lunes, 17 de marzo de 2014

Miss Marple y el muso

Me resulta mucho más fácil matar que amar. 
 
Es un hecho.
 
Lo intuía desde que me di cuenta de que lo que más me seducía a la hora de enfrentarme a la página en blanco eran las muertes truculentas. 
 
 
Y esta noche ese presentimiento se ha convertido en una certeza que me ha golpeado a la cara en forma de texto escrito desde la autenticidad y que me ha hecho sentir de pronto como una novicia enardecida en plena ovulación.


Leo a todos mis google+ y sus pasiones y amores arrebatadores y sensuales de los que te dejan sin respiración, y yo "a lo más que alcanzo" (creo que esto no está demasiado bien dicho pero es justo lo que quería decir) es a describir "les émois d'une onaniste", algo a medio camino entre la emoción y la conmoción de una onanista hermética del género "mírame pero no me toques que ya me toco yo si eso"-
 
y eso me frustra. 

Decorticar cadáveres por injustos que sean sin embargo me satisface. Bastante. Como les digo a mis alumnos, cuando estéis bajo mucha presión, probad a matar a alguien, a lápiz me refiero, inocuamente, veréis lo relajaditos que os quedáis. Sólo se necesitan un cuerpo y un móvil. A veces incluso ni esto último. 
 
aunque he de confesar que la mayoría de mis muertes son perpetradas por amor. Si en el fondo soy una idealista. Una "romántica".

Matar es más sencillo que describir el "acto" (fíjense en el entrecomillado) y me siento más cómoda en la piel de un asesino que en la de una amante en plena efervescencia. 
 
¿Pudor o frigidez literaria?
 
No lo sé.

Lo cierto es que nunca habría osado adentrarme en un mundo tan difícil como este si mi muso no fuera un cachondo mental. Pero esta me la paga, así que sin más y si me lo permitís, no os entretengo más y voy a recrearme creando una bonita forma de acabar con este-


Buenas noches!!! :))




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