lunes, 13 de octubre de 2014

La otra

Mientras mis amigas quedaban los viernes por la tarde en la puerta del cine con sus ligues de turno, yo me pasé la adolescencia agachada en la banqueta trasera de coches de segunda mano practicando felaciones. A veces en esos coches había más de uno. A veces alguno se dejó llevar y me hizo algo más. Por las noches a solas en la cama intentaba toda clase de imprecaciones para invocar a un íncubo que sólo me quisiera a mí. Puede que me equivocara entonces con lo que es el sexo o el deseo y que me hiciera daño a mí misma sin saberlo pero creo que simplemente esa fue la única manera que hallé de sentir un poco de eso que las demás llamaban "amor".

Hasta que me enamoré de verdad. Además estaba segura de haber acertado. Nadie más que yo podría haberse fijado en alguien como él. Nos hicimos muy amigos. Prácticamente inseparables. Siempre que me necesitaba, yo estaba ahí para él. Jamás podrá reprocharme la más mínima deslealtad. Hice todo lo que me pidió y más. 

Y un día apareció ella en su facebook. Ella y sus fotos monas en las que siempre salía estupenda, siempre comentando sus publicaciones, con sus smileys sonrientes, sus guiños virtuales, sus besitos. Y tonta de mí no lo vi venir. Tendría que haber sospechado en seguida, en cuanto no quiso explicarme quién era ella y solamente me contestó con una sonrisa boba. Quise creer que se trataba de un contacto más. Estaba tan segura de no haber cometido ni un solo error. Poco a poco dejó de hablarme por whatsapp. Yo me inventaba mil excusas que lo disculparan. Me quedaba mirando como seguía "en línea" pero ya apenas me contestaba con monosílabos y siempre era yo la que le mandaba sus primeros mensajes y también los últimos. Un día plantó su estado de "enamorado" en el facebook. Por un microsegundo guardé la esperanza de que era de mí pero me di cuenta de que no y en ese instante creí morir. 

Lo hice todo perfecto, no sé en qué pude fallar. Aunque he logrado ocultar lo que siento, cuando los veo juntos me entran náuseas- me parece tan injusto. Tiene que haber una forma de acabar con ella. Debe haberla. Y entonces volverá a mí.

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