Sí. Ya tengo un perfil LinkedIn. Bueno, este es real. Aunque creo recordar que ya me lo hice una vez aunque me duró poco. Cosas que pasan.
El caso es que me mandaron una solicitud y yo en estas cosas no sé decir que no, ya sabéis el vicio que tengo con las redes, así que de haber alguna, mi resistencia a abrirme la cuenta no duró más de 48 horas.
Aunque entre vosotros y yo, lo que no tengo muy claro es para qué necesito yo un LinkedIn. He de suponer que a estas alturas ya sabréis lo que es un LinkedIn. Pues eso, una red social laboral.
Y lo que no sé muy bien es para qué quiere un funcionario colgar su curriculum, eso lo primero. Y lo segundo, en el caso de dejar de ser funcionario alguna vez, que torres más altas cayeron y lo de aprobar unas oposiciones forever me suena a pensamiento garulo:
- punto uno, ya tengo otra ocupación vocacional y no es de las que se puedan implementar anunciándose en una página de contactos (porque si de eso dependiera, no soy yo nadie agregando contactos)
- punto dos, en el caso de perder nuestro sustento, ya tenemos planeado cómo subsistir después del funcionariado. Un lupanar. Sí. Vamos a montar un puticlub. Ya somos varios los departamentos informados e implicados en el proyecto. Y después de nuestra experiencia en la enseñanza, creedme si os digo que será probablemente el mejor puticlub al este del Almanzora.
Una nueva red social. Yupi. No quepo en mí de gozo.
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