jueves, 27 de septiembre de 2018

En la media

RAP: Remarkably Average Parenting

En mi transición hacia una versión mejorada de mí misma decidí-

No, para nada. No recuerdo nada de lo que precedió el momento en el que me vi postulando para ser admitida en el grupo cerrado de Facebook: Remarkably Average Parenting. Tenía que contestar a una serie de preguntas en americano sobre mi condición de madre y lo que esperaba que el grupo me aportase. No sin cierto nerviosismo mandé mi solicitud y aguardé con tensión el momento en el que recibiría mi admisión o una negativa: afortunadamente, no esperé mucho para convertirme en una más de los 5178 padres y madres americanos/nas que comparten sus issues (asuntos) relacionados con la crianza de sus niños/ñas.

En esas tres palabras Remarkably Average Parenting subyace el genial humor de su creadora, Ilana Wiles. Parenting, literalmente el trabajo de criar a los hijos/jas, remarkably extraordinariamente, average en la media.

En este grupo, a veces nos reímos de los Above Average Parents. Los AAPs. Los que están muy por encima de la media. Pero es fruto de la envidia y la frustración que sentimos porque podríamos haberlo hecho mejor si nos hubiésemos esforzado un poquito. Sólo nuestra vagancia y nuestra dejadez han truncado las posibilidades de nuestros hijos/jas de convertirse en VIPs (very important people). 
"Oin, ¿tus hijas no saben francés???"
"No, no he enseñado a mis hijas a hablar francés. En toda su infancia no me he sentado ni un minuto a enseñarles francés. Ya, lo sé, hay niños que gracias al bien hacer de sus AAPs ya deberían estar trabajando en la ONU, actuando en el Bolshoi y compitiendo en las olimpiadas, todo eso lo sé, pero yo sólo soy una pobre RAP, ¡ay!".

Sí, me confieso. estamos en la media, y no es que no lo hayamos hecho perfecto, es que a veces ni siquiera lo hemos intentado, y deberíamos estar ahora entonando el mea culpa y flagelándonos así, los unos a los otros, pero admitámoslo, hay momentos en los que esto de criar es una auténtica locura.
Eso sí, que nadie dude jamás de cuánto queremos a nuestros/tras hijos/jas (y a esa copa de vino del viernes noche también).

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