Mi nombre propio es rechazo, Don para tu información, aunque desde siempre todos me llaman amigablemente soledad.
Mi cuna fue un abismo de cuyas paredes resuda una hiel viscosa, amarilla y pestilente con la que acabé haciéndome un extraño sayo que llevo como manto.
Mientras os mecían con risas y caricias, yo aprendía que también de odio se alimentan los sueños.
Contrariamente a ti, nunca me cuestioné el origen o las circunstancias de los que soy el producto pues el planteamiento en sí no habría cambiado el resultado. Soy lo que soy.
Así que,
¿qué me estás contando imbécil? ¿Qué son esos vanos intentos tuyos por molestarme? ¿Es tu veneno ese suave plumón?
Llevo toda mi vida preparándome para esta batalla. Desde mi cuna de hiel. Rechazo es mi nombre pero me llaman soledad y en la soledad en la que nos envolverá el fragor de la batalla por la que llevo toda mi vida preparándome acabaré contigo.
Ô tú, bondad, tú, candidez, tú, misericordia.
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