Si nunca os han baneado o sencillamente desconocéis el término (¡beato te!, como dicen los italianos o lo que es lo mismo, ¡qué suerte la tuya!) digamos que banear a alguien de unos foros, redes sociales o cualquier otro ciberlugar viene a ser como cuando el señor portero os pide amablemente que abandonéis un bar o una discoteca pero sin pedíroslo amablemente. De pronto y sin saber muy bien cómo, estáis simple y llanamente fuera.
Y eso fue exactamente lo que me sucedió ayer por la tarde mientras mantenía una simpática charla por twitter.
Los que me conocéis sabéis de sobra cuán extraordinaria es mi faceta dialogante, casi proverbial, cuán tranquila, afable y humilde es mi dialéctica y ahí estaba yo tan pacíficamente parloteando de esto y de aquello, intentando argumentar mi punto de vista con coherencia y huelga decir sin vehemencia a unos contertulios que acababa de conocer, la cual cabe añadir que les parecía totalmente discrepante, cuando de repente y a punto de mandar un último tweet, apareció el fatídico mensaje :
tu cuenta @xxx.xxx se encuentra actualmente suspendida. Para más información...
tu cuenta @xxx.xxx se encuentra actualmente suspendida. Para más información...
La mayoría de vosotros ha pensado sin duda aunque sólo sea por unos segundos que semejante escarnio se debió indudablemente a alguna indecorosidad cometida por mi persona o que de alguna manera y sin percatarme tuve que cruzar la línea roja de las normas de uso, pero eso es absolutamente incierto.
Trataré de resumiros el desarrollo de los acontecimientos acaecidos, no os lo relataré pormenorizadamente para conservar el anonimato de mis otras llamémoslas "identidades"; lo que sucedió es que la nula capacidad de mis contertulios por percibir y disfrutar la mordacidad de mis comentarios (he de subrayar el hecho de provenir de Almería donde el sentido del humor es muchas veces incomprendido debido a las cotas de agudeza que puede alcanzar), la nula capacidad por reaccionar positivamente ante la evidencia de mis argumentos esgrimidos se conjuró con la sutileza de mis sentencias afiladas como cuchillos y esto los apabulló; la impotencia y resentimiento generados inconscientemente por mi desparpajo les condujo a acallarme de la manera más cobarde y ruin posible en el ciber espacio, o sea denunciándome para que me banearan.
Y los moderadores del twitter a los que parecen no remunerar demasiado por su trabajo, en lugar de comprobar que efectivamente estaba ejerciendo mi libertad de expresión de pleno derecho sin perjuicios de las normas establecidas ni corto ni perezoso me suspendieron la cuenta. Y realmente podría haber usado alguna de las otras tres, o simplemente haberme creado otra pero cuando uno se encuentra con unas mentes tan cerriles, tan poco adaptadas al diálogo y tan infantiloides que ante cualquier contradicción hacia el pensamiento "único" que defienden acuden raudos y veloces al instrumento de censura que tienen más a mano, cualquier intento por hallar un punto de discusión desde el cual poder dirigir la plática es una pérdida absoluta de tiempo.
Además, y sé que os he sorprendido al revelároslo en el título de la entrada, no es ni mucho menos la primera vez que esto me sucede. ¡Hélas! Y si la primera vez indigna, las demás son simple rutina.
Además, y sé que os he sorprendido al revelároslo en el título de la entrada, no es ni mucho menos la primera vez que esto me sucede. ¡Hélas! Y si la primera vez indigna, las demás son simple rutina.
En fin... Os informaré, claro está, de cualquier novedad al respecto y si se me levanta por fin esta injusta sanción!!
Un pacífico y amable saludo a tod@s,
Un pacífico y amable saludo a tod@s,
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