A duras penas aguanto las ganas de rozarte con una mirada y que su recuerdo me ayude a soñarte una noche más.
Y tú, mientras, sigues exhibiendo ante mí tu cruel indiferencia.
¡Ay de ti cuando te muerda la boca!
Y tú, mientras, sigues exhibiendo ante mí tu cruel indiferencia.
¡Ay de ti cuando te muerda la boca!
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