo contaría todo pero no sé, no parecía importarme mucho en este rincón del mundo, como si el cuerpo sólo admitiera una desgracia a la vez. 

El 11M fue para mí el día que lo enterraron y ya está. Y en mi cabeza nada de lo que sucedió el 11M en Madrid pasó de verdad. Puede sonar idiota decir algo así, podréis poner el grito en el cielo pero la muerte de mi alumno me impidió sentir nada más.

Lo único que recuerdo de aquello es la imagen de un padre de la edad del mío al que pillaron en mitad de camino corriendo, desesperado, hacia la estación en busca de su hijo que no cogía el móvil. Siempre me quedará la duda de si logró encontrarlo y nueve años después, todavía hay días en que me lo pregunto.

Dios quiera que toda esa gente descanse ya en paz.

jueves, 7 de marzo de 2013

El día que me enamoré de Almodóvar.

... la culpa la tuvo mi padre, que conste en acta Señoría.

Mi historia de amor con Almodóvar surgió en otro país, en otro mundo, casi pareciera otro continente por la disparidad de costumbres y de formas de ser. Recuerdo una tarde noche (un soir, como lo llaman los franceses) de lluvia en la que mi padre nos llevó a mi hermana y a mí al cine en Saint-Priest. Era el comienzo de aquella época en que una deja de ir a las pelis de Walt Disney para descubrir un nuevo mundo en la gran pantalla.

Mis padres siempre fueron grandes sufridores dentro del género paterno y bastó con que nos recomendaran la peli en el Centro Cultural Español donde nos enseñaban la bonito cultura castellana (la verdad es que odiaba pasar la única tarde libre que tenía a la semana en aquellas aulas pero bueno, insistencia de mis padres sufridores) para que mi padre nos llevara a verla. Creo que fue así como surgió todo. O ahora que lo pienso, puede que fuera por la prof d'espagnol que tenía en el Lycée, empeñada en que yo era española y que todo lo español me tenía que interesar por huevos.

Mujeres al borde de un ataque de nervios. En la distancia, cuando volví a verla, me di cuenta de que había cosas que no había entendido en absoluto como cuando Rossy de Palma pilla un orgasmo durmiendo. (En aquel entonces no existía internet y un halo de misterio rodeaba todo lo tocante al sexo; de hecho, creo que al desvelar ese halo prematuramente se ha perdido mucho de la parte extraordinaria del sexo) pero sé que aún sin entender esos "detalles" me gustó y que es la primera película española que recuerdo. 

Fui fiel a Almodóvar durante muchos años. Lo adoraba. He conocido a pocos hombres capaces de hablar a los sentimientos de las mujeres como él, por no decir que es el único. Y creo que sólo las mujeres pueden captar cada uno de los matices de sus personajes y de sus historias. Por más que se empapen de sus pelis, estoy convencida de que la mayoría de los hombres las ven y sonríen con incomodidad o hacen como que se ponen tristes, simulando que las entienden pero en realidad las entienden lo mismo que nos comprenden a nosotras, o sea nada en absoluto. Jajajajajaja.

 Y nuestra bonita historia siguió hasta que descubrí su faceta de gilipollas integral hará unos diez años la cual me decepcionó profundamente porque no pensé que sería capaz de algo así. Y yo para esas cosas soy muy drástica, muy extrema, no tengo término medio lo siento. Así fue cómo de la noche a la mañana, me hice la promesa de no volver a ver ninguna de sus películas. Aquello sucedió después de Hable con ella.

Todo sobre mi madre. El porqué, no lo sé. Creo que me confundí de título, quise levantarle la veda, porque en esta vida no se puede odiar para siempre y porque hay amores que no se olvidan. O sería por el día chungo que llevaba. Recordé los buenos ratos pasados en su compañía y necesitaba revivir uno de esos ratos. Así que quise verla. Y hace un rato, y por la fecha en que se hizo la peli, me he dado cuenta de que la vi en el cine de Ronda aquel mismo año. Y sin embargo era otra película totalmente distinta.

Anoche desde los primeros compases, empecé a llorar y no dejé de hacerlo hasta un rato después de que acabara. No sé si porque mi día fue horrible, por la emoción del reencuentro con él, o porque mi vida ha dado un giro tremendo en estos años. O por las tres cosas a la vez. Pero lo que sé es que me encantó volver a verle. Y por lo bien que lo pasé anoche con él, puede que volvamos, después de todo.

¡¡¡Sonrisa!!!

Besitos, que me espera una tarde de las buenas!!!

miércoles, 6 de marzo de 2013

Cómo ser mujer

... madre, hija, esposa, currito y no reventar en el intento.

Admito que el único momento placentero que he tenido en todo el día de hoy ha sido el ratito de las 7:20- 7:45 en que he disfrutado de "Crímenes imperfectos" en Xplora y...  ¡para de contar!

Porque que te obliguen ya a una sesión de fitness recién tomado el café, persiguiendo a la enana por la cama, debajo de las sábanas, por encima del edredón, por debajo del edredón, detrás del armario, detrás de la cómoda para vestirla para ir al cole...

Y que luego la grande que a veces y con pesar me recuerda al Jack Nicholson de "Mejor imposible" me obligue a atarle y desatarle tres veces los cordones de los tenis, alegando que las cuatro trozos de lazos no están equidistantes, vamos, que un trozo es más largo que los otros...

Que se desate un tormentón, con tijeras en mano incluídas para cortar el trocito ese que sobra, que los albañiles de al lado paren los martillazos para escuchar la tragedia que se ha montado, todo bajo la atenta y horrorizada mirada de los abuelitos que seguro que en el fondo habrán pensado que ellos se lo montaban mejor...

Que acabes secuestrando a las Pin y Pons y llevándotelas en el coche para tirar los cuerpos en una cuneta llegado el caso...

Que después de una jornada regulín con mis terroristas como colofón llegues a tu casa arrastrando el coche y te encuentres con el plato de cocido que tú misma has preparado la noche anterior cuando hubo una época en que perjurabas que sólo cocinarías platos que te gustaban. Sí estaba bueno. No, no me gusta el cocido.

Que entonces te dé el gusanillo de que te mimen un poco y piensas automáticamente en PE-LU-QUE-RÍA. Tienes un libro que te apetece leer en el bolso, unas horas libres y un flequillo que te tienes que echar para el lado para poder ver. Rezas para que los hados estén por fin contigo.... Soy catequista, tendría que tener ese derecho de vez en cuando, digo yo!!! pero resulta que las pelus en este pueblo de M no abren los miércoles por la tarde. Lo he comprobado no en una sino en varias. Estás al borde del colapso emocional, sientes cómo te vas hinchando por dentro por minutos en plan olla a presión, y entonces, te dices a ti-misma "luchar o morir" el todo adornado con unos cuantos calificativos e improperios más!!!

Y te acuerdas de que alrededor de este pueblo de M, existen más pueblos y que justo debajo de tus papis hay una pelu, English, pero pelu. ¿De qué me iba a servir el inglés que sé si no???? Piensas en pararte en una que hay a la entrada de tu maravilloso pueblo, pero ya te has cruzado con dos coches que te han hecho las luces. Y eso aunque ilegal sólo significa una cosa. Control. Y el hecho de que el coche patrulla estuviera justo a la puerta de la macropelu (es como una pelu pero en plan nave disco) me ha hecho desistir de pararme. ¿Llevaba drogas en el bolso? Sólo paracetamol 1 g y un par de paquetes de Nobel triple filtro. ¿Acababa de cometer alguna infracción? No que yo sepa. Pero era la poliii, joooo!!!!!

No pasa nada. La pelu de la inglesa, la que le cobró una millonada a mi hermana por aquellas mechas, esa va a ser la que rompa la mala suerte. Cómo se decía tinte???? Dry o algo así... Pero si dry es seco, era... dye... Cuche aquella señora mayor que se está bajando con dificultad del coche, seguro que va a por mi peluquera, o hairdresser en este caso, pero yo soy más joven, tengo más energía o en todo caso manejaría con más agilidad las muletas de llevarlas. Venga, come on, ya estamos dentro. Y lo educados y sonrientes que son los ingleses... pero será posible que en diez años todavía no sepan decir un hola... En fin... Quiero que me corte el pelo y que me eche un tinte. Llevo mucho dinero y se lo voy a dar todo a cambio de una sesión de pelu. No, mañana no. Hoy o nunca. Aaaah... que tiene otra señora para hoy... Y sólo puede atender de uno en uno... ¿Y cuántos continentes habéis invadido así, dices? Entonces veo entrar a mi muletera por la puerta... Bad fucking luck.

¿Es difícil entender que en momentos como estos lo que menos necesitas es que te toquen la moral? ¿A que no? Pues eso...

Menos mal que mi amiga Mónica me ha hecho mirar por el otro lado del cristal. A lo mejor los hados me estaban advirtiendo simplemente que hoy no era el día para cortarme el pelo y que de persistir el resultado podría haber sido catastrófico.

Mañana iremos a la pelu pero esta vez iremos las cuatro. No es lo mismo estar sola con un buen libro mientras te masajean el cuero cabelludo que estar con dos bichos y esperar cuatro horas por unas mechas que no son ni siquiera tuyas, pero es lo que hay.

Además, si todos mis días fueran siempre de color rosita y sólo me dedicara al chichimiento, me moriría de aburrimiento.

CIAO!!!

(PD: he vuelto a reconciliarme con mi Leo... Y la verdad es que eso me pone contenta!!!)





lunes, 4 de marzo de 2013

¿Por dónde íbamos...?

Mon blog chéri,

Como tú ya sabes, no me gusta escribirte sobre cosas disgusting, pero DIOOOOSSSSSS, qué mierda de lunes. AAAASSSCOOOO no, lo siguiente. Febrerillo loco, en abril aguas mil, y marzo, ¿qué? ¿eih? Joputa marzo, mierda de tiempo, invierno que no se va, todo el día a cara de estaca. Pero fus fus, fuera malos pensamientos. Para una vez que te visito, no quisiera ni sería justo tampoco.


Siento profunda y profusamente el estado de abandono en el que te voy sumiendo últimamente; créeme que pienso en ti muy a menudo, mucho más de lo que podrías imaginar y lamento no poder dedicarte el tiempo que mereces. No obstante como ya te indiqué con anterioridad, el proceso creativo en el que me hallo envuelta no me deja otra alternativa.


Hélas, acudo a ti como paño de lágrimas pues tras un período tan prolífico en creación que parecía inagotable, ayer por la tarde, tras un gélido y/mas o por consiguiente vigorizador puente  de Andalucía de viaje por el extranjero, bueno no, a Antequera, pero muy chuli,  me puse de nuevo a mi tarea. Sí, entre el almuerzo y el baño de las niñas. En mi caso, el tamaño de la cabeza ha resultado ser absolutamente inútil, lo ideal viniendo a ser la bicefalía, como un primo mío que es capaz de escribir, leer, mantener una página literaria a la par que criar a sus dos hijos, trabajar y participar en todos los eventos culturales de la zona habidos y por haber. Y mantener al día su facebook. Hélas hay días en que a duras penas logro llegar a la cena. No sé, a veces tengo la sensación de ser la torpe de la familia. Pero ayer era uno de esos días afortunados en que disponía de un rato libre entre el arroz del almuerzo y el baño de las niñas.


En fin... Puente perfecto, pilas cargadas, abro mi novela (he superado la barrera psicológica de las 40 páginas... sólo me quedan unas 300 para escribir algo con cuerpo... he pensado multitud de veces en el formato guión para Hollywood pero creo que eso sería precipitarme y tomar un atajo) y...


Y de pronto no sé muy bien por qué, con lo bien que me estaba yendo el descubrimiento del cadáver, me veo en la difícil tarea de tener a un grupo de testigos secuestrados en un cuartel de la guardia civil esperando a que un agente de la policía judicial les tome declaración, (en un principio el encargado de la investigación iba a ser un inspector mandado de Madrid pero resulta que si la localidad está en demarcación de la Guardia Civil es esta la que se encarga de la investigación) y véome consultando foros y legislaciones mil en busca de una respuesta coherente y comprensible acerca de la cuestión. Así que después de tres horas de ardua labor investigadora totalmente estéril, decido acudir al recurso fácil y doy a luz a la guapa Julia, una agente de la benemérita sexy capaz de convencer a un ejército de antisistemas de que su secuestro, más bien préstamo, es imprescindible para hallar al asesino. 


Pero si yo quiero tenerlos encerrados en un cuartel por qué no tenerlos y punto porque yo soy la que mando aquí, en lugar de tener a la buenorra de la Julia haciendo un papel totalmente sexista!!! Pregunto!!!


En fin, mon blog chéri, como ves,  esto del proceso creativo no es tan sencillo, y hay días como el de ayer en que una se pregunta si llevará a buen puerto una historia que me tenía tan enamorada hace dos días y que por una chorrada del tamaño de Texas de pronto me resultó tan banal, insulsa y  sin sentido ayer.


Hoy he hecho pellas, dejando a la guapa de Julia en la tesitura de convencer al amigo del alquilado de que ayude a la investigación o de pirársela con un tío rico que la saque de la calle.

Je suis folle??? Nooooon mon chéri, ce qui suit!!!

Bonne nuit!!!