Me bajé de los tacones (qué alivio! qué tortura!) y me di cuenta de que el mundo seguía igual de estúpido aquí abajo.
Y ahora me voy a dormir con Muñoz Molina. Un antojo de muchos años que de pronto he querido aliviar. Llevo pocas páginas y aún no sé si me gusta. Y eso me intriga.
Buenas noches a la gente de buena voluntad,
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