martes, 30 de junio de 2015

Del estío

Me parece súper fatal que esta mañana al buscar en internet "ganador de masterchef 3" me pusieran quién iba a ganar el masterchef 3 de esta noche. Tan difícil es entender que hay cosas que por mucho que queramos decirlas, no hay que decirlas nunca, que por más que queramos saberlas, es mejor no salir nunca de la ignorancia. Como por ejemplo quién ganará masterchef 3 de esta noche. Y así de puaj empezó la que iba a ser mi última jornada en Macael. Y me encantaría ponerme trágica y que me embargara la emoción. Y mira que  tengo motivos de sobra. Como por ejemplo ese magnífico mortero que me han regalado como regalo de despedida después de insistir insistentemente (de leerme probablemente Gabo y Stephen King acaban de pegar un brinco en la caja) (con todos mis ceremoniosos respetos a sus pies siempre) (y que Stephen King no está técnicamente muerto) (pero es que me va a costar horrores dejarme el vicio de los adverbios en -mente aunque dicen que prescindir de ellos es la conditio sine qua non para devenir en un gran escritor) bueno pues que yo lo decía insistentemente, como soy yo, una pesada, pero nunca en serio, lo de que quería mi mortero de despedida, ya sabéis como soy, "es broma" "siempre", y conmigo han tenido siempre una paciencia infinita, y mira que les he dado motivos para no tenerla, pues han pillado y me lo han regalado. Sí. El mortero. ¡¡¡se puede ser más adorable!!!! y creo que nunca me van a tratar con tanto cariño en ningún otro sitio y que los voy a echar mucho de menos, independientemente del mortero, y no tiene nada que ver con mi culo, y es todo tan triste. Pero es verano. Y verano y tristeza son antitéticos. Jeje, tetas. Así que mi consejo de hoy en este inicio del estío es que si no estáis dispuestos a saber la verdad, no la busquéis en el google.

Feliz verano, ¡estaremos bien!

viernes, 26 de junio de 2015

La malota

Por eso, hasta 12 horas después de haber ingerido alcohol, el test de alcoholemia puede llegar a detectar rastros de alcohol en la sangre

Mierda. Si me tomé la última copa a las 5, eso significa que probablemente sigo borracha. Oé. Y eso explica este estado de ánimo excesivo.  Así que nótome tan contenta pese a que el despertador no me haya dejado dormir más de tres horas. Su señoría, prometo no volver a liarla así de parda. Si es que tampoco tiene una tantas ocasiones. No, su excelencia, no pretendo basilarle. Pero es que me voy pa'siempre. ¿Cuántas veces se va uno pa'siempre? Si yo le contara la pena que llevo dentro. Sí, ya lo sé, lo disimulo de cojones. Una que fue siempre un poco artista sabe usted. Es por la empresa. Eso y que aparentemente sigo borracha. Qué vergüenza y qué bochorno. Si sólo fueron dos copas. Y un granitín. Y yo que sabía que el granitín lleva ginebra. Bueno, sí, lo cierto es que lo sabía. Copas a cascoporro. Pero sea usted indulgente. Que canté el eres tú de mocedades hasta desgañitarme la garganta. Oé. Aunque lo mejor estaba por llegar. De esas cosas que una dice que le habría gustado hacer pero que no la dejarían nunca. Al menos en esta existencia concretamente. No. Eso no. Eso ya lo he hecho. Y eso también. Un montón de veces. Eso lo hago de lujo. Y no le basilo a usté. Empiezan a sonar los primeros acordes del bar Coyote. "¡Las mujeres tienen que subirse a la barra a bailar!" Y allá que voy corriendo, la primera o la segunda, a la carrera, cojo taburrete y súbome con las plataformas a la barra, es mi momento, por fin voy a cumplir el sueño de años ha de subirme a la barra de un bar, pese al vértigo, a Zas, al futbolín, a los hombres del dominó, a la noria, a la victoria, a la gloria, a las risas, a las plataformas, al alcohol, a la tristeza, a los adioses, al tiempo que se acaba, a pesar de todo, allí estaba yo, subida a la barra de un bar, con mis plataformas imposibles, sosteniendo el techo y el cielo a dos manos y dándolo todo. Lo resto ya es leyenda.

Y por todo lo expuesto anteriormente, sirva como atenuante, ruego a su señoría clemencia,

Muy agradecida siempre.


¡¡Feliz fin de semana!! ¡¡Besis!!

(Cualquier parecido con la realidad es absolutamente fictional y casual)

domingo, 21 de junio de 2015

Fin de curso

"mi abuela tenía una granja en Tottle Brook y solía decirme que Dios estaba en la lluvia".
(Valérie. V de Vendetta)



Tengo ahora mismo un nudo en la garganta, o en la boca del estómago, o en cualquier parte donde moleste tener un nudo que se va apretando cada vez que me paro a pensar en el poquito tiempo que queda para dar carpetazo a los últimos catorce años. Así que procuro no pensar.

Cierro los ojos. Lo primero en lo que me fijo es en el cielo cubierto de nubes negras encima de mi cabeza. Huele a caracoles y a hierba mojada incluso antes de que se ponga a llover. Estoy en el patio de la escuela, la escuela Jean Jaurès, en Saint-Priest. Es un patio grande y abierto, muy abierto. En la esquina de la derecha está la caseta y la cerca de los conejos, y bordeando la línea del fondo están las pequeñas parcelas de tierra a modo de minúsculos huertos que hemos plantado con nuestro maestro de CM2, Mr Zombardi. Una alambrada separa nuestros jardincillos de los campos de cultivos que lindan con la escuela. Es el último día de clase, mi último día en Jean Jaurès y el  cielo está encapotado. ¿Y por qué lo recuerdo? Porque lo recuerdo desde siempre, desde la primera vez que levanté los ojos al cielo y me pregunté por qué el cielo se ponía gris el último día de clase.

Tengo el estómago encogido por culpa del nudo. Después de tantas despedidas sé que hay cosas, personas, momentos que no volverán a repetirse y lo que estoy a punto de perder para siempre, por insignificante que sea, me produce una enorme desazón.

Cierro los ojos de nuevo. Estoy en el aparcamiento donde los autobuses privados del Colegio Jeanne d'Arc de Genas Azieu descargan a las alumnas cada mañana y las recogen cada tarde, el mismo lugar donde aquel primer amor loco e intenso me había dado un cabezazo entre dos autobuses unos meses antes. Y me había quedado quieta, paralizada, sin poder hacer nada. Pero había sentido una enorme vergüenza por todas aquellas miradas que habían asistido con avidez al espectáculo a través de los cristales de los autocares. Una hilera de árboles altísimos me había acompañado durante cuatro años hasta el edificio central. No podría recordar ahora si eran tilos, hayas, plátanos o robles, pero eran altísimos y frondosos y majestuosos y hermosos. La encontré en el facebook. Era imposible que olvidara su cara, era ella. Pero me di cuenta también que hacía tiempo que aquella tía que tanto daño me había hecho había dejado de tener cabida en mi existencia. Levanto la mirada. El cielo está encapotado o debe estarlo a la fuerza porque es el último día del curso de troisième y ya no volveré.

Me gustaría estar en el momento en que la ausencia haya dejado de doler, cuando todo haya pasado, tengo miedo a los días de tristeza que me quedan por delante.

Cierro los ojos. Estoy en la puerta del instituto Charles Foucauld. He ido a vender mis libros de Terminale. Es la última vez que asistiré a aquel trueque. Me despido de mis compañeros. Dentro de unos días me marcharé de aquella vida. No volveré a verlos nunca, lo sé. Es difícil coincidir con nadie a 1500 kilómetros de distancia. Es difícil incluso a 20 kilómetros. El cielo encima de nosotros debe estar gris tirando a negro pero la calle no huele a caracoles. En las ciudades la lluvia no huele como en los pueblos, huele a agrio, no huele bien. Lloverá dentro de poco porque es el último día del curso y es imposible que sea de otra manera.  


miércoles, 17 de junio de 2015

Titanic

Día 16 de junio. Sigo sin poder escribir poemas a partir de una palabra. Estaba pensando en pistachos y nada. Si la felicidad pudiera medirse en momentos, supongo que el día de ayer fue uno de esos. Y para celebrarlo hice tartas de chocolate, muchas tartas de chocolate, la tradicional tarta de chocolate de la familia, desde que mamá consiguió aquella ficha de cocina coleccionable donde venía la receta y decidió ponerla en práctica. Y yo en su momento también les pasaré la fichita a mis niñas. Y por ser receta familiar casi que me cuesta compartirla con nadie. No es que casi me cueste, es que lo evito descaradamente. Sí. Hice muchas tartas. Tantas como masa cabe en un barreño de diez litros. Y es que las alegrías que te dan los hijos sólo son cuantificables en momentos de felicidad y en tartas de chocolate de la receta de la ficha secreta de la familia. Pero "hélas" los momentos como así lo indica la palabra son espacios de tiempo cuantificables y como todos los espacios cuantificables tienen un principio y un final.



Día 17 de junio. El día de las quiches lorraines. Y eso nos traslada al día de hoy, uno de esos días en los que de pronto dos palabras se encuentran en tu cabeza y te golpean. Verso en rama. Claro que eso sucede más o menos cuando le da la gana y cuando eso sucede, lo único que quieres es salirte del mundo. Pero claro, tenemos tarde de evaluaciones, así que habrá que esperar a después. Y cuando te alegras de llegar antes a casa para dedicarte a esas dos palabras que te han golpeado hace un rato entonces aparece la niña y te enseña el papelito que le ha dado la maestra donde dicen sugieren animan a que las mamis participen en el día de la interculturalidad cocinando un plato internacional. Mami, la Doa va a llevar un plato pakistaní, y la Jazmín un plato holandés y Estefanía y Abel platos rumanos. Y miras a la niña y piensas en tus dos palabras y en las ganas que tienes de quedarte con ellas y de darles vueltas al infinito y sabes que habrá un día en que irremediablemente no puedas cumplir con las expectativas de la niña y que ese día marcará el principio del fin o el principio de los reproches al infinito por el que todos los padres hemos de pasar tarde o temprano. Pero ese día todavía no ha llegado nena y súpermami te va a hacer une quiche lorraine porque es francesa, franchuta, gabacha o gaba como le decían en la facu, y porque si la hubieran avisado con dos días de antelación habría hecho los diez litros de tarta de chocolate de la ficha secreta dos días después,  total, pero no pasa nada, nada que no tenga que ver con los moldes de los chinos y el pinche cocina que en lugar de dos, hemos hecho casi cuatro, porque la primera se ha pegado, y la tercera pues, que son las 23:25, hay una masa quebrada amorfa esperando a medianoche para salir de la basura y estamos todavía vigilando el horno para que no se queme el último intento de quiche. Para la segunda niña. Pero estamos bien.

Y no sé por qué pero me ha venido a la mente la otra noche en la que estábamos cenando en El Rinconcillo, que es como cenar fuera del mundo y cómo de pronto aquella frase me golpeó porque a mí las frases y las palabras me golpean.

Y mientras se hundía el Titanic, nosotros seguíamos tocando.

¡¡¡Buenas noches!!! ¡¡Muac muac muac!!






Versos en rama

Boca que tiembla, ojos que callan,
Llantos de lluvia color de agua
Gotas de amor que se derraman
Y que se arrollan entre las ramas.

De las ramas de los versos
Se derraman unas gotas
Gotas del dolor intenso
De un alma que está rota.

Rota por fuera
Muerta por dentro
Sangra la rama
Que daba versos.

Llueve
Llanto
Grita 
Alma
Calla
Hiere
Muere
Y mata



Corrió una gota sobre la rama y de su agua brotó un verso.



viernes, 12 de junio de 2015

La madre

Coche aparcado en doble fila frente al pabellón de deportes con las luces de emergencia puestas, ventanilla abierta que deja salir las melodías de los 40 Principales, y asiendo fuerte el volante, ahí está sentada la madre, quieta, esperando, con la mirada perdida no se sabe donde. Dos lagrimones corren por sus mejillas. No son dos lagrimones, son dos ríos de lágrimas que no cesan de caer. Y es que es la última sesión de kárate de las niñas con el sensei Pepe. Se ha dado cuenta ahora. Y todo lo que suene a último va a resultar muy duro para la madre. Menos el momento de perder de vista a las zorras, ese le va a importar cojón y medio. Pero, y todo lo demás, ¿qué? ¿Cuánto tiempo va a durar este calvario? Siente pánico hacia las despedidas. Es sólo una fobia más que añadir a la lista actual de fobias. No, si un psiquiatra se haría de oro con ella. Si no fuera por ese terror que siente por los ansiolíticos y es que la gente se queda tocada con las drogas que lo ha visto ella. Y además está lo sentimental que se pone y que nunca supo reprimir las lágrimas. Tanto es así que hace un rato no ha querido asistir a la entrega de diplomas porque sabe perfectamente que habría sido incapaz de reprimir el llanto. Prefiere llorar en el silencio de su asiento amenizado por los 40 Principales. Lo de sentimental le viene de familia. De parte de padre. El sensei Pepe ha sido muy bueno. Esperemos al menos que la despedida no les cause ningún trauma a las niñas. De pronto como un vendaval se llena el coche de voces infantiles. La madre se limpia como puede los ojos. "¡¡Por fin la última clase de kárate!!" "¡Quiero ir al parque!" "¿Y no os ha dado pena???" "¿Pena?" "¡Al menos os habréis despedido como Dios manda!" "Buenoooo, seeeeh..." Entra el padre. "Pero ¿es que no se han despedido de Pepe?" "Buenooo, a su manera..."

Y las lágrimas dejaron de fluir de golpe dando paso a la indignación de tener unas niñas de corazón tan duro. Le habrán salido al padre.

jueves, 11 de junio de 2015

A tu mata de pelo

A tu mata de pelo enroscada en mis dedos mientras dormías


Tu mata de pelo negro
Del negro del azabache
de tus pestañas quietas
Que guardan ferozmente
Dos gemas inquietantes
De color agua amarga;

Dormías a mi lado,
Al lado de mi cara,
Cama de colchón de mies,
Con perfume  a azahar
A tomillo y a romero
A canto de la cigarra.

Tu mata de pelo negro
Contrastaba con tu piel
Piel de color de leche
Leche de coco y canela
Sudor a limón y sal;
No quise despertarte.

Enroscaba con pereza
Las caracolas finas
De tu larga melena
Mientras tú dormías
Y que tu pelo siguiera
Haciéndome cosquilla, 


Aquella noche aciaga
En la que tú y yo yacimos,
Retorciéndose tu cuerpo
Y tu melena suelta
De tirabuzones negros
Envueltos en tormenta.










sábado, 6 de junio de 2015

Cosas que hacen las mujeres cuando están solas

Cuando leí aquel artículo en mi facebook, (sí, lo sé, es simplemente increíble la cantidad de información que se puede recabar en el facebook) sentí espanto. De las diez cosas que las mujeres supuestamente hacen cuando están solas ocho parecían sacadas de una peli pastelosa sobre princesitas disney organizando una pyjama party. ¿Cantamos? ¿Bailamos? ¿Declamamos frente al espejo??? 
¿En serio?

Lo primero que hacemos las mujeres cuando nos quedamos solas es ponernos cómodas: fuera refajos, cinturones, pantalones vaqueros prietos, camisetas ceñidas, fulares (foulards), cuellos roulés, medias que dan picores, calcetines oprimidores de tobillos, tangas astringentes etc etc. 

Una vez cómodas, pasamos al paso siguiente que es exactamente lo que no podemos hacer cuando hay gente delante. Sí. Pensar mentalmente en todos los hidratos de carbono y bolsas de grasas hidrogenadas que podamos hallar en casa  y trazar un menú de cómo racionarlas para ponernos hasta el culo de calorías. Y lo bueno de que nadie nos vea comiéndolas es que lo que no se ve, no cuenta, o sea que esas calorías jamás han existido y por consiguiente tampoco engordan. Sencilla regla de tres. 

Cuando nos hemos puesto hasta el culo de chocolate y de gusanitos, con el estómago lleno se piensa mucho mejor, caemos en la cuenta de que de verdad podemos hacer todo aquello que no nos dejan hacer en público. Y eso sólo significa una cosa: PORNO. Pero no porno cualquiera, que ese ya está muy visto, sino PORNO RARO. O lo que es lo mismo para una chica hetero o bis o les: PORNO GAY. 
Es- es- es- monótono. 

Limpiar. La culpabilidad de haber perdido el tiempo viendo porno gay nos lleva a intentar adecentar un poco nuestro entorno por eso de que nadie nos pueda achacar que nos hemos pasado la tarde entera tiradas en el sofá. ¿Y por qué? ¿Por qué no podemos las mujeres tirarnos la tarde sin hacer absolutamente NADA??

Bueno, en un cuarto de hora hemos conseguido hacer lo que tardamos una hora con público. ¿Y ahora qué hacemos? Aburrimiento total visita al facebook, visita al facebook visita a nuestros contactos, visitas a nuestros contactos- y de pronto sin saber muy bien cómo nos vemos inmersas en un tsunami stalkeador irrefrenable que nos obliga a teclear nombres verdaderos y nicknames en la barra del chrome buscando indicios que vengan a corroborar la historia que poco a poco va tomando forma en nuestra cabeza y que normalmente tiene que ver con cuernos y tríos y ex y más ex etc etc.

Ya está, ya hemos agotado todas las líneas de investigación que nos podría ofrecer el google (¿para cuándo una app que nos deje leer conversaciones ajenas??? Esa sí la petaría, y no es por cotillear a nadie en el fondo ni para hacer daño, sólo para salir de dudas de si somos buenas intuyendo vidas ajenas o si simplemente estamos desquiciadas), y como nadie nos da bolilla por el messenger, ni por el whatsapp, ni por el Line, ni por el Telegram, ni por el Skype, sólo nos queda una cosa por hacer. Y no, no es cantar bajo la ducha ni declamar ante el espejo ni pintarnos ni hacernos peinados, eso lo hacen las niñitas de 8 años, no, así no se plantea la cosa; cogemos el móvil, nos echamos una foto sexy con morritos, miramos la foto sexy con morritos,  y de repente ¡Dios mío! ¡qué espanto! ¡con razón me va como me va si soy un monstruo!!! ahora me arrepiento de las 2.000 calorías fantasmas que he ingerido hace dos horas, soy un monstruo, una ballena, una foca monje, fea y vieja y espantosa- y entonces y sólo entonces es cuando nos liamos a pintarnos y a peinarnos hasta lograr en la penumbra un selfie morritos sexy medio en condiciones. 

Et voilà. Esto señores es lo que hacemos la mayoría de las mujeres cuando estamos solas. O no. ;)

¡¡Feliz fin de semana!!!



Poesía

De día nos cruzábamos sin mirarnos, cada cual a su vida, dos perfectos extraños, y aún hoy en la distancia me pregunto si supo alguna vez de mi existencia, si hubo algún momento en el que ocupó conmigo su pensamiento.


Ahora bien de noche, cada noche de aquel tiempo, volvía a mí con deseo y me follaba en poesía.




miércoles, 3 de junio de 2015

De l'inspiration oh là là

Que sí, que me ha dado por escribir versos en francés. No me preguntéis el porqué, son ellas las que me eligen, y no al revés. Estás corrigiendo un montón de exámenes que tienes atrasados, exámenes insulsos de un día insulso tirando a gris soleado sin nada que destacar, ni siquiera el mismo ruido insulso de siempre, ah sí, perdón, hace un momento has estado hablando de copas con las chicas, A, B o C, te has desatado un botón del escote, que no sabes por qué no se puede enseñar canalillo en un instituto de secundaria, pero al parecer no se puede, sólo a las friends,  y te ha parecido tan hermoso que has tenido ganas de echarle una foto y subirla a la cuenta  @todotetas.com del instagram. Pero como siempre, has recordado que con tus followers lo ibas a tener un poco complicado. Sería divertido sin embargo. Estás corrigiendo esos exámenes insulsos pensando en el escote y en el ruido ambiental que te resulta cada día más insignificante y de pronto surge una frase de la nada. 

Je me meurs lentement de souffrance et de peur

Y el corazón te da un vuelco, es un subidón, de pronto sabes que el día no habrá pasado en vano y los ojos se te llenan de lluvia y nadie se ha dado cuenta. Pero a la vez sonríes. Has vuelto a recibir la visita de las hadas de los versos. Puedes implorarlas durante días y semanas, vienen cuando quieren. Y tienen el poder de transformar la angustia y la soledad en sueños.


Y eso es extraordinario.

L'oubli

Je me meurs lentement 
De souffrance et de peur
De te perdre
Tu m'oublies, tu me laisses
Ici seule
Et je meurs de tristesse
Les sanglots se défont 
Dans la gorge
Et mon coeur dégoûté
Se débat dans sa fosse
Et je crie, et je gueule
Comment c'est d'oublier???
Je t'en supplie, ne m'laisse pas
Aime-moi!
Et je pleure, et je meurs
De souffrance et de peur.
El l'abîme de la peine
Me fait proie et m'engouffre
De sa haine
Je ne suis plus
Je fus presque
Une fois
Et je pleure, et je meurs
De tristesse et de peur... et d'amour.

martes, 2 de junio de 2015

How-old

Nunca me habían agobiado los lunes, de hecho no me disgustaban los lunes... que no, que me encantaban los lunes, nunca entendí la fobia que sentía la gente con respecto a los lunes y me solidarizaba con los deuterofóbicos pues por no parecer rara ni tonta, sin sentirlo realmente, pero mis buenos días eufóricos me delataban cada lunes por la mañana.

Hasta ayer. Cuando caí en la cuenta de que sólo me quedaban cuatro. Y así fue por lo que me tiré la mañana del lunes 1 de junio a cara perro, y la tarde del lunes 1 de junio en el sofá después de la reunión de mamis de infantil armadas con pistolas de silicona  para fabricarles caseramente los birretes a nuestros angelitos que se nos gradúan (5 años de infantil ya) llorando como una magdalena con mi ropa interior de leopardo (¡mi primer sujetador leopardo! No sabéis lo sexy que puede llegar a ser la ropa interior con estampado de leopardo, tanto que creo que no volveré a usar otro tipo de ropa interior!!) y tapada con una mantita.

Es que estaba llevando demasiado bien esto de irme. Con lo melodrámatica que he sido siempre. Por parte de la familia de mi padre. Pero ahora que se acaba, caigo en la cuenta de que mi vida era perfecta y que cuando por fin estaba todo en su sitio pillo y lo meto todo en cajas  y me lo llevo a otra parte. Y no es que no tuviera mis cosas y mis problemas aquí como todo hijo de vecino, el vecino era uno de esos problemas, pero lo estaba llevando todo tan bien. Y el futuro ahora es tan incierto. Y está el hecho de que cada cosa me recuerda lo que no volveré a hacer. Y es todo tan triste. 

Así que ahí estaba yo, tirada en mi sofá, en ropa interior de leopardo llorando y tragándome los mocos para no tener que levantarme a por un kleenex echándole la culpa al universo de mi desdicha.

Y ante tanta tristeza, sólo me quedaba una cosa por hacer. Descargarme la app de how-old, la que te dice la edad que aparentas. Primero me descargué la danesa, la de Copenhagen, y esa no os la recomiendo, al tercer "la app no responde, ¿esperar? ¿informar?" la tuve que desinstalar, un engañabobos. Pero no desistí de mi brillante idea y acto seguido me descargué la segunda, para animarme, o despejarme las ideas porque si te dicen que aparentas más edad de la que tienes, del disgusto que te llevas dejas de amargarte la existencia en otras cosas que no sean las arrugas, la flacidez, las caídas etc etc. Quería saber a toda costa la edad que aparentaba así con mocos y todo para resurgir como el ave fénix o hundirme en la miseria más total. Y adivinad qué. ¡SÍ! Según la app, aparento menos años de los que tengo. Así que seguí llorando aunque con más alegría.
 
Hoy, ya es distinto, que es lo bueno de ser una veleta bipolar. Aquí, secuestrada en la biblioteca con un clásico del centro (no hay martes que no me falle ese bribón; claro que ayer lo admití  en mi instagram; nunca se sabe a quién vas a tener que recurrir el día de mañana, aunque sea a un psicópata) acabo de recordar por qué tenía tantas ganas de irme. Mañana probablemente sea otra historia.

Thank you so much and happy week!!! :))