O de cómo la curiosidad mató al gato.
Venga, decidlo, la culpa es mía. Lo sé. Por ponerme a mirar historiales ajenos. Estoy intentando salir del paso de manera honrosa pero no hallo ninguna razón verosímil que me pueda dejar bien parada por hacer algo así. Jo.
Y digo yo, con lo fácil que es utilizar la navegación privada. Es que yo lo hago de forma privada incluso en el móvil. Y miradme, tan tranquila que estoy yo, oiga. Nada que temer, la conciencia tranquila, ¿que qué tengo que esconder? ¿Moi? ¡Nada que no cuente por aquí!
El sexo del calamar. Sip. Estoy todavía en estado de bienaventurado shock. ¿Por qué nadie me había informado de lo, de, de eso, de lo que ya sabéis, de-? Oh là là.
Sacadme de aquí ya por favor.
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