El movimiento que dibuja el círculo es limpio y regular. Reconfortante en su previsibilidad.
Estáis caminando naturalmente por la circunferencia de un círculo, sin prisas, con la tranquilidad y la confianza que ofrece y de pronto surge un ángulo.
Imaginad vuestro desconcierto y el sobresalto que os produce pero lo lográis de todos modos, lográis escapar de ese ángulo, sortearlo con más o menos facilidad, hasta que al cabo de un rato surge otro, y al poco otro, y otro, y entonces os vais dando cuenta de que el círculo sobre el cual os sentíais tan seguros se ha transformado en un polígono de ángulos afilados a los que os veis obligados a enfrentaros una y otra vez.
¿Qué haríais entonces?
Dijo Sartre que "l'enfer, c'est les autres".
(Acabo de subir de nivel pajamentaloide... ;))
Imaginad vuestro desconcierto y el sobresalto que os produce pero lo lográis de todos modos, lográis escapar de ese ángulo, sortearlo con más o menos facilidad, hasta que al cabo de un rato surge otro, y al poco otro, y otro, y entonces os vais dando cuenta de que el círculo sobre el cual os sentíais tan seguros se ha transformado en un polígono de ángulos afilados a los que os veis obligados a enfrentaros una y otra vez.
¿Qué haríais entonces?
Dijo Sartre que "l'enfer, c'est les autres".
(Acabo de subir de nivel pajamentaloide... ;))
No hay comentarios:
Publicar un comentario