Me he levantado a las once. Sí. No era probablemente el mejor día para hacerlo. Lo reconozco. Diré en mi defensa que soy bastante comedida en lo que a horas de sueño respecta no excediéndome nunca de las ocho horas recomendadas y la primera sorprendida al ver el reloj he sido yo.
Uno de los motivos por los que quería aprovechar al máximo el domingo es que me acucia la necesidad de acabar mi proyecto y el encogimiento drástico de mis horas dominicales dificulta en demasía ya la tarea como para estar pendiente de la dichosa maquinita franchuta y sus ganas de cachondeo con una entrada imbécil.
Así que como estos gabachos me sigan tocando la moraldanga, no respondo de lo que pueda pasar en las próximas horas.
Un saludo,
No hay comentarios:
Publicar un comentario