Está lloviendo. Bastante. Aunque el chaparrón ha caído de madrugada. Uno de los buenos. De los que se cuentan los minutos para saber si llegará a hacer daño de verdad. O puede que no fuera tan intenso y que haya sido la noche la que haya engañado los sentidos. Como engaña las cabezas con sus sueños que perturban y despiertan con un extraño sabor amargo y dulce acompañado del sonido de la lluvia.
El tiempo de hoy contrasta con esa alegría aparente que todo el mundo se esforzaba en esbozar ayer. Hoy los cuerpos estarán hechos polvo. Es la pequeña victoria de los que nos tomamos las cosas con más sentido común que los entusiastas. ¿Hay algo más exasperante que un entusiasta? Un entusiasta pasajero supongo.
Hoy, menos mal, ya no hará falta exhibir tantos buenos sentimientos como ayer que no sea hacia el almax y la gaseosa el tigre y durante una semana viviremos de nuevo con aparente paz y cordura. Y no es que se me esté agriando la sangre; es que nunca aguanté que me marcaran los compases de cuándo me toca llorar o reír ni tampoco soporto la superficialidad de los que esgrimen buenos sentimientos al ritmo de los anuncios del Corte Inglés y las noticias chorras de Antena3. Sorry!!!
Pero de todos modos, good morning!!
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