Hoy estaba la mar brava. Nos hemos metido igualmente. Pero se ha aprovechado del peso y de la poca movilidad que nos dejaban las niñas en brazos para pegarnos unos cuantos revolcones. A la peque nada más meterse la ha vuelto a echar a la orilla a base de golpes de ola. Pero esa pequeña es demasiado atrevida y en cuanto ha retomado el aliento se ha vuelto a meter. Me gusta que no le tengan miedo pero a veces creo que somos unos inconscientes. Al mar poco a poco se le han ido hinchando las narices más y más mientras vagueábamos tirados en la arena así que hemos decidido no volver a meternos y nos hemos ido antes que de costumbre.
Mañana esperemos que se calme.
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