Desde mi sofá diviso el océano calmo como una balsa de aceite que es mi existencia como siempre la quise. Inmensa. Llena. Tranquila.
Por un segundo me asomé a la mirada del otro, y el océano se hizo ciénaga. Y el cielo tapó la luz. Y de pronto me encontré con alguien que no era yo, que era un yo aborrecible, que era un yo que no conocía y salí corriendo, gritaba, despavorida.
Desde mi sofá contemplo mi existencia que es un océano calmo como una balsa, inmenso, lleno, tranquilo, un océano de arenas movedizas.
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