Mi mayor fan y más prolífico lector, o sea mi padre, me ha informado esta tarde que algunas de mis entradas, en particular aquellas con las que más me recreo, le recuerdan a una mujer concertista de piano al parecer de una inteligencia extrema a cuyos recitales los curas llevaban a sus compañeros seminaristas y a él, los cuales ofrecía en el manicomio de Almería donde se hallaba internada.
Cuánta franqueza, cuánta sinceridad...
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