Que sí, que me ha dado por escribir versos en francés. No me preguntéis el porqué, son ellas las que me eligen, y no al revés. Estás corrigiendo un montón de exámenes que tienes atrasados, exámenes insulsos de un día insulso tirando a gris soleado sin nada que destacar, ni siquiera el mismo ruido insulso de siempre, ah sí, perdón, hace un momento has estado hablando de copas con las chicas, A, B o C, te has desatado un botón del escote, que no sabes por qué no se puede enseñar canalillo en un instituto de secundaria, pero al parecer no se puede, sólo a las friends, y te ha parecido tan hermoso que has tenido ganas de echarle una foto y subirla a la cuenta @todotetas.com del instagram. Pero como siempre, has recordado que con tus followers lo ibas a tener un poco complicado. Sería divertido sin embargo. Estás corrigiendo esos exámenes insulsos pensando en el escote y en el ruido ambiental que te resulta cada día más insignificante y de pronto surge una frase de la nada.
Je me meurs lentement de souffrance et de peur.
Y el corazón te da un vuelco, es un subidón, de pronto sabes que el día no habrá pasado en vano y los ojos se te llenan de lluvia y nadie se ha dado cuenta. Pero a la vez sonríes. Has vuelto a recibir la visita de las hadas de los versos. Puedes implorarlas durante días y semanas, vienen cuando quieren. Y tienen el poder de transformar la angustia y la soledad en sueños.
Y eso es extraordinario.
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