miércoles, 16 de abril de 2014

En estado de gracia

Bueno. Uno no se imagina lo que son las tardes de confesiones hasta que no decide ir a una de ellas. Y la verdad es que hasta hace unos días, no se me había pasado por la mente asistir a ninguna. Es una de esas cosas que están ahí pero que no parecen ir contigo. Algo parecido a... No se me ocurre ningún símil adecuado.

No es que no me haya confesado nunca. Tuve que hacerlo para mi Primera Comunión. Y luego para mi boda. Y mi padre como compañero de fatiga de todas mis confesiones. Sí. Los hay que van al fútbol con su padre, o a regar, o los hay incluso que van a... En fin... Yo con mi padre voy a confesarme. 

La vez que nos confesamos para mi boda el cura tendría prisa porque nos hizo un dos por uno y nos absolvió así nomás sin oír siquiera lo que teníamos que confesar. Y que te absuelvan de tus pecados sin necesidad de pasar por el trance de contarlos mola. 

Nos dirigimos a la iglesia diez minutos antes de la hora emplazada, por eso de a ver si hay suerte y acabamos pronto con nuestras obligaciones morales. Mi padre no es que sea un gran pecador pero como que le gusta ir bien limpio a su cita anual con el lavatorio de pies del Jueves Santo. Y yo, pues como todo lo que hago. 

Bien. Nada más entrar vemos que los cuatro primeros bancos antes de llegar a los confesionarios están repletos de pecador@s. Que yo digo que si dicen a las 8 es a las 8 y no a las 7. Busco con la mirada a ver dónde se sacan los tickets. No hay tickets. Genial. Toca pelearse para que no te quiten la vez. Porque esto ni la cola para los boquerones un día de lluvia y materialmente no es que haya vivido mucho tiempo en mi pueblo tocayo pero que nos conocemos ya todas, ¿verdad chicas? 

Consternación al comprobar que sólo hay dos curas. Y los dos parecen cristianos, digo blancos, digo europeos, ¿pero qué digo??? Dos curas jovencitos y europeos. la cosa no pinta bien. Porque elegir a un cura que te confiese es como elegir a un pffff no se me ocurre ningún símil adecuado. Con lo que estaréis de acuerdo la mayoría de vosotras es que para según qué cosas, nunca se va ni al más guapo ni al más joven!!  Simplemente porque los guapos y los jóvenes cohíben. Una no está hecha de piedra, aunque lo aparente. Y mi padre refunfuñando a mi lado en estéreo, que es lo que tiene estar medio sordo de un oído que crees que nadie te oye, mientras la x se nos cuela por la izquierda, la y por la derecha, y la z lleva ya un cuarto de hora de reloj confesándose cuando es de comunión diaria, como tiene a bien informarnos mi padre a todos los asistentes y  en estéreo.  Yo le digo que no hay prisa, que en un momento de purificación de nuestras almas, no caben ni la ira ni la impaciencia cuando en realidad lo que estoy es a ver si el Señor encima de nuestras cabezas (una imagen bellísima de Jesús resucitado encima del altar) obra el milagro y aparece el tercer hombre. Y el Señor parece querer congraciarse con nosotros porque de la sacristía surge el pequeño cura asiático y oigo de pronto cánticos de Aleluya y a partir de ese momento sé que no voy a tener problemas para confesarme. 

Podría hablar largo y tendido sobre los que nos congregamos a confesarnos ayer por la tarde en la iglesia de mi pueblo. De hecho, podría hacerlo porque como estoy en estado de gracia desde ayer. Pero me ha dicho mi marido que no parezco tener muy claro el significado de lo de estar en estado de gracia, así que por lo de las moscas, y para no cagarla, mantendré la boquita cerrada.

Feliz Miércoles Santo!!





(- ¿Qué pecados has cometido hija?
- Jibia.
;))

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