miércoles, 26 de febrero de 2014

Microrrelato de anoche

Las 11:33 de la noche. Se envolvió en su suave bata de terciopelo color camel. Había llegado el momento de su última cita con la noche antes de acostarse. Se dirigió a la mesa del comedor sobre la que había tirado su bolso unas horas antes como era su costumbre. Ella era una chica de costumbres desordenadas, pero no dejaban de ser costumbres al fin y al cabo. Cogió un cigarro de la caja dorada que guardaba en el bolso. Y luego se fue hasta la puerta del patio. ¿Cómo se encontraría la luna hoy? Hacía unos días que no le prestaba demasiada atención pero hoy se sentía selenita. Llevaba una sonrisa que quienes la conocían habrían definido como pícara. Pero nadie que la conociera la estaba viendo ahora. Y sí, era pícara. Porque esta noche, mientras fumara el último cigarro de su noche, compartiría con la luna pensamientos de versos y palabras y escritos tan extraordinarios que sentía que por primera vez algo colmaba su imaginación y sus anhelos hasta ahora sedientos. Abrió la caja de cerillas-

y con un suave tintineo quedaron todas desparramadas por el suelo, que es lo que tiene abrir una caja de cerillas del revés. Y de golpe Cenicienta volvió al planeta Tierra en su estado original de mamá en casi guatiné que había soñado por un momento que era musa pero como todos sabéis, las musas no se agachan para tantear el suelo de sus patios en la penumbra en busca de una de las cerillas que acaba de derramar.


No son buenos días, pero haremos un esfuerzo! Así que buenos días!!! :))

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