De pequeño tienes la convicción de que el frío de la mañana va amainando conforme avanzan las horas y que es en las horas centrales cuando se concentra el calor.
Luego te haces mayor y te das cuenta de que existen mediodías fríos como el infierno a los que precedieron madrugadas templadas así como de pronto surgen tardes de fuego.
El calor me aturde como a las bestias y así me la paso tirada e inútil esperando a que se levante la fresca.
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