Sí, cariño, tu madre tenía un sacré caractère. Lo mismo le daba por coger y tirarle al suelo todos los caramelos que había recogido en la piñata aquella cría que le había estado calentando el cuerpo a todos los niños en aquel cumpleaños como por picarse de la forma más tonta por la autovía con un cuatro latas cargado de niñatos de FP. Lo cierto es que le daba de pronto, nunca nadie pudo predecir el cuándo ni el porqué. Tenía lo que llaman comúnmente por aquí un carácter de mierda.
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