Echaste la cabeza hacia atrás. No sé si fue crueldad por tu parte o simple inconsciencia. Dejaste tu bonita cabeza apoyada sobre el respaldo del sillón, y al hacerlo y yo percatarme de la indefensión de tu gesto, despertaste en mí un irrefrenable deseo de echarme sobre tu boca y de robarte un beso. Giré los ojos y al hacerlo, dejé marchar aquel loco instante.
(Me ha gustado y por eso he vuelto a él. He aquí una variación post-publicación:
Echaste la cabeza hacia atrás. No sé si fue crueldad por tu parte o simple inconsciencia. Dejaste tu bonita cabeza apoyada sobre el respaldo del sillón, y al hacerlo y yo percatarme de la indefensión de tu gesto, despertaste en mí el pertubador deseo de echarme sobre tu boca y...
Tuve que desviar la mirada para dejar marchar aquel loco instante.)
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