martes, 2 de junio de 2015

How-old

Nunca me habían agobiado los lunes, de hecho no me disgustaban los lunes... que no, que me encantaban los lunes, nunca entendí la fobia que sentía la gente con respecto a los lunes y me solidarizaba con los deuterofóbicos pues por no parecer rara ni tonta, sin sentirlo realmente, pero mis buenos días eufóricos me delataban cada lunes por la mañana.

Hasta ayer. Cuando caí en la cuenta de que sólo me quedaban cuatro. Y así fue por lo que me tiré la mañana del lunes 1 de junio a cara perro, y la tarde del lunes 1 de junio en el sofá después de la reunión de mamis de infantil armadas con pistolas de silicona  para fabricarles caseramente los birretes a nuestros angelitos que se nos gradúan (5 años de infantil ya) llorando como una magdalena con mi ropa interior de leopardo (¡mi primer sujetador leopardo! No sabéis lo sexy que puede llegar a ser la ropa interior con estampado de leopardo, tanto que creo que no volveré a usar otro tipo de ropa interior!!) y tapada con una mantita.

Es que estaba llevando demasiado bien esto de irme. Con lo melodrámatica que he sido siempre. Por parte de la familia de mi padre. Pero ahora que se acaba, caigo en la cuenta de que mi vida era perfecta y que cuando por fin estaba todo en su sitio pillo y lo meto todo en cajas  y me lo llevo a otra parte. Y no es que no tuviera mis cosas y mis problemas aquí como todo hijo de vecino, el vecino era uno de esos problemas, pero lo estaba llevando todo tan bien. Y el futuro ahora es tan incierto. Y está el hecho de que cada cosa me recuerda lo que no volveré a hacer. Y es todo tan triste. 

Así que ahí estaba yo, tirada en mi sofá, en ropa interior de leopardo llorando y tragándome los mocos para no tener que levantarme a por un kleenex echándole la culpa al universo de mi desdicha.

Y ante tanta tristeza, sólo me quedaba una cosa por hacer. Descargarme la app de how-old, la que te dice la edad que aparentas. Primero me descargué la danesa, la de Copenhagen, y esa no os la recomiendo, al tercer "la app no responde, ¿esperar? ¿informar?" la tuve que desinstalar, un engañabobos. Pero no desistí de mi brillante idea y acto seguido me descargué la segunda, para animarme, o despejarme las ideas porque si te dicen que aparentas más edad de la que tienes, del disgusto que te llevas dejas de amargarte la existencia en otras cosas que no sean las arrugas, la flacidez, las caídas etc etc. Quería saber a toda costa la edad que aparentaba así con mocos y todo para resurgir como el ave fénix o hundirme en la miseria más total. Y adivinad qué. ¡SÍ! Según la app, aparento menos años de los que tengo. Así que seguí llorando aunque con más alegría.
 
Hoy, ya es distinto, que es lo bueno de ser una veleta bipolar. Aquí, secuestrada en la biblioteca con un clásico del centro (no hay martes que no me falle ese bribón; claro que ayer lo admití  en mi instagram; nunca se sabe a quién vas a tener que recurrir el día de mañana, aunque sea a un psicópata) acabo de recordar por qué tenía tantas ganas de irme. Mañana probablemente sea otra historia.

Thank you so much and happy week!!! :))

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