Lo siento. No he podido dormir pensando en ti.
Sonrisa.
No
he podido dormir, porque cuando por alguna razón que escapa a mi
entendimiento los demás deciden adueñarse ilegítimamente de mi tiempo y me imponen un horario asfixiante donde todas las horas de mis días están
medidas y compartidas al segundo, me encuentro en la tesitura de que me he quedado sin ese momento mío para relajarme y reflexionar, y a eso de las cinco de la madrugada, mi mente me despierta religiosamente a
gritos reclamándome ese espacio que necesita y que en este caso sí es legítimamente
suyo.
No me quejaré sin embargo de los pensamientos que pueblan mis madrugadas porque si no fuera por ellos, os habría mandado a todos más allá de Constantinopla. Y no me caracterizo por ser una persona precisamente paciente.
Gracias a Dios, es sólo cuestión de días. Dentro de un par de semanas, nadie se acordará de mí.
Bendito verano.
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