Lo primero y principal, de hecho lo único que de verdad debe hacer uno cuando llega a casa tras una noche de parranda es quitarse los tacones. Todo lo demás es secundario y podría perfectamente esperar a la mañana siguiente. Todo menos eso. Y que conste que este año y contra todo pronóstico tras un año esperpéntico he vuelto a dominar el arte de caminar con tacones vertiginosos, con una ligera nota discordante en cuanto al manejo de la dirección. No ando recto del todo, pero al menos ya no me mato los pies. Y eso me llena de orgullo.
Lo segundo, y también importante, desmaquillarse. Es fundamental quitarse bien la pintura para que la piel no se resienta de todos esos potingues con los que uno se adorna y no envejezca antes de la cuenta. No maquillaje no arrugas, esa es la actitud.
Lo tercero la faja. Quitarse la faja. Volver a recuperar un tono circulatorio digestivo y respiratorio regular.
Lo cuarto, abrirse una cerveza para descompensar todo el alcohol que uno no ha podido inyectarse en vena desde que se ha vuelto un conductor modelo y un dechado que no desecho de virtudes.
Lo quinto, ponerse en el ordenador a leer las notificaciones varias del facebook, google+, twitter, blogger, hotmail etc y comprobar que curiosamente todo sigue tal y como se dejó hace un rato.
Lo sexto. Escribir una entrada porque uno está feliz, que no sé si se distingue mucho de serlo. Me alegro de que haya sucedido este momento. Puede que sea el único que crea que es digno de una entrada. Pero estoy sonriendo ahora mismo y para mí que eso es bueno. Lo echaré de menos. Irremediablemente lo voy a echar de menos.
Lo séptimo, acabarse la cerveza, la entrada, cerrar el ordenador y salir al patio a subirse en los dos ladrillos para fumarse un último cigarro porque estoy que me caigo de sueño.
Hasta mañana, que seáis felices, al menos la décima parte que yo!!! :))
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