O de cómo Mar se dejó seducir por el Diablo.
(Se oye cantar...)
EL VIEJO
Flor de azahar,
Ángel del lucero,
Déjame agarrar
Con fuerza tu seno.
Deja qu'haga brotar
De tu garganta'l deseo
Flor de azahar,
Ángel del lucero,
Deja qu'haga manar
De esas pupilas de fuego
Lágrimas de placer
Ángel del lucero.
Flor de azahar
Ay, dulce morena
Déjate amar que
De tanto amarte muero.
(Mar sale a la ventana de su habitación que se encuentra en el primer piso de la casa familiar).
MAR
Que se entere
Tu desquiciada mente
Ni soy morena tuya,
Pues mi melena es rubia,
Como tu peluca cana
Ni jamás te acercarás a mí más
de lo que separa
Ese patio de mi ventana.
Que tú eres relente
Y yo soy rocío.
EL VIEJO
Recuerda amor mío
Que llegará el día sin demora
Dentro de unas horas,
Y entonces se unirán las esencias
De la noche y del alba,
Al igual que las nuestras
Ahora mismo
Si te dejaras.
MAR
Mezclar mi esencia y la tuya,
Pero tú, ¿qué bebes?
Palabras obscenas
En boca desdentada,
Arrugada envoltura
Decrépito demente
De voz ronca y hastiada.
EL VIEJO
Ten seguro que no es por la edad
Sino de cantarte
A esa ventana noche tras noche
Cada madrugada
Desde hace semanas
Que el más adonis
Se habría dejado la garganta
Y hasta las ganas.
MAR
Abrígate vieja urraca,
O tómate un poleo
Pero entérate,
Que soy primavera y tú eres invierno
Que no nos tocaremos hasta que caigas muerto.
EL VIEJO
Deja que te toque entonces que no temo más
A la muerte que al no tenerte.
MAR
Esas palabras en boca arrugada
Más que amor provocan náuseas.
Tus manos, abuelo, que no pueden sujetar
Ni siquiera un piñón,
Dejarían resbalar entre ellas
La piel tersa que Dios me dio
Y que sólo tu lengua lamerá
Pues ya ni morder puedes.
Toma este melocotón
Ve chupándolo
Imagina que es pezón.
El izquierdo o el derecho,
Porque lo verás pero no lo tocarás,
Viejo verde socarrón.
EL VIEJO
No osarías enseñarme ese pecho
Si el fuego no estuviera
Ya despertándose en tus adentros.
MAR
Tantos años y tan ingenuo;
No sabes que a las mujeres
Al ciego y al inválido les gusta torturar,
Descubriéndoles lo que no pueden ver,
Enseñándoles lo que no tocarán
Ese es nuestro poder.
EL VIEJO
Hablarás por ti y unas cuantas
Pérfidas y bordes
Que como tú gustan
De burlarse
del capado, de los atroces...
Pero no oí nada nunca
De divertirse con el verdugo,
El que te acosa día y noche
Y te impondrá pronto su yugo.
Baja atrevida, baja cruel,
que ni ciego, ni manco soy,
Que si entre mis manos resbalara tu piel
Que jamás dejaron escapar manjar tan caro
Mis piernas ellas no dejarían escapar tus encantos
Ni tus ricas mieses.
Ven y pruébame, que la fruta
Cuanto más arrugas tiene
Más dulce.
MAR
Y a más gusanos cría y atrae.
EL VIEJO
Entonces ojalá vivas pocos años
Y no llegues jamás a conocer
Este suplicio infame de la sangre,
Aprisionada en cuerpo viejo,
Que quema, que arde,
Que es como estar dormido en vida
O como pervivir muerto.
MAR
Ni tu picardía me seduce,
Ni aguanto tus lamentos.
Calla o muere.
EL VIEJO
Qué hermosa en tu ingenuidad
Te toca ahora a ti ser
Pues ni lo uno, ni lo otro.
Porque dentro de poco,
Me solazaré,
Te lameré,
Te ahorcajaré,
Te moleré con mis zarandeos,
Te henchiré,
Te hastiaré hasta caer muerto.
Desdichada, no sabes que hay una razón
Más poderosa que el deseo para doblegarte
Y que ya he hablado con tu padre.
Cuando la luna vuelva a estar llena
Celebraremos nuestro enlace.
MAR
Si eso es cierto, no te ilusiones,
Porque seré yo entonces la que esté muerta.
Infame cobarde, no me tendrás por la fuerza.
Pero antes de matarme,
Mi infortunio voy a cobrarte
Y si Dios me da valor suficiente,
Antes de solazarte..., de lamerme..., de ahorcajarme...,
Antes de molerme..., de henchirme o de hastiarme...,
Habrás muerto de celos.
EL VIEJO
A mi edad hay valores que ya nada importan,
Y uno de ellos son los cuernos;
El poseerte es ya una victoria sobre mis años.
Y si hay una forma de morir que para mí quiero
No es la de luchar por tu honor
Sino la de caer rendido entre esos pechos
Que me enseñabas hace un momento.
Además, aunque a tu edad te parezca mentira,
Y si no me crees, busca por doquier,
Nadie de amor muere aunque sí de placer.
MAR
Viejo obsceno,
No sé si chillar, matarte o tirarme
De este antepecho.
Siento cómo tus palabras
Como un rápido veneno
Me devoran las entrañas.
¿Qué clase de sátiro
cuenta con pelos y señales
Su crimen a quien ya no le queda
Manera de salvarse?
Quizás me quieras tomar ya,
Pues ya no me quedan ni fuerzas,
Ni ganas de rechazarte.
EL VIEJO
Por fin, acataste.
Qué pronta rendición.
Pero no es tuya
Sino mía la culpa
Y por ello te pido perdón.
No te lamentes amada mía,
No jugué limpio.
Conocía de tu vida los designios
Desde el principio.
Dulce amor,
Es ese Dios
Al que siempre acudes
El que te condenó
Desde tú nacer
A padecer ese veneno
Que yace en tus entrañas
Y que se enciende
Al menor soplo de viento,
Con una caricia o una palabra.
¿Ya te entregas?
Pues subiré como amante feroz
Por estas ramas
Y te haré el amor
Una y mil veces
Hasta que acabes
Suplicándolo.
Y no te aflijas,
Lo que sientes
No es angustia
Sino el más placentero dolor
O el más doloroso placer;
Mis palabras han logrado encender
Lo que mil manantiales no lograrían apagar
Por toda la eternidad.
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