miércoles, 18 de febrero de 2015

El colchón

Llevo cuatro días que no duermo en mi cama cama. Pero en serio, no había dormido en ninguna como la de anoche. Y mira que he dormido sobre muchos colchones. Cómo puede un ser humano descansar en esa cama. ¡Me he levantado con el cuerpo tan destrozado que me he tenido que tomar un ibuprofeno con el café! Deslomada completamente. Al acostarme ya me costó pillar una postura medio normal en la que no se me clavara ningún bulto pero estaba tan agotada que creo que pasé de los bultos y me dormí en seguida. Y así he amanecido. Destrozada. Como si el colchón hubiera practicado el punching-ball con mi cuerpo toda la noche. Ya verás tú como al final me salen cardenales.

Así que esta noche exijo recuperar mi cama, mi colchón mullido, el que me conoce y que me adora, el que me cuida, y tenerlo toda la noche para mí solita, y mi cuerpo compungido. Después de esta noche me lo merezco. Seriamente. 

Por cómo ha empezado, este día no pinta nada bien.

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