Voy a tener que dejar de poner fotos de ese pasillo. Porque podría empezar a generar cierta inquietud acerca de mi estado mental. Pero, por otra parte, nos quedan dos horas semanales a ese pasillo y a mí de estar juntos durante todo un largo curso, en ese lugar es donde voy a despedir la semana, ahí es donde irremediablemente voy a llevar mis últimos pensamientos. E incluso, en uno de esos giros inesperados del destino, puede que acabemos entendiéndonos él y yo y que llegue un día en que lo eche de menos.
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