Y pensar que es ahora que estoy viendo en la mtv "Chicas: manual de instrucciones" cuando me estoy riendo de verdad en todo el día. Sí, soy una superficial que se duerme con Punset y que es adicta a los programas más chorras y truculentos de la mtv, del divinity y del discover max. No de telecinco no, un respeto.
Día gris, de correr de un lado para otro como un pato mareado. De que nada ha salido como lo había planeado. De que nadie me ha hecho caso y se supone que la profe y la madre soy yo. Donde finalmente lo más productivo que he hecho ha sido una habitación miniatura de Lego con solarium sentada en el suelo de mi salón.
Lamento tanto mis días grises en los que todos me sobráis porque seguro que me estoy perdiendo un mucho de vosotros, y eso me irrita aún más, maldito círculo vicioso, pero es que hay días en que me sobra todo el mundo. Y esos días deberían dejarme en paz conmigo misma porque no me queda más remedio que aguantarme.
Y no, no es la regla. Esa costumbre de tener que ir marcándole a la gente en sus agendas cuándo te visitan o no los ingleses. La odio. Además, si tuviera que echarle la culpa a mi ciclo menstrual cada vez que tengo un día down, hace tiempo que me habría desangrado como un chino.
Me he levantado con una frase grabada en la boca, la reminiscencia de un sueño tal vez, que se deja de querer por instinto. Un terrible y egoísta instinto de supervivencia o de protección o los dos a la vez que arrolla sentimientos y recuerdos. Y lo que queda entonces es sólo amargo. Puede que ese fuera el momento en que se torció el día.
Incluso cuando he vuelto por la tarde del pabellón y me he encontrado la sierra camaleónica que rodea esta zona, (es fea, muy fea, tiene un color parduzco y sólo le crecen matojos) pues nadie me creerá por no haberla visto, pero brillaba de oro, un semicerco dorado justo debajo del cielo, incluso entonces el asombro no ha logrado desensombrecer el día. Ya era tarde. Casi la seis. ¿Qué día puede arreglarse a esa hora?
Y luego, cuando he salido de la bañera, mientras me secaba, he oído el viento a través de la claraboya del cuarto de baño. Y el viento aullaba. Y justo un momento antes, me preguntaba cuánto estaríamos todos dispuestos a pagar por saber que el último adiós fue de verdad el último y qué de cosas se quedaron sin decir por no saberlo.
Voy a ver la Chica Invisible (nuevos capítulos, mtv). No quiero acostarme lloriqueando. Mi reino por una tableta de chocolate...
¡Qué grande eres, Rosa! Besoss
ResponderEliminarJajajajaja!!! Graaciaaasss!!! Que tengas un feliz día!!!
ResponderEliminar