Pues la verdad es que ha empezado de aquella manera, por nada gordo en concreto sino por una serie de pequeños detalles, de la clase de morralla de las hijoputeces que irritan sin doler, que pican pero no tanto como para poder quejarse, y que a la larga minarían la moral del más optimista sin que este lograra atisbar el proceso.
No, no ha empezado como esperaba que lo hiciera después de un noviembre regular solamente, como suele serlo noviembre en general, no sé por qué me empeño año tras año en querer un mes por el simple hecho de que sea mío cuando a todas luces no es ni de lejos recíproco.
Al final he borrado la entrada esa que generó en un día 99 visitas franchutas. Y su copia también. Sin haber entendido todavía qué podía tener de tan apasionante el flechazo entre un muñeco de nieve de plástico y la que suscribe. Ya se lo explicaré todo a Papá que empieza a sospechar que estoy "insane".
Y ayer y para empezar bien este diciembre, me cargué el cargador del portátil que me ha durado trece meses, menos aún que el anterior. No sin antes asustarme por si el daño era mayor. Y hasta aquí se puede leer. Pero me da igual. Ningún gitano quiere buenos principios para sus hijos, y si hay algo que uno aprende con el tiempo es a ser paciente, que tarde o temprano las aguas acaban volviendo a su cauce. Y yo no tengo prisa.
Feliz lunes!!! :))
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