- Bueno, vamos a ver, Rosa. ¿Qué quieres conseguir?
- Convertirme en una sílfide. Definitivamente.
-...
-Perder peso.
-...
-¿Cinco kilos? ¿Bajar de 70 kilos? ¿Un milagro?
La mirada al otro lado está intentando hallar la respuesta real perforando mi córtex a través de los ojos que instintivamente entorno. ¿Qué es lo que busco conseguir? No sé si ha logrado una respuesta pero de pronto la mirada pierde su intensidad y salgo de la hipnosis.
-¿En qué trabajas Rosa?
Desde el minuto uno soy Rosa. La voz es potente, de mando militar, enérgica, fuerte y segura. Ronca, muy ronca. Impone.
- Soy profesora de francés.
Si pretendía con ello impresionarlo, me he equivocado de pe a pa. La respuesta correcta era "albañil".
- Me habría gustado estudiar idiomas, me gustan los idiomas... ¿Y qué comes Rosa? ¿Qué has comido hoy?
Le relato con todo lujo de detalles lo que suelo ingerir a lo largo del día, desde mi tostada de sobrasada de buena mañana, las galletas Digestive con chocolate del recreo para darme energía, que necesito mucha porque ya sabemos cómo son los niños, mi plato de comida "casera" a mediodía porque en mi casa se come muy sano, eso sí, "NO MERIENDO" recalco, y por la noche, lo típico son las ensaladas de tomate, con algo de aceite de oliva extra virgen (lo que ahora se denomina AOVE) para mojar un poco el pan y queso, que una no puede renunciar a sus orígenes franceses y un yogur por lo de los bacilos y eso. Y normalmente una cerveza suele caer. O un vasico de vino. Pero nada de cubatas que no me gustan los alcoholes refinados. O sea que no como tanto como para estar como estoy. Y menos ahora que voy al gimnasio y hago mucho ejercicio (para prueba le saco todos mis papelitos de series y ejercicios). Mi tono puede sonar un pelín condescendiente pero sé que no he hecho nada malo para estar como estoy. Al contrario, demasiado me privo.
- Vamos a ver Rosa. Tienes la dieta de un tío que trabaja en un andamio-
Trago saliva
- Con tu nivel de actividad estás comiendo el doble de lo que gastas.
O sea que, deduzco que, otro trago de saliva
- ¿Y estos papelitos qué son? ¿Quién te ha mandado hacer estos ejercicios? Estos ejercicios no sirven para nada.
Suspiro.
No diré nada por aquí de lo que me mandó hacer o comer o de lo que me contó porque no me parecería ni ético ni legal. Durante meses, me pesé religiosamente cada ocho días. La primera semana, perdí un kilo y medio, y me sentí muy orgullosa de mí misma, y subí el peso a la web de Víctor. Pero al rato, el mensaje que me mandó me acojonó un poco y me desanimó y era casi tiránico. Para nada el mensaje estimulante que esperaba. Pero yo seguí haciendo lo que me decía que tenía que hacer. Cuando bajé de 70 kilos, no me lo podía creer. Llevaba tres años intentándolo. Cada nuevo logro me parecía increíble. Y ahora, nueve meses después, y diecisiete kilos menos, me doy cuenta de que aquella primera pérdida era sólo el principio de un largo recorrido, el primer hito. Y he vuelto a sentirme cómoda conmigo misma. Y por ello le doy las gracias a él y le felicito por el método.
Con esto, acabo este pequeño repaso a las leyes de Newton ;).
Aunque sigo teniendo millones de anécdotas que contar de mi aventura en el gym. Como de tantas otra cosas. XD
Good night!!
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