- Anoche se metió una cucaracha y no la hemos encontrado.
- ¿Por eso tuvisteis el lío que se oía?
- El tiempo de ir a por los dos cepillos y la pala y no sé dónde se metió.
- Pues haberle dado con la zapatilla.
- ¿Y acercarme a esa cosa? ¿Qué quieres? ¿Que me muera?...
- ¿Y qué le echaste?... Pero si eso es para las avispas.
- No había nada más. Además está pasado. Sólo salía líquido.
- Si es que sale así, espeso.
- Pues le eché debajo de la cristalera que tuve que correr dos veces, pero nada. No sé dónde se habrá metido. Y la Gabriela tuvo que recoger todos sus juguetes.
- Pobretica, con lo bien que le había quedado la casa de las Nancys.
- Ya, pero se le podría haber metido la cucaracha. Y claro, del susto que tenían, ala, todas a la cama antes de las doce, y me tuve que acostar entre las dos. Y claro hoy toca limpiarlo todo a fondo porque esa hija de puta puede estar en cualquier lado. Podría estar ahora mismo ahí, debajo del sofá, observándonos.
- Sí podría.
- Por cierto ya hace frío de noche. Hay que poner la colcha ya.
- ¿Y por qué no te pones ropa?
- ¿Ponerme pijama en verano? ¿Qué quieres? ¿Que me muera?
- No, mejor tú que quieres que me muera de calor.
- Dios mío, ¿dónde se habrá metido esa hija de puta?
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