Ha sido extraño. Esta mañana, me he levantado con una mirada sensata y objetiva sobre el mundo que me rodea. Todo estaba tan claro como si hubieran corrido un nítido velo sobre todas las cosas, tan previsible, tan normal, tan falto de sorpresas, de colores chillones, de estridencias, de risas y lágrimas, de puntos de exclamaciones... no creo que quiera vivir en un mundo así.
Pero en el fondo no me preocupa demasiado porque sé que sólo ha sido un virus pasajero y que antes de lo previsto habré recuperado mi visión de las cosas.
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