Desconozco qué secuencia de la mente desencadena los recuerdos.
Sólo sé que ayer, al bajar la persiana de la habitación de las niñas y al echar un vistazo reflejo al edificio del otro lado de la calle, me he dado cuenta de que el piso de en frente estaba vacío.
Por estas fechas, ya deberían estar aquí, he pensado. La parejita de jubilados franceses. Todos los años por estas fechas lucen ya su morenazo sentado él en la mesa de PVC y asomada ella a la barandilla de ese tétrico balcón viendo la vida de la calle pasar.
Sin conocernos siquiera, supongo que por la cercanía de nuestras fachadas nos saludamos al cruzarnos. Un simple hola. Aunque la mujer siempre sonríe al ver a las niñas y les suelta algún que otro piropo, y eso siempre me agrada.
Pero este año, aún no han llegado y ayer, al notar su ausencia, sentí un pellizco de inquietud.
Sin conocernos siquiera, supongo que por la cercanía de nuestras fachadas nos saludamos al cruzarnos. Un simple hola. Aunque la mujer siempre sonríe al ver a las niñas y les suelta algún que otro piropo, y eso siempre me agrada.
Pero este año, aún no han llegado y ayer, al notar su ausencia, sentí un pellizco de inquietud.
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