Tengo a mi lado a dos policías de uniforme desayunando, todo el mundo conoce mi atracción por los uniformes, así que me estoy refrenando las ganas de mirarles porque no es el momento más adecuado, si no he desayunado apenas, aunque no dejo de preguntarme el porqué de esta desubicación.
Ala. Ya se me ha pegado.
El porqué es lo que ha preguntado al otro lado de la cafetería una enfermera a otra al ver la foto que le ha enseñado por el móvil. Literalmente le ha dicho: me pregunto el porqué de esta cara. Y me ha hecho gracia. Nunca había oído a nadie hacer semejante pregunta, no sé siquiera si eso es bueno o no, para esa cara me refiero. No he podido mirar por encontrarse los dos polis en mi trayectoria visual.
Y como a mí se me pegan las palabras me queda un largo día de preguntarme por porqués.
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