El invierno se ha disfrazado de primavera por unos días. Sí, hoy hace un día fantástico. De hecho, menos el día en que se levantó aquel viento huracanado, ha hecho bueno todos los días de este nuevo año. Es ese calorcito agradable del sol que calienta pero no quema y que te tiene remoloneando en la calle como lagartijas en mangas de jersey.
Y quiero creer que no es la singularidad de estos días la que me hace disfrutar de ellos sino simplemente el agrado de sus horas.
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