Cómo lograr que las palabras bellas se derramen por la boca cuando no son palabras sino golpes de evocaciones los que salen en jarana de la cabeza, cuando la mente se queda quieta y tiesa, con la mirada boba, aguardando a que el zahorí las haga manar a golpe de rama, cuando ni siquiera de la boca podrían brotar, que la boca siempre fue tartamuda y tonta, que nunca supo decirlas y se esconde aquí, en este espacio ahora desierto; cómo lograr que fluyan de un corazón encogido palabras que dibujen montañas de cumbres de niebla y bosques encerrados en moreras.
Salpicar incansablemente la página en blanco hasta que cobre forma de sueño y entonces y sólo entonces esbozarse la sonrisa satisfecha de quien ha cumplido con su cometido y puede descansar en paz.
Salpicar incansablemente la página en blanco hasta que cobre forma de sueño y entonces y sólo entonces esbozarse la sonrisa satisfecha de quien ha cumplido con su cometido y puede descansar en paz.
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